Tatuajes

Este autor menciona que aunque el tatuaje se manifieste en muchas partes del mundo, los significados construidos son particulares, dependiendo del contexto sociocultural al que correspondan, el género al que se pertenezca, e incluso a las adscripciones identitarias grupales que se tengan. Menciona que las primeras imágenes que se tatuaban en México en la década de los 80´s, tenían que ver con los imaginarios culturales de esa época, la cual, entre varios aspectos, se caracterizaba por el uso de diablos, cráneos y símbolos de grupos de hard y heavy metal.

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Nateras también señala que los tatuajes se entretejen desritualizados de sus orígenes, y aunque sus usos no corresponden con prácticas culturales de los antepasados como causas religiosas, ritos de iniciación y de guerra, se les resignifica de distintas formas y maneras, construyendo nuevos significados y sentidos. Menciona el ejemplo de las bandas urbanas de jóvenes maoríes de los años 70´s, que resemantizaron formas de vida y prácticas culturales de sus antepasados. “Vivían en campamentos paramilitares, bailaban la danza “haka” (de guerra), antes de enfrentarse a la fuerza pública ... Dentro de lo más significativo era el uso del tatuaje en sus rostros como una forma de reivindicación cultural, prestigio e intimidación... [tal y como lo usaban los antiguos maoríes] (Nateras, 2001, p. 157).

Según lo anterior, se puede apreciar que, los aspectos a los que generalmente se alude como las razones principales de la expansión de la práctica del tatuaje en la actualidad son; el mejoramiento de la imagen corporal física, el deseo de seguir una moda, el reforzamiento de la identidad y el sentido de pertenencia, el simbolizar con el tatuaje algo muy significativo, y el deseo de transgredir socialmente. Si bien, no se puede asegurar que sean los únicos motivos por los cuales se lleva a cabo la práctica del tatuaje, son los mayormente señalados, por ello, se comentarán ampliamente a continuación.

1.2.4.1. El tatuaje como factor contribuyente al mejoramiento de la autoimagen corporal.

Según un estudio realizado en España por la revista Consumer, los profesionales del tatuaje, señalan que esta práctica es una cuestión de estética, sobre todo entre los más jóvenes (Piercing y tatuajes... 2004).

Nateras (2002), señala que para algunas personas el tatuaje es un adorno en el cuerpo, por el simple gusto de traerlo, para verse bien, y no necesariamente posee

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algún significado más intenso o profundo, así el tatuaje es la una reconstrucción del cuerpo en un sentido estético y artístico.

Reisfeld (2004), cita a Schilder, señalando que él llama imagen corporal a la representación mental que nos hacemos de nuestro cuerpo. Menciona además que esta imagen no es una estructura sino una estructuración en permanente cambio, que se construye sobre la base de una experiencia social. Los tatuajes - menciona Reisfeld-, alteran la parte óptica de nuestro ser y afectan de forma objetiva la imagen corporal.

Tercero (1998), dice que la autoimagen normalmente va asociada un juicio de valor positivo o negativo y está íntimamente relacionada a la imagen corporal y al autoconcepto, de tal manera que se les puede considerar sinónimos. Esta autora hace referencia a Schilder, quien señala que ciertos implementos, al usarse continuamente, llegan a formar parte de la imagen corporal. Entre los implementos que ella menciona en su artículo se encuentran, las arracadas, la pintura de uñas y cabello, y los tatuajes.

Ballester, indica que uno de los aspectos a los que esta práctica puede obedecer es a lo que él llama El culto de la imagen, el cual, hoy se encuentra potenciado por la televisión, cine, afiches, videoclips, pantallas y computadoras. Menciona que en muchos productos se emplea mas recursos en el envoltorio que en el objeto en sí.

En similitud con lo anterior, Hank Schiffmacher (citado por Nateras, 2001), -a quien Nateras cataloga como uno de los personajes más importantes del tatuaje a nivel mundial-, señala que la práctica del tatuaje en el mundo occidental, está relacionada con el culto al cuerpo a partir de los años 70´s, y estrechamente ligada con la liberación sexual.

Con respecto al tema, Villanueva manifiesta que la preocupación por el cuerpo actualmente ha adquirido dimensiones nunca antes vistas, pues se ha

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desarrollado un culto en torno a él, que atraviesa a toda la sociedad, la nueva visión del cuerpo y el culto hacia él, reclama juventud y un no-envejecimiento, debido a lo cual los cuidados hacia él crecen. Es quizás esta búsqueda de no- cambio físico y no-envejecimiento -señala Villanueva-, así como una estética diferente, lo que puede explicar que sean más los jóvenes los que se hagan tatuajes. Lo que se buscaría sería contar con algo que les recuerde su juventud y les proporcione la idea de no-envejecimiento cuando los años hayan pasado.

Asimismo, según Nateras (2001), en las sociedades urbanas contemporáneas se está presentando la resignificación de determinados signos y emblemas tribales, - como los piercings y tatuajes-, situación que está reconfigurando una nueva estética urbana. Comenta que actualmente se ha revalorado el uso del cuerpo de distintas formas, una de ellas es a través de la piel marcada. Los tatuajes -según él-, conllevan de entrada el placer de la vista, esta práctica está cruzada por un elemento estético y de gusto. El tatuaje se realiza para mostrarse y regularmente deviene en una atención erótica dirigida a la pareja.

Villanueva hace referencia al tatuaje para ser mostrado sólo a unos cuantos (cursiva mía), es decir, el tatuaje como elemento estético para ser mostrado al grupo más íntimo, señalando que cada vez adquiere más vigencia en la actualidad y responde a una noción del buen gusto propia del grupo al que pertenece el sujeto tatuado. La persona

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