El libro de Daniel ensayo
Enviado por Leonardo Esteban Yañez Melo • 8 de Mayo de 2018 • Apuntes • 1.429 Palabras (6 Páginas) • 1.601 Visitas
El libro de Daniel
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Daniel es uno de los libros proféticos más importantes de la Biblia. Sus profecías sobre los imperios mundiales futuros están en estrecha relación con el libro de Apocalipsis.
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Generalmente, cuando alguien quiere estudiar los eventos que ocurrirán antes y después del regreso de Cristo, va directamente al libro de Apocalipsis. Pero, aunque el último libro de la Biblia es sin duda uno de los mejores lugares para encontrar este tipo de profecía, muchos olvidan que también existe un libro del Antiguo Testamento que complementa al intrigante Apocalipsis: el libro de Daniel.
En otro de nuestros artículos, ya hemos estudiado el rol de Daniel como profeta (consulte “El profeta Daniel”); ahora nos enfocaremos en la relevancia profética de este libro y su relación con Apocalipsis. Comencemos por estudiar algunas de las características más particulares y distintivas del libro de Daniel.
Ubicación en el canon
El libro de Daniel se destaca por su amplia temática, la cual se refleja en la historia de su ubicación dentro del Antiguo Testamento. Mientras en el canon hebreo Daniel está ubicado en los “Escritos” —tercera sección del Antiguo Testamento— las versiones Septuaginta (traducción al griego del Antiguo Testamento) e inglesa lo consideran como uno de los profetas.
Esta ambigüedad no es tan sorprendente. Por un lado, Dios usó a Daniel para revelar algunas de las profecías más impresionantes, completas y trascendentales acerca de los gobiernos mundiales y el Reino de Dios que encontramos en la Biblia. Además, Daniel oraba por su pueblo tal como lo hicieron los profetas, y estudiaba detenidamente los escritos de profetas antiguos. En este sentido, Daniel claramente cumplió el rol de profeta. De hecho, en Mateo 24:15, Cristo lo llama “el profeta Daniel”. Pero por otro lado, el libro de Daniel también difiere en varios puntos de los libros de otros profetas.
Tal como los autores de Salmos, Proverbios, Cantar de cantares y Eclesiastés, en su libro Daniel demuestra ser un hombre sabio, inteligente y muy avezado. Siendo versado en muchos idiomas (Daniel 1:4), escribió parte del libro en arameo (capítulos 2-7) —la lengua universal de la época— y parte en su idioma nativo, el hebreo (capítulos 1, 8-12).
Y como José, que llegó a servir en la corte de Faraón, Daniel llegó a ocupar uno de los puestos más altos del Imperio Babilónico bajo el mando del rey Nabucodonosor. Vale la pena mencionar que tanto Egipto como Babilonia fueron los reinos más importantes de su época. Entonces, también es entendible que los escribas hayan decidido ubicar el libro de Daniel entre los Escritos del Antiguo Testamento.
Claramente, la sabiduría de todos los autores de los Escritos, incluyendo a Daniel, provenía de Dios (2 Timoteo 3:16). Daniel también amaba a Dios y su prójimo profundamente, es por esto que en su libro exhorta al pueblo al arrepentimiento, y él mismo vivió una vida ejemplar, siempre pidiendo a Dios misericordia y perdón de pecados para su pueblo.
También es importante mencionar que todas las secciones del Antiguo Testamento incluyen algo de profecía; además de las que encontramos en la sección de los Profetas, también las hay en la Ley (los primeros cinco libros de la Biblia) y los Escritos. Algunos ejemplos son Deuteronomio 18:15, 18 y los Salmos 45 y 110, que nos hablan de la encarnación de Cristo.
Ahora analicemos las similitudes entre los libros de Daniel y Apocalipsis.
Estilo apocalíptico
Tanto Daniel como Apocalipsis fueron escritos en lo que se conoce como “estilo apocalíptico”, que se caracteriza por el uso de una gran cantidad de símbolos y la convicción de que el fin del mundo ocurriría pronto. Este tipo de escritura surgió en el período entre el Antiguo y Nuevo Testamento. Y, si bien muchos de los libros escritos en este estilo no fueron inspirados por Dios, la evidencia interna de Daniel y Apocalipsis (además del hecho de estar incluidos en el canon bíblico) confirma su veracidad.
Aunque algunos críticos piensan que el libro de Daniel fue escrito bastante tiempo después del cumplimiento de muchas de sus detalladas profecías, predecir el futuro era algo que Dios hacía a menudo a través de sus profetas. Como uno de ellos dijo, “no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas” (Amos 3:7).
De hecho, Daniel mismo atribuyó sus profecías a Dios (Daniel 2:19-23, 28; 5:14; 7:1, 15-16; 8:1, 16; 9:21-22; 10:1, 14); él no fue el autor que las inventó. Y, por supuesto, Dios tiene pleno conocimiento de lo que sucederá en el futuro. Como en cierta ocasión dijera a Isaías: “yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Isaías 46:9-10).
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