Seis principios de psicología

El desarrollo psíquico del niño que inicia al nacer y concluye con la edad adulta, consiste esencialmente en una marcha hacia el equilibrio. Para entender la organización de la actividad mental se estudian las diferentes estructuras desde 4 aspectos: motor o intelectual, afectivo, individual y social.  Se identifican 6 estructuras construidas de forma sucesiva en el desarrollo: 1.- Reflejos. 2.- Primeros hábitos motores. 3.- Inteligencia sensorio-motriz o práctica. 4.- Inteligencia intuitiva. 5.- Operaciones intelectuales concretas y 6.- Operaciones intelectuales abstractas. En el proceso de equilibración se constata la presencia de las acciones que son movidas por una necesidad, y a las necesidades se les considera como una manifestación de desequilibrio. La forma general de las necesidades en todas las etapas responde a un proceso de “asimilación” y “acomodación”, que en su conjunto logran un proceso de “adaptación” o equilibrio psíquico.

El proceso del recién nacido hasta el lactante, es un periodo que va del nacimiento a la adquisición del lenguaje. Se marcan tres estadios importantes de esta etapa: 1.- Reflejos: que responden a tendencias instintivas. 2.-Organización de las percepciones y hábitos: que se integran desde el ciclo reflejo repetitivo y  3.- Inteligencia Sensorio-motriz: que lleva a la manipulación de objetos. Inteligencia práctica.

Con la primera infancia de los dos a los siete años en conjunto con el lenguaje, se adquiere la capacidad de reconstruir acciones pasadas y anticipar acciones futuras mediante la representación verbal. Hay tres consecuencias esenciales de este proceso: 1.- Socialización de la acción: que permite el intercambio de ideas. 2.-La generación del pensamiento con la interiorización de la palabra: pasa de ser un acto sensorio-motriz al pensamiento en sí, bajo la influencia del lenguaje y la socialización. 3.- La interiorización de la acción que repercute en la acción de la intuición: interioriza las percepciones y los movimientos en forma de imágenes representativas y de experiencias mentales.

En la infancia, específicamente de siete a doce años, se manifiesta el progreso de la conducta y de su socialización, con la capacidad de cooperación y comprensión del punto de vista ajeno. Los progresos del pensamiento son también tangibles con la aparición de la explicación por identificación y reducción; así como también se presentan las operaciones  

de segmentación y partición, los desplazamientos por concentración o separación, los principios de conservación y las nociones de permanencia.

Culminando esta etapa, surgen las operaciones racionales, (entendiendo que una operación es una acción cualquiera cuya fuente es siempre motriz, perceptiva o intuitiva,) que  mueven al niño a las operaciones lógicas, aritméticas, temporales, mecánicas.  Las acciones se vuelven operatorias desde el momento en que dos acciones del mismo tipo pueden componer una tercera acción que a su vez, son reversibles. El niño logra la constitución de la lógica y estructuras: “concretas”.

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