Ventanas Rotas
Enviado por aleemezaa24 • 11 de Mayo de 2014 • 5.214 Palabras (21 Páginas) • 236 Visitas
CHAPTER 1
DESORDEN, "VENTANAS ROTAS" Y DELITOS GRAVES
Muchas personas han hecho causa común con sus vecinos para exigir que la policía, los procuradores de justicia y los tribunales resuelvan sus necesidades. En Seattle, ancianos residentes de una asociación no lucrativa de vivienda, junto con el Indian Center de Seattle, presentaron no hace mucho un oficio ante un tribunal local, a nombre de la ciudad, para apoyar las restrictivas leyes de conducta en las calles, que incluyen un ordenamiento que hace ilegal sentarse o acostarse en las banquetas en el centro de la ciudad y en las áreas comerciales del vecindario, de 7 de la mañana a 9 de la noche.4 Estas personas de bajos ingresos, muchas de las cuales fueron gente sin hogar, se preocuparon de no tener seguridad para ir a la tienda de la esquina y sintieron que aumentaba su vulnerabilidad ante la delincuencia, cuando vieron que los residentes de otras áreas, por temor, evitaban visitar su vecindario. Junto con los representantes del Indian Center, un centro de atención para ebrios consuetudinarios sin hogar, estos ciudadanos afirmaron que el establecimiento de normas de conducta en el área circunvecina no era un ataque a la dignidad de las personas sin hogar, menos aún cuando esas normas ayudaban a que los adictos a sustancias tóxicas superaran sus patrones de conducta autodestructivaLa calidad de vida y el desorden siguen encontrándose entre los temas más urgentes que abordan los políticos locales, independientemente del partido al que pertenezcan. Sin embargo, el debate nacional sobre la criminalidad se enfoca exclusivamente en los delitos graves y temas relativos a ellos: la pena capital, "la tercera es la vencida", la necesidad de más prisiones, el control de armas y la cantidad de policías en la calle. La falta de continuidad entre la concepción de los políticos nacionales y los legisladores sobre el "problema de la criminalidad", y la opinión de los ciudadanos que lo resienten y observan más detenidamente el desorden continuo que los envuelve como un delito grave,resulta problemática en dos aspectos. Primero, es poco probable que las políticasque emanan del nivel nacional, financiadas con dinero federal, produzcanprogramas que satisfagan a los ciudadanos. Segundo, esas políticas probablemente no tendrán un impacto sustancial sobre la criminalidad, sin importar la forma en que quieran definirla.Es tiempo de cambiar totalmente nuestra manera de pensar acerca de la criminalidad. Específicamente, si vamos a entender el problema desde el punto de vista de los residentes de los vecindarios, los comerciantes y demás ciudadanos que lo viven, debemos ir más allá de las estrechas definiciones que caracterizan el criterio político, profesional y normativo. Es muy importante que si vamos a atender el problema de la delincuencia de maneras que afecten las vidas de los ciudadanos en sus comunidades, lo hagamos con una estrategia y tácticas que respondan a las prioridades de la ciudadanía. Estos dos aspectos requieren que nos enfoquemos en el problema del desorden creciente en nuestras ciudades. El Desorden.- En su más amplio sentido social, el desorden es el comportamiento incivilizado, burdo y amenazante, que perturba la vida, en especial la vida urbana. La vida urbana se caracteriza por la presencia de muchos extraños y, en tales circunstancias, los ciudadanos necesitan tener niveles mínimos de orden. Al usar las áreas urbanas para residir, ir de compras, utilizar ios servicios, trabajar, disfrutarlas culturalmente o tener espacios para que jueguen sus hijos, los ciudadanos requieren lo que la urbanista Jane Jacobs llama "un remanente" de la vida urbana: "el equipo integrado que permite a los extraños morar en paz juntos en términos civilizados pero especialmente dignos y reservados". ¿Qué es este equipo integrado? Es la miríada de observaciones y rituales callejeros mundanos a través de los cuales la gente comunica su confianza y se hace predecible. Limitar el contacto visual, el respeto al espacio individual, la modulación de las voces, caminar por un lado de la acera... la lista es interminable. Muy pocas de actividades están codificadas, la mayoría brotes en los ciudadanos conforme maduran. En vecindarios pequeños y homogéneos, donde las vidas de la gente estánentrelazadas de muchas maneras, el "remanente" de la vida en la calle es menosnecesario. En lugar de eso, la mezcla de compromisos y familiaridad es la principal garantía de la civilidad. Hasta a los individuos más gravemente desordenados o trastornados los conocen personalmente los vecinos. Todos saben de lo que son capaces, así es que su comportamiento es predecible, aunque sea desviado. En áreas cosmopolitas donde el trato con extraños es frecuente y común, no hay un conocimiento personal, historia ni reputación que nos pueda alertar acerca de con quiénes nos relacionamos. En lugar de eso, tomamos nuestras medidas de las actividades que observamos en las calles y de acuerdo con esto formamos nuestra conducta pública si nosotros somos los extraños. Para la mayoría de los ciudadanos no es difícil equilibrar la civilidad -que implica restricciones autoimpuestas y obligaciones-, con la libertad. Sin embargo, hay unos cuantos que o no pueden o no tienen la voluntad de aceptar limitaciones sobre su propio comportamiento. En el extremo se encuentran delincuentes depredadores que asesinan, asaltan, violan y roban. La sociedad condena casi unánimemente tal conducta. Además de las normas y valores sociales vigentes, también desarrollamos instituciones para prevenir y/o castigar esta conducta: policía, procuraduría de justicia, tribunales y hasta prisiones. El comportamiento o la conducta desordenada no implica tales extremos; sin embargo, aunque no es tan grave como los delitos que mencionamos arriba, puede ser una amenaza al orden público al crear condiciones de temor y criminalidad. Por desorden nos referimos específicamente a la mendicidad agresiva, prostitución en las calles, ebriedad y consumo de licor en la vía pública, conducta amenazante, hostigamiento, obstrucción de las calles y espacios públicos, vandalismo y graffiti, orinar y defecar en la vía pública, venta ambulante sin licencia, limpia del parabrisas sin consentimiento y otras actividades similares. A muchas de estas formas de comportamiento se les clasifica como actos delictuosos, pero por lo general, tanto el código penal estatal como los reglamentos de la ciudad las clasifican como delitos menores o infracciones y con frecuencia se castigan solamente con sanciones económicas o tiempo de servicio a la comunidad. Prácticamente todos están de acuerdo Prácticamente todos están de acuerdo en que es malo cometer un delito y que quien lo comete merece castigo, aunque se considera que no todos los delitos son igualmente graves, de las mismas consecuencias
...