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El fanatismo religioso en Doña Perfecta y El Niño de la Bola.


Enviado por   •  8 de Febrero de 2017  •  Ensayo  •  1.992 Palabras (8 Páginas)  •  963 Visitas

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Alberto Flores, Emiliano Mijares    401

Josefa Aliseda

Lengua Española

19 de diciembre del 2016

El fanatismo religioso en Doña Perfecta y El niño de la bola.

Doña Perfecta, de Benito Pérez Galdós, y El niño de la bola, de Pedro A. de Alarcón, son dos excelentes novelas en las que, aunque traten de diferentes personas e historias, ambas se remontan al siglo XIX, y eso las hace muy interesantes.

      “La primera de ellas, Doña Perfecta, es quizá aquella en la que la animosidad de Galdós contra el fanatismo y el conservadurismo se manifiestan más claramente.” (Aparici Llanas, 16)

     Desde independencias y guerras hasta revoluciones y golpes de estado, entre muchas cosas más, la historia de España es de las más interesantes en nuestra opinión.

En el año 1876, terminada la novela de la Independencia e iniciada la de las luchas internas, Galdós comienza a escribir una narración en torno al que considera el problema más grave de la conciencia española. La titula Doña Perfecta, y es la novela del fanatismo y la hipocresía. La protagonista y el grupo que la rodea son personificaciones del fanatismo y la voluntad intransigentes, de una actitud que pretende suplantar la caridad por la violencia. (Gullón, 63)

     En aquellos tiempos, en el siglo XIX, muchos autores eran inspirados por sucesos históricos, como las anteriormente mencionadas guerras y revoluciones. Tal fue el caso de Pérez Galdós, quien escribe Doña Perfecta ambientada en esos momentos. “En Doña Perfecta propuso una interpretación simbólica de la vida española; la ciudad, la protagonista, su círculo familiar y político, la muchacha sacrificada, el progresista…” (Gullón, 64)

     Hay varios aspectos muy importantes e interesantes tanto en Doña Perfecta como en El niño de la bola, pero uno en especial ha llamado nuestra atención. El tema de la religión contra la ciencia es muy tocado en ambas obras, por lo tanto, decidimos analizarlo en este ensayo.

     Desde tiempos remotos, la ciencia y la religión se han contradicho en muchos aspectos de la vida de las personas, en la explicación a la creación de todo lo existente y muchas cosas más.

     El hecho de que Pepe Rey fuera ingeniero y tuviera relación con la ciencia, le da mala fama en el pueblo de Orbajosa, ya que el fanatismo religioso está muy presente en la población Orbajoense.

Pepe Rey es tachado de librepensador y ateo… Y esta es la señal para el comienzo de la batalla. El apoyo de su tía es sólo aparente. Su mundo es el del canónigo penitenciario Don Inocencio, a quién las razones de fe y religión sirven para otro plan que de por sí poco o nada tiene que ver con ellas: el casamiento del hijo de su sobrina y ama de llaves Maria Remedios con Rosario. (Povedano, 119).

     De igual manera en El niño de la bola, podemos ver el fanatismo religioso en las procesiones que la mayor parte del pueblo hace, marchando y siguiendo a las figuras sagradas. Cuando Manuel le confiesa a Don Trinidad Muley que es ateo, éste reacciona muy mal, comienza a llorar, y le dice que “Satanás ha triunfado”.

     Es claro que Doña Perfecta trataba bien a Pepe Rey por el hecho de que es su sobrino y porque su religión se lo pide. “El círculo se cerrará, desde un principio, en torno a Pepe Rey, porque él es el símbolo del progreso y de la ciencia.” (Aparici Llanas, 190). Desde un principio Don Inocencio se dirige a Pepe rey con sarcasmo y burla, ya que Pepe era el único hombre de ciencias ahi, y todos apoyan a Don Inocencio. “El que venga de Madrid y sea ingeniero les hace pensar que ha de ser necesariamente darwinista o panteísta o tener otras ideas heréticas, que nadie precisa.” (Elizalde, 168).

     Galdós procura mostrar las desventajas del fanatismo al hablar solamente sobre lo malo de Orbajosa, con eso expresa su preferencia por la ciencia y el progreso:

La tesis de Doña Perfecta es mostrar los males del fanatismo y, sobre todo, las causas de éste. Montesinos llama a ‘Doña Perfecta ‘libro’ parcial en todos sentidos’. La causa de esta afirmación es que en la novela sólo se presenta lo malo de Orbajosa, y allí debería haber por fuerza otros seres y cosas distintos a los que aparecen.” (Povedano, 123)

     Por otra parte, en El niño de la bola, el autor no aclara si prefiere religión o ciencia, sólo habla de que Manuel abandona su religión, pero nunca menciona que lo haya hecho por alguna relación con ingenierías o ciencias, simplemente al ver tantas religiones ya no cree que alguna de ellas sea verdad. Tampoco muestra apoyo a Vitriolo, quien es evidente que prefiere a la ciencia sobre todo, pues es farmacéutico. Sin embargo, el que sí muestra desagrado hacia el ateísmo de Manuel es Don Trinidad Muley, ya que él lo crió y era como su padre.

     A Doña Perfecta no le afecta tanto esto sobre Pepe Rey, porque no es su hijo, pero hace todo lo posible por mantenerlo alejado de su hija, quien sí seguía los pasos religiosos de su madre. “En Doña Perfecta, encontramos algunas técnicas y modos románticos. Por ejemplo, Pepe Rey escribe a su padre, diciéndole que Doña Perfecta ve los amores de él con su hija en términos medievales, como nos tenía acostumbrados la visión romántica.” (Elizalde, 157).  Y no es de sorprender que Doña Perfecta vea los amores de Pepe Rey y Rosario en términos medievales, pues en Orbajosa los avances y la tecnología son algo impensable y solo de ciudades grandes como Madrid. Por ello los Orbajoenses ven a Madrid como una ciudad llena de vicios y herejía. “La visión de Orbajosa como una bestia feroz, sugiere que puede ser considerado el ingeniero como un paladín, que rescata a su dama de las garras del monstruo.” (Elizalde, 157)

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