Uso de las TIC en niños de 6-12 años

Charla de una hora destinada a madres y padres de niños de 6 a 12 años con el fin de sentar las bases de un correcto uso de las TIC y que pueda dar respuesta a sus inquietudes al respecto.

La charla propuesta se realiza en Córdoba, el el Colegio Público de Primaria “Pablo García Baena”, para padres y madres de alumnos y alumnas  de cursos de primer y segundo ciclo. También asisten los profesores. Se trata de un Centro situado en una zona residencial, de alto nivel, lo que hace que la mayoría de los alumnos  no vivan en el entorno, sino en otros barrios cercanos, con un estatus socio-económico y cultural medio.

El hilo conductor de mi charla será sentar las bases de un correcto uso de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación)  para niños y niñas entre 6 y 12 años, desde el punto de vista del desarrollo social y afectivo, incidiendo sobre todo en las ventajas que puede aportar para el desarrollo del menor.

Entre los 6 y 12 años, antes de la adolescencia, son los años del desarrollo social por excelencia. En torno a los seis o siete años el pensamiento de los niños se hace más analítico, comienzan a tomar distancias con sus padres y les lleva a un proceso de socialización,  de aprender a ver el mundo tal y como lo ve el entorno donde nace. Mediante este proceso el niño conoce las normas y valores de una determinada sociedad.

Analizaremos este proceso desde la “perspectiva ecológica de Bronfenbrenner”, y, según el autor, de la influencia los ambientes que rodean al niño/a. Estos ambientes o ámbitos de desarrollo son ese espacio  o estructuras que rodean al niño y que se caracterizan por las actividades, las relaciones personales y los roles.  Cada una de estas estructuras contiene a  otra. Cuando nos referimos a estas estructuras estamos hablando por ejemplo de la familia o la escuela (microsistemas). El niño participa en cada uno de estos microsistemas, que están interrelacionados  entre si, constituyendo el mesosistema. En otros ámbitos superiores el niño no participa, pero está influenciado por ellos. Nos referimos por ejemplo al trabajo de los padres (exosistema) o incluso a las instituciones económicas y políticas, o la cultura (macrosistemas).

Las TIC, actualmente, influyen en el desarrollo de una persona, y en nuestro caso, de nuestros niños y niñas. Me atrevería a decir que estos ecosistemas de los que estamos hablando también se desarrollan en la Red. Y a pesar de ser unos espacios virtuales pueden influir en la socialización de los niños, teniendo todas sus características.

Mediante las herramientas que facilitan las TIC, los padres pueden también intervenir en el proceso de socialización del niño, como una manera más de relacionarse con su entorno, cumpliendo cada uno de sus objetivos:

• Aprendizaje, sobre diferentes aspectos de la vida cotidiana, de  las reglas de convivencia y respeto a los demás. En este caso las TIC se deben usar como otra manera de interacción, sin que tenga más importancia que las otras.
• Control, de los padres. Además del uso de estas herramientas, los padres deben acompañar en este proceso a sus hijos, vigilando, corrigiendo.
• Conversación. Es el ingrediente principal en la socialización.
• Transmisión de significados culturales, de valores, de creencias, de normas.

También en el entorno de la escuela hay que potenciar el uso de las TIC, como herramienta clave en la socialización del niño, fuera de su ambiente familiar.

En la escuela, el niño se inicia en sus nuevos roles sociales, como maneras típicas de actuar. Y sobre todo permite al menor dar un significado a los fenómenos que ocurren en el mundo.

Vygotsky defiende que los procesos psicológicos se desarrollan en los niños a través de la endoculturación*  de las prácticas sociales, a través de la adquisición de las tecnologías de la sociedad, de sus  herramientas, y a través de la educación en todas sus formas. Es decir,  se van estableciendo signos, tablas, representaciones, que van dándole significado a las cosas (Instrumentos de mediación semiótica según Vygotsky).(Ricardo Baquero, 1997)

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