Conocer sobre teología
Enviado por sonia000115 • 14 de Diciembre de 2021 • Apuntes • 17.403 Palabras (70 Páginas) • 156 Visitas
TRABAJO PRÁCTICO N° 2: guía de lectura
En grupo de hasta 5 integrantes:
1_ Responder: ¿De dónde proviene el término religión?
2_ Desarrolle brevemente el tema: “Nociones de Sociología, Filosofía y Psicología de la Religión”
3_ Responder: ¿Cuáles son los elementos comunes a todas las religiones?
4_ Responder: ¿Cómo se transmitió la Revelación divina?
5_ Desarrolle brevemente: “Posturas en torno a la Religión”
6_ Desarrolle brevemente: “definición y método de la teología ecuménica”
7_ Responder: ¿Qué formas de ecumenismo encontramos?
8_ Devolución grupal de la Unidad II (reflexión final-observación-sugerencia).
- La etimología del término 'religión' (del latín religare o re-legere) ha sido debatida durante siglos debido a las dos interpretaciones que se han sostenido que además de ofrecer una propuesta acerca del origen de la palabra, subrayan alguna actitud religiosa. Antes de ser usada con un sentido relacionado con las divinidades, el término «religión» o «religioso» era utilizado para expresar un temor o un escrúpulo supersticioso. Así consta en textos de Julio César (De Bello Gallico VI 36) y Tito Livio (Historia de Roma desde su fundación IV 30).
La primera interpretación relacionada con el culto es la del orador latino Cicerón que en su obra De natura deorum ofrece la siguiente etimología: «Quienes se interesan en todas las cosas relacionadas con el culto, las retoman atentamente y como que las releen, son llamados «religiosos» a partir de la relectura. Esta etimología —filológicamente más correcta— subraya la fidelidad a los deberes que la persona religiosa contrae con la divinidad y por tanto está más relacionada con la justicia.
La otra etimología propuesta por Lactancio hace derivar la palabra «religión» del verbo latino religare: «Obligados por un vínculo de piedad a Dios estamos “religados”, de donde el mismo término “religión” tiene su origen, no —como fue propuesto por Cicerón— a partir de “releyendo”». Este segundo sentido resalta la relación de dependencia que «religa» al hombre con las potencias superiores de las cuales él se puede llegar a sentir dependiente y que le lleva a tributarles actos de culto.
La palabra “religión” indica la relación del hombre creyente con el Dios en quien cree (una relación de alianza y comunión, en la religión judeocristiana); este término se usa sobre todo para indicar las diversas formas en que se desarrolla esta relación. Por tanto, se trata de un concepto sobre todo histórico-cultural.
En nuestros días se ha hecho problemática la definición de religiosidad popular. No basta con decir que se trata de la religión del pueblo o de las clases subalternas, ya que el concepto mismo de “pueblo” ha conocido profundos cambios en el curso de las épocas históricas. El interés actual por la religiosidad popular es fruto de una sensibilidad completamente moderna y su estudio se hace hoy dentro de una óptica multidisciplinar, sobre todo bajo el impulso de la antropología cultural y de la psicología social. Al mismo tiempo surge una conciencia más clara del hecho de que la religiosidad popular interpela a la teología, tanto en sus aspectos mejores y proféticos como en sus limitaciones evidentes.
Tomado como adjetivo, el término «religioso» hace referencia a la «religión», e indica un estado de ánimo, un comportamiento, un estilo de vida y, por extensión, un ambiente o un lugar que encuentran en la religión su inspiración, su alma o su destino. Hablamos así de personas y hasta de ambientes «religiosos». Se da cierta afinidad entre lo religioso y lo sagrado, pero mientras que este último indica la condición objetiva, el primero subraya la condición subjetiva de la relación con la divinidad. Puesto que toda la vida, y la moral cristiana, es por su naturaleza esencialmente religiosa (esto es, tiene relación con un Dios personal), se dice y se debe decir de todo cristiano que sea coherente con su fe que es una persona religiosa.
- La expresión «filosofía de la religión» conecta dos magnitudes: filosofía y religión. Esa conexión supone con ello una filosofía, especialmente cualificada por la palabra «religión», significando por consiguiente una filosofía marcadamente religiosa o una filosofía montada sobre la base de la religiosidad. La forma de escapar a ese híbrido de una filosofía religiosa o de una religión filosófica es la de entender la filosofía de la religión como una especie de investigación filosófica, cuyo objeto es la religión. Si la religión no fuera algo que ya existe de antemano, tampoco podría darse una filosofía religiosa en este sentido.
Como disciplina filosófica particular la filosofía de la religión es un producto de la edad moderna; se ha formado en el curso del siglo XVIII, a finales del cual se fue imponiendo poco a poco la designación de «filosofía de la religión». En comparación con otras, se trata de una disciplina filosófica relativamente joven.
La filosofía, al ocuparse de la religión, lo primero que afronta es aquello a lo que se orienta la conducta religiosa, aquello que la religión «significa», que es lo divino o Dios, en la medida en que este «objeto» es accesible al esfuerzo filosófico en general. Con otras palabras, la filosofía es ante todo una doctrina filosófica de Dios.
El interés se aparta ahora de Dios y se centra en la influencia de la idea divina en el hombre. La ocupación filosófica en la religión se convierte en una filosofía de la religión, en el autorreflexión de la razón humana sobre la conducta religiosa. Dado que las religiones son fenómenos polifacéticos y complejos, sólo se les puede hacer justicia mediante métodos diferentes, si se quiere entenderlas con la mayor amplitud posible. En esa investigación científica de la religión ocupa el primer plano el interés enciclopédico por conocer las religiones en su conjunto. Así se desarrolló ante todo la historia de las religiones, que buscaba su base en la exposición de textos y datos de las religiones de cultura superior, ampliándola después con la incorporación de la etnología y la arqueología.
Casi simultáneamente se desarrollaba la psicología religiosa, que estudia las vivencias religiosas del hombre, la religión en sentido subjetivo. Como esta cara interna de la religión no se puede percibir directamente desde fuera, la psicología religiosa valora los testimonios personales presentes e históricos, interroga a diferentes grupos, introduce en la auto-observación, elabora test, etc. para saber así cómo vive cada uno la religión, cómo reacciona frente a lo que considera una manifestación de la divinidad. En las últimas décadas este planteamiento se ha desarrollado en dos direcciones. La primera se caracteriza por investigar cómo surge la religiosidad en el hombre y qué relación guarda con el desarrollo psíquico humano.
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