Una leccion de vida

Supongo que cuando nos enfrentamos a una ruptura amorosa lo primero que hacemos es buscar culpables, en nuestro caso me gustaría culpar a mi propia inocencia por haberme enamorado de ti de la forma que lo hice. La verdad nunca imaginé que un sentimiento de esta intensidad se desarrollaría en mi interior, fue casi como ver crecer a una pequeña planta, lentamente y pronto darme cuenta que se había convertido en un árbol.

A pesar de la lentitud, no fui capaz de comprender los signos de advertencia que se daban a mí alrededor, yo solo comencé a ahogarme en la profundidad de tu mirada y tus silencios me ponían cada vez más ansiosa; supongo que fue esto lo que me hirió más: la falta de palabras junto a las expectativas y sueños que fui tejiendo entre mis manos.

Me hirió que a pesar de que podía sentir la verdad en mi cuerpo nunca fuiste capaz de decírmelo, entre nosotros no hubo palabras, tú simplemente te desvaneciste, como si te hubieses unido al aire que respiraba.

Nunca admitiste la real razón y es por eso que sigo pensando si es que la culpa habrá sido mía. Hoy, y mientras escribo esto, he decidido que si alguien será culpable ese serás tú con tu falta de madurez y tu incapacidad de decir las cosas por su nombre. Tu silencio fue una constante desde el principio y las únicas veces en las que nos conectábamos era cuando decidías que tenías ganas de besarme. Nunca llegué a ver más de ti que eso, creo que estaba siempre a la espera de que llegaría el momento en el que te quitarías la máscara y me revelarías a tu verdadero yo, imaginaba que en ese momento nos daríamos cuenta que éramos el uno para el otro, que yo sería la única capaz de comprenderte y amarte. Fui ilusa e ingenua, eso nunca llegó.

Finalmente me decidí dejar ir tu recuerdo, tu presencia no debería inquietarme, Creo que he comprendido que ambos nos merecíamos el mismo tipo de felicidad, pero el amor no es una emoción pasiva ni unilateral, el amor es de a dos.

Supongo que es por esta misma razón que me niego a decir que lo que tuvimos fue “amor.”, pero si me quedo con la idea que el amor que realmente importa es el amor propio y que amarse a uno mismo antes que a los demás nunca pasa de moda.

Sé que el hombre a quien le escribo esta carta nunca la leerá. O quizás sí, ya no puedo asegurar nada pero Independiente de lo que suceda, espero que puedas sacar una lección de esta vivencia de la misma forma que lo hice yo. Después de todo, cada cosa que nos pasa en la vida es una lección que debemos atesorar.

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