TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

Allison Catalina Calle Chamorro. 7mo Semestre de Psicología Clínica.

TERAPIA COGNITIVO CONDUCTUAL EN NIÑOS Y ADOLESCENTES

En el presente ensayo se pretende abordar las generalidades de la terapia cognitivo conductual en una población tan importante como lo son los niños y adolescentes, para eso es importante partir del concepto general de la Terapia Cognitivo Conductual. Polo y Padilla (2011), manifiestan que la Terapia Cognitivo Conductual es un modelo que puede combatir o mejorar la vida mental de personas con diversos trastornos mentales, donde ayuda al paciente a que cambie sus pensamientos, emociones, conductas disfuncionales por otras más adaptativas para combatir su malestar.

En el caso de los niños, esta terapia no será la misma que para los adultos, puesto que se trabajará la conducta y por ende la cognición. Partiendo de los fundamentos de Piaget y Bandura para la psicoterapia en la niñez y adolescencia. Piaget estudiaba a los niños para comprender a los adultos, pues creía que el desarrollo cognoscitivo se basa únicamente en los cualitativos de los hechos y de las habilidades, sino en cómo evoluciona la organización del pensamiento, además propuso que el desarrollo cognoscitivo sigue una secuencia invariable (González y Arencibia, 2003). Bandura por su parte pone de énfasis como entre la observación y la imitación intervienen factores cognitivos que ayudan al sujeto a decidir si lo observado se imita o no (Ruiz, 2010).

En las etapas tempranas del desarrollo, es necesario hacer uso de técnicas que llamen la atención de los pequeños, donde se tome en cuenta la parte sensorial, por ello es preferible ocupar juegos y dibujos. El juego va dirigido a hacer actividades que el menor no hace en otro tipo de terapias, lo que lo convierte en una psicoeducación; ayuda a que el niño entienda cosas que no entiende. El juego estructurado, con bases, reglas y normas ayudan a desarrollar cierto tipo de habilidades, como por ejemplo el control de la ira, la concentración, que el niño o adolescente empiece a hablar un poco más, además de diagnosticar y dirigir la terapia a los objetivos planteados.

El rol del terapeuta también es importante, pues es un rol casi siempre activo, donde su función es de ‘‘diagnosticador’’, aquí valora las fuentes de información (padres, hermanos, profesores, doctores, etc.). Otra de sus funciones es de ‘‘consultor’’, donde más que con trastornos tiene que ver con problemas (no hay diagnóstico del DSM-V). Y la función de ‘‘entrenador’’, da estrategias para que el menor potencie sus capacidades o logre superar el problema. Se requiere ser flexible y lo primero que se hace es una evaluación diagnóstica, aunque hay tratamientos específicos para un trastorno, hay que considerar variables y no ser tan rígido.

Con respecto a la familia, es algo común que los padres se echen la culpa de lo que está pasando con el niño o adolescente, por lo que el terapeuta debe considerar que los padres cuentan con ciertas habilidades de las que se puede sacar provecho, jugando un rol fundamental en el tratamiento del menor. En otras ocasiones los padres intentan desligarse (culturalmente hablando), donde creen que el problema es del niño, no de ellos.

En conclusión, la terapia cognitivo conductual en niños y adolescentes ocupa varios pilares para trabajar en el desarrollo y alivio de la sintomatología que esté afectando la vida de nuestro paciente, por lo que es necesario hacer uso delicado de cada uno de ellos.

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