ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Totemismo y exogamia


Enviado por   •  16 de Octubre de 2012  •  Trabajo  •  2.831 Palabras (12 Páginas)  •  673 Visitas

Página 1 de 12

El horror al incesto

La vida de los salvajes es un estadio previo de nuestro propio desarrollo cultural. Si esto es cierto, encontraremos notables concordancias entre la psicología del salvaje y la psicología del neurótico, y podremos comprender ambas bajo una nueva luz.

Freud toma el ejemplo de los actuales salvajes de Australia. Ellos se rigen por el totemismo: cada clan tiene su tótem, un antepasado benefactor y protector que une a los miembros más que los mismos lazos de sangre. En cada tótem está siempre la norma de la exogamia, no estando permitido el vínculo sexual entre miembros del mismo clan totémico. Totemismo y exogamia aparecen muy unidos. Si alguien viola la norma, toda la tribu lo castiga enérgicamente como si estuviese defendiéndose de una seria amenaza, aunque la violación implique un amorío pasajero que engendra hijos. Si el tótem se hereda de la madre, entonces los hijos no podrán tener comercio sexual ni con su madre ni sus hermanas, ya que son del mismo tótem. Todos los descendientes del mismo tótem son considerados parientes consanguíneos (de la misma sangre), aún cuando sean de distintas familias. Tienen horror al incesto.

Así, la estirpe totémica reemplaza a la familia realmente consanguínea, tanto que un hijo llama 'padre' no sólo a quien lo engendró, sino a cualquier otro hombre que pudiera haberse casado con su madre. Tal parece ser la herencia del viejo sistema del matrimonio grupal, donde un cierto número de hombres pueden fecundar otro cierto número de mujeres. La rigidez de la prohibición del incesto se podría entender como forma de prevenir el incesto grupal.

El clan o estirpe totémica junto a otros clanes forman una unidad mayor llamada sub-fratia, y dos de éstas últimas forman a su vez una fratria. Fratrias y sub-fratrias son exógamas entre sí. Pero sin embargo alguien de un clan totémico de la fratria 1 sólo puede tener comercio sexual con alguien de un clan totémico de la fratria 2 y no con una sub-fratria de su misma fratria, lo cual limita mucho la exogamia. Se impuso tal organización quizá porque la prohibición totémica original del incesto empezaba a relajarse. De todo esto importa destacar el horror que tienen los australianos al incesto, quizás porque en ellos la tentación es mayor.

Además de la prohibición totémica, el incesto también se combate con 'evitaciones', o sea una serie de normas para no cometer incesto y encontrables también en otras tribus no australianas. Tales mandamientos suelen ser también muy estrictos, debido a las tentaciones derivadas de las vicisitudes matrimoniales, que pueden llevar incluso a cometer incesto con la suegra. Si bien ésta puede ser exogámica, la norma de la evitación combate las fantasías de incesto, que son inconcientes.

El psicoanálisis nos permite entender el horror al incesto como un rasgo infantil, que concuerda llamativamente con la vida anímica del neurótico, ya que éste inhibió su desarrollo regresando a la etapa infantil en una fijación incestuosa, que la persona normal reprimió.

El tabú y la ambivalencia de las mociones de sentimiento

Tabú significa algo sagrado, pero sobretodo algo prohibido, y no por algún dios, sino que es la norma misma quien prohíbe. Tabú significa también algo que protege, a jefes, niños, mujeres, etc. Si investigamos desde la psicología estos tabúes, también podremos comprender los nuestros propios.

Wundt habla del tabú de los animales (prohibición de matarlos y comerlos), y que es el núcleo del totemismo. También pueden ser tabúes seres humanos (niños, mujeres, etc) y otros objetos como plantas, casas, etc. Wundt cree que el tabú obedece al miedo a un poder demoníaco supuestamente escondido en el tabú. Su contagio se evita mediante ceremonias expiatorias.

Con el tiempo el tabú pasó poco a poco a prohibir por sí solo, pasando lo demoníaco a un segundo plano. Sin embargo Wundt no llega a las raíces últimas del tabú, que son raíces psicológicas y no demoníacas.

El psicoanálisis nos muestra el tabú en los enfermos obsesivos, llenos de tabúes a los que obedecen tanto como los salvajes. Hay concordancias entre las prohibiciones obsesivas neuróticas y los tabúes, como por ejemplo que son igualmente inmotivadas y de enigmático origen, y además impuestas desde dentro del sujeto. Además, no sólo prohiben cierta acción sino también el mismo pensar en hacerla. Los enfermos obsesivos se portan como si las personas tabúes fueran portadoras de una enfermedad contagiosa, y mediante ceremoniales buscan anular la nefasta influencia de lo prohibido. En suma, las concordancias son 4: carácter inmotivado, convencimiento interno, desplazabilidad (contagio) y acciones ceremoniales.

Freud da el ejemplo de la persona que reprimió su placer al contacto, creándose así un conflicto (deseo tocar pero está prohibido hacerlo, es tabú). Las prohibiciones tabú son ambivalentes: en lo inconciente les gustaría violarlas, pero al mismo tiempo temen hacerlo. Las más antiguas e importantes prohibiciones-tabú son las dos leyes fundamentales del totemismo: no matar al animal totémico, y evitar el comercio sexual con los miembros del sexo opuesto del mismo clan totémico. Consiguientemente, estas debieron ser las apetencias más fuertes del hombre, ya que el fundamento del tabú es un obrar prohibido para el cual hay una intensa inclinación inconciente.

El hombre que violó un tabú se vuelve él mísmo tabú porque da el mal ejemplo a los demás, los cuales deben entonces evitarlo. También se vuelve tabú el ser humano que tienta a violar lo prohibido, como por ejemplo una mujer, o también el hombre que despierta envidia. Esta transferibilidad del tabú refleja la inclinación de la pulsión inconciente, ya indicada para la neurosis, a desplazarse siempre sobre nuevos objetos siguiendo diferentes caminos asociativos.

Hasta aquí resumimos: el tabú es una prohibición antiquísima impuesta desde afuera por alguna autoridad, y dirigida hacia las más intensas apetencias del hombre. El placer de violar el tabú subsiste en este inconcientemente, y quienes obedecen el tabú tienen una actitud ambivalente hacia aquello sobre lo cual el tabú recae: objeto, persona, etc. ya que despierta tentación y también temor. La violación del tabú se expía mediante una renuncia.

Si entre los primitivos encontráramos la ambivalencia que vemos en los neuróticos entre un deseo y su contrario, quedaría prácticamente certificada o asegurada la concordancia psicológica entre el tabú y la neurosis obsesiva.

Para investigar si existe tal ambivalencia de sentimientos, Freud estudia

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (18 Kb)
Leer 11 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com