Violencia Política En El Perú
Enviado por golum128 • 30 de Junio de 2015 • 1.038 Palabras (5 Páginas) • 302 Visitas
Violencia política en el Perú
Entre 1980 y 1992 se vivió en el Perú una ola de violencia a lo largo de su territorio. Empezó como un puñado de subversivos aterrorizando campesinos y tomando a sus hijos más pequeños para adoctrinarlos en su ideología y llevarlos cometer actos atroces. En los noventas el terrorismo llegó a Lima y no fue hasta 1992, con la captura de su líder, Abimael Guzmán, que se pudo empezar la reconstrucción de un país dividido por las contradicciones, empobrecido y que a duras penas podía mantenerse en pie.
Durante los años noventa se impulsaron reformas estatales que contribuyeron con la mejora de la economía nacional y por lo tanto en una precaria modernización del país. En esta carrera por globalizar el Perú se dejó de lado el aspecto psicológico y humano por darle prioridades a cuestiones más tangibles y que, a decir verdad, parecían ser más urgentes en el momento.
Fue recién en la década del 2000, con una economía más sólida y con el país regresando a un nivel de competitividad aceptable, que el estado vio necesario conocer a profundidad las consecuencias que este conflicto había generado.
En el 2003, con el informe de la CVR, pudimos tener el primer panorama general de las nefastas consecuencias que había dejado, no solo a nivel económico y político sino a nivel psicosocial. A raíz de esta ola de violencia la idiosincrasia del peruano en general cambió adoptando muchas conductas y pensamientos que impiden que exista una verdadera reconciliación entre peruanos.
El siguiente proyecto no solo tiene como objetivo conocer las consecuencias de la violencia política en nuestro país sino otorgar posibles alternativas de intervención grupal a nivel psicológico para que de esta manera los afectados directos e indirectos cuenten con las herramientas necesarias para poder afrontar estas consecuencias.
Consecuencias psicosociales
El miedo y la desconfianza
La experiencia individual y colectiva más inmediata y más impactante que la CVR ha podido recoger de múltiples testimonios ha sido la vivencia del miedo y el terror. Ello no debería sorprender, pues el miedo es la respuesta emocional a la experiencia de amenaza que pone en peligro la vida, la integridad y la seguridad, tanto propia como de los seres queridos. Sin embargo, el miedo puede también ponerse al servicio de la defensa de la vida y la integridad.
Desintegración de los vínculos familiares y comunitarios
La violencia del conflicto armado interno tuvo secuelas muy negativas, de debilitamiento y destrucción, sobre los puntos de referencia de la identidad social de las personas: las familias fueron dañadas, las comunidades agredidas, en algunos casos dispersadas, los referentes culturales desvalorizados, las organizaciones y agrupaciones sociales desarticuladas. Los efectos de todo ello en la salud mental individual y colectiva son múltiples y complejos.
La violencia dañó especialmente a la familia. Fue la institución más afectada. Le arrebató uno o más de sus miembros, trajo tristeza y en muchos casos desolación, la sumió en mayor pobreza, suscitando en quienes sobrevivieron sentimientos de desprotección, soledad e indefensión. La huída, el desplazamiento de la familia, motivados por el temor y la inseguridad, así como por la búsqueda de protección dieron lugar a experiencias de desarraigo,
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