Resumen De Teorias Freudianas

Formulaciones sobre los dos principios del acaecer psíquico (1911)

Toda neurosis tiene la tendencia de expulsar al enfermo de la vida real. El introducir el proceso de la represión en la génesis de la neurosis nos ha permitido discernir ese nexo. El neurótico se extraña de la realidad objetiva porque la encuentra insoportable. El tipo más extremo de este extrañamiento se evidencia en la psicosis alucinatoria.

Principio del Placer

Tendencia de la actividad psíquica a ganar placer y a retirarse de los actos que puedan provocar displacer (represión).

Principio de Realidad

Suponiendo ahora que el estado de reposo psíquico fue perturbado inicialmente por las imperiosas exigencias de las necesidades internas. En ese caso, lo pensado fue puesto de manera simplemente alucinatoria. Solo la ausencia de satisfacción esperada trajo por consecuencia que se abandonase ese intento de satisfacción por vía alucinatoria. En lugar de él, el aparato psíquico debió resolverse a representas las constelaciones reales del mundo exterior y a procurar la alteración real.

Realidad objetiva –actos o impresiones displacenteros - desmentida (represión) - pensamiento alucinatorio – ausencia de satisfacción esperada – representación de lo real.

Consecuencias del establecimiento del principio de realidad

Los nuevos requerimiento obligaron a una serie de adaptaciones del aparato psíquico:

Al aumentar la importancia de la realidad exterior cobró relieve también la de los órganos sensoriales dirigidos a ese mundo exterior y de la consciencia acoplada a ellos, que, además de las cualidades de placer y displacer, aprendió a capturar las cualidades sensoriales. Se instituyo una función particular, la atención. Es probable que simultáneamente se introdujese un sistema de registro (memoria).

En lugar de la represión, surgió el fallo imparcial que decidiría si una representación determinada estaba o no en consonancia con la realidad.

La descarga motriz se la uso para alterar la realidad con arreglo a fines. Se mudo en acción.

Una clase de actividad del pensar se escindió; ella se mantuvo apartada del examen de realidad y permaneció sometida únicamente al principio del placer. Es el fantasear.

Las pulsiones sexuales se comportan primero en forma autoerótica; de ahí que no lleguen a la situación de la frustración, -esa que obligo a instituir el principio de realidad.

Así como el yo-placer no puede más que desear, trabajar por ganancia de placer y evitar el displacer, de igual modo el yo-realidad no tiene más que aspirar a beneficios y asegurarse contra perjuicios.

La educación puede describirse como incitación a vencer el principio del placer y a sustituirlo por el principio de realidad.

El arte logra por un camino peculiar la reconciliación de los dos principios.

Mientras el yo recorre la trasmudación del yo-placer al yo-realidad, las pulsiones sexuales experimentan aquellas modificaciones que las llevan desde el autoerotismo inicial, pasando por diversas fases intermedias, hasta el amor de objeto al servicio de la función de reproducir la especie.

El carácter más extraño de los procesos inconscientes (reprimidos), resulta enteramente del hecho de que en ellos el examen de realidad no rige para nada, sino que la realidad del pensar es equiparada a la realidad efectiva exterior.

“Lo inconciente” (1915)

todo lo reprimido tiene que permanecer inconsciente, pero quiero dejar sentado desde el comienzo que lo reprimido no recubre todo lo inconsciente. Lo reprimido es una parte de lo inconsciente.

1.-Justificación del concepto de lo inconsciente:

Este capítulo parte con la premisa de que lo inconsciente es necesario y es legítimo, y poseemos numerosas pruebas a favor de la existencia de lo inconsciente.

Actos conscientes quedarían sin conexión e incomprensibles si nos empeñásemos en sostener que la conciencia por fuerza a de enterarse de todo cuando sucede en nosotros en materias de actos anímicos,.

Atendiendo a todos nuestros recuerdos latentes, sería inconcebible que se pusiese en entredicho lo inconsciente.

Anímico inconsciente o como físicos esos estados de la vida anímica de innegable carácter latente, amenaza terminar en una disputa terminológica.

La obstinada negativa a admitir el carácter psíquico de los actos anímicos latentes se explica por el hecho de que la mayoría de los fenómenos en cuestión no pasaron a ser objeto de estudio fuera del psicoanálisis.

Dentro del psicoanálisis no nos queda, sino declarar que los procesos anímicos son en el si inconsciente y comparar su percepción por la conciencia con la percepción del mundo exterior por los órganos sensoriales.

2.- La multivocidad de lo inconsciente, y el punto de vista tópico:

Lo inconsciente abarca, por un lado, actos que son apenas latentes, inconscientes por algún tiempo, pero en lo demás en nada se diferencian de los conscientes.

La descripción de los diversos tipos de actos psíquicos, prescindiésemos por completo de que sean conscientes o inconscientes.

Un acto psíquico en general atraviesa por dos fases de estado, entre las cuales opera como selector una suerte de examen (censura). En la primera fase él es inconsciente y pertenece al sistema Icc; si a raíz del examen es rechazado por la censura, se le deniega el paso a la segunda fase; entonces se llama reprimido y tiene que permanecer inconsciente.

En atención a esta susceptibilidad de conciencia llamamos al sistema Cc también el preconsciente.

La trasposición original, consistes en un cambio de estado que se cumple en idénticos materiales y en la misma localidad. La actividad del alma se liga con la función del cerebro como no lo hace ningún otro órgano. La localización de los procesos anímicos, todos los esfuerzos por imaginar las representaciones almacenadas en las células nerviosas y la circulación de las excitaciones por los “haces de nervios”.

La cancelación de la represión no sobreviene hasta que la representación consciente, tras vencer la resistencia, entra en conexión con la huella mnémica inconsciente. Solo cuando esta última es echa consciente se consigue el éxito.

3.- Sentimientos inconscientes:la oposición entre conciencia e inconsciente carece de toda pertenencia respecto a la de la pulsión. Una pulsión nunca puede pasar a ser objeto de la consciencia. Solo puede ser la representación que es valga la redundancia su “representante”. Ahora bien, tampoco en el interior del inconsciente puede estar representada

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