Ser Mexicano

Justo hace un momento revisaba mi correo electrónico y ví una promoción que enviaba la Librería Gandhi, el asunto hacía la siguiente pregunta: “¿Qué significa ser Mexicano?”.

¿Y qué significa? Jamás me había detenido a pensar una respuesta trascendental o significativa, pero si alguien me la había hecho seguro respondí que “Ser Mexicano es sentirte parte de México, es amarlo, aceptarlo, defenderlo, sentirse orgulloso de esta nación tan bella, tan rica en recursos, cultura, historia. Poseedora de tantos tesoros, comidas, costumbres, música. Ser Mexicano es valorar lo que tenemos, disfrutarlo”.

A propósito de las fiestas patrias recuerdo cuando era pequeña los 15 de septiembre mi Abuela y todos los vecinos iban al parque a escuchar el grito o siempre que había mundial de futbol y jugaba México mi Papá nos hacía ponernos de pie cada que sonaba el Himno Nacional.

Ser e Identidad del Mexicano.

De acuerdo al tema de la clase, todas las culturas Mesoamericanas han conformado la unidad de lo que somos los mexicanos, tan diversos y plenos como los demás países hermanos.

El término Mesoamérica hace referencia al área que habitaron diversos pueblos y que corresponde a una gran parte del territorio actual de México y Centroamérica. En dicha área se compartió una visión muy similar del mundo, el hombre, el sentido de la vida, la muerte, el destino y otras nociones más.

León Portilla (Los Antiguos mexicanos a través de sus crónicas y cantares, 1988) establece que el término persona en Europa occidental, es una consecuencia de una lenta formación que más adelante poseerá connotaciones psicológicas, jurídicas y sociales. Para los romanos, el término hacia referencia a las máscaras que usaban los actores en obras de teatro, se supone que los actores cubrían su rostro con las máscaras para interpretar su papel; con el paso del tiempo el término se trasladó al campo jurídico para hacer referencia a un sujeto moral poseedor de conciencia y responsable de sus actos.

La cultura Náhuatl desarrolla un concepto a fin al término. El significado se refleja en la expresión "rostro-corazón" (in ixtli in yollotl). Se trata de una configuración de la lengua que comporta toda una fisonomía mental.

“Hablaré a vuestro rostro, a vuestro corazón” o bien “vuestro rostro y vuestro corazón lo sabían”, también “hacer sabios los rostros y firmes los corazones” o “dueños de un rostro, dueños de un corazón”.

Como me decía alguna vez mi Maestra de Taller de Lectura y Redacción en la Preparatoria, “si puedes designar algo con dos frases, no lo afirmes con una”. Y estas expresiones recurrentes en la literatura náhuatl señalan que los hombres y las mujeres de aquella época eran educados en torno a un ideal supremo que queda simbolizado en el rostro y corazón. Donde el rostro parece indicar la fisonomía de cada individuo. El corazón, su aspecto dinámico. Entiendo entonces que la perfección del rostro yace en la sabiduría y la del corazón, en la rectitud  o firmeza. En otras palabras, desde la perspectiva náhuatl, se tiene el ideal de formar “rostros sabios” y “corazones firmes”; o sea, forjar a través de normas morales y de un sistema educativo hombres buenos que lleven una vida digna, para con ellos mismos y para con los demás.  Pero ¿cómo se llega a ser dueño de un rostro y de un corazón? 

El Ser del Mexicano.

A inicios del siglo pasado, en México se incrementó notablemente la reflexión acerca de temas que buscaban poner en claro aspectos de nuestra identidad.

La cuestión que permanecía constante en las mentes de los intelectuales estaba dirigida hacia el nacionalismo: ¿Quiénes somos?, ¿Cómo somos? y ¿Cuál es la esencia del ser del mexicano?

Samuel Ramos, uno de los pensadores más destacados en el tema, hace un estudio de la psicología del ser mexicano sin adornos ni matices que puede empeñar a la verdad no con el propósito  de denigrar al mexicano sino con la sana intención de  que se conozca se acepte y aprenda a vivir en su realidad considerando la importancia que reviste decirle al mexicano cuales son sus rasgos perjudiciales para que pueda evitarlos porque nadie se corrige si no conoce sus errores.

Basado en la psicología de Alfred Adler, Samuel Ramos sostiene  que el mexicano con su actitud manifiesta  un complejo de inferioridad que expresa cuando:

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