Teoria De La Mente
Enviado por jacquelima • 17 de Febrero de 2014 • 2.280 Palabras (10 Páginas) • 845 Visitas
Módulo 7: Teoría de la mente. Riviere
Teoría de la mente: Es la capacidad que tenemos los seres humanos de teorizar acerca de la mente de los otros.
- es un delicado sistema conceptual de deseos y creencias
- sirve para engañar y reconocer el engaño
- tiene valor y significación comunicativa
- es la capacidad del ser humano de tener procesos mentales “acerca de” los procesos mentales propios o ajenos
Existe un vínculo entre la teoría de la mente y la intencionalidad recursiva, las emisiones lingüísticas tratan de modificar “mundos mentales” de los interlocutores y sólo muy indirectamente de cambiar las realidades físicas en cuanto tales.
Lo que llamamos mente es un artefacto inherentemente representacional y tener mente equivale a tener representaciones del objeto (Piaget).
La teoría de la mente implica destrezas pragmáticas que permiten los modos de cooperación y comunicación más específicos del hombre.
Spencer y Wilson plantean que esa forma de comunicación se guía por un principio fundamental de carácter a la vez cognitivo y pragmático, el principio de relevancia. Este principio lleva a los interlocutores a tratar de producir el máximo impacto cognitivo sobre los demás empleando para ello el mínimo costo de recursos.
El sistema de conceptos e inferencias de la teoría de la mente actúan, de forma continúa tácita y generalmente muy eficaz guiando la mayor parte de las interacciones comunicativas humanas.
Si quieren ser relevantes en la comunicación, los interlocutores tienen que adaptarse de forma sutil y muy dinámica a los estados mentales inferidos de sus compañeros de interacción, la TM es la capacidad cognitiva que permite realizar eficazmente esas adaptaciones.
Necesita el empleo del lenguaje.
Los contextos comunicativos humanos necesitan que el sistema de la TM sea dinámico, eficiente, actualizado y con complejidad de funcionamiento, dado que es un subsistema cognitivo que está encargado de enfrentarse a sistemas de su misma complejidad, es decir a “otras mentes” generalmente tan complejas como la propia.
La TM tiene dos perspectivas funcionales que le son propias, en engaño y la comunicación mentalista.
El desarrollo de la mente infantil (y la génesis de la teoría de la mente) se define por la adquisición de formas cada vez más complejas y poderosas de representación. Se dan niveles representacionales sucesivos:
1- de 12 a 18 meses- representaciones primarias. Son protodeclarativos. Buscan compartir con otros experiencias acerca de los objetos y no sólo a “lograr los objetos a través de otros”. Suelen manifestarse en actos de señalar con el dedo, acompañados de expresiones emocionales y miradas alternas a los compañeros de interacción y a los objetos mismos.
2- 2 años- Secundarias. Son protodeclarativas que implican una mentalización rudimentaria. Unida a la propia mente.
3- 4-5 años- Metarrepresentaciones.
Los bebés de pocos meses solo pueden tener presente un modelo del mundo concreto. Hacia los 18 meses los niños comienzan a ser capaces de manipular dos o más modelos simultáneos. Sin embargo hasta los 4 años no pueden comprender que las representaciones externas son iguales a las situaciones representadas pero que las internas no lo son.
La TM es una capacidad cognitiva que está al servicio tanto de las interacciones competitivas como de las comunicativas. Al tiempo que sirve de fundamento de las destrezas pragmáticas que permiten el empleo más específicamente humano del lenguaje, recibe probablemente un input de gran valor desde el propio lenguaje. En éste el empleo de la TM es completamente necesario sobre todo para las funciones de naturaleza ostensiva (mostrar y compartir experiencias) o declarativa que son muy específicas del hombre.
Los contextos de interacción lingüística (conversaciones) establecen exigencias rigurosas y constrictivas de velocidad, complejidad y eficiencia a las inferencias mentalistas. Con independencia de que tales inferencias se realicen por encima o por debajo del umbral de la conciencia, lo cierto es que constituyen el sustrato cognitivo gracias al cual las interacciones lingüísticas humanas no sólo poseen una estructura simbólica compleja y se refieren intencionalmente a contenidos, sino que poseen propiamente un sentido.
Teoría de la Mente y Autismo
La TM es la competencia que permite las formas más elaboradas, las pautas más sutiles y específicas de comunicación y engaño en el hombre, sus alteraciones y deficiencias en el desarrollo tienen consecuencias trágicas. De esa forma, la mente de los otros sería una puerta cerrada, el comportamiento de la gente resultaría imprevisible para la persona sin mecanismos mentalistas.
Una de las consecuencias más trágicas sería la falta de sentido de la mayor parte de las acciones humanas propias y ajenas. Porque el sentido se deriva del propio funcionamiento del sistema mentalista, de la inserción simbólica de la conducta y de las compartidas interpretaciones de las acciones y los objetos, derivadas de la cultura y de la vida en comunidad.
Las personas sin una TM le parecerían a los demás como extremadamente ingenuas y carentes de malicia, pero a su vez serían egoístas involuntarios.
La TM funciona de una manera tan eficiente y fácil en la mayoría de las interacciones humanas que tiende a pasar desapercibida, su funcionamiento se sitúa por debajo del umbral de la conciencia.
Muchos investigadores plantean que el trastorno del desarrollo conocido como autismo infantil se deriva de un déficit concreto y específico, el de la TM.
En una investigación realizada por Baron-Cohen, Leslie y Frith a niños autistas, plantearon una tarea que consistía en ordenar historias (tarjetas con imágenes desordenadas de una historia), las historietas eran de tres tipos: mecánicas, comportamentales e intencionales.
La prueba se le aplicó a niños normales, autistas y niños con síndrome Down. Los resultados demostraron que los autistas resolvían mejor que los niños normales o con síndrome Down las historietas mecánicas e igual a los niños normales las comportamentales. Sin embargo, su rendimiento era muy inferior a los otros dos grupos en las intencionales. Todo indica que cuando la tarea exige una actividad “mentalista” los autistas muestran una especial incapacidad que no parece deberse a otros aspectos de la actividad exigida sino precisamente a la necesidad de inferir estados mentales.
Los niños autistas son capaces de resolver bien pruebas como la de Weschler pero son incapaces de conversar, inferir estados mentales, tener en cuenta
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