MISA DEL 2A

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• SALUDO:

Tengan ustedes muy buenos días hermanos (as) en Cristo, miembros de la familia mercedaria del 4° “A”; Esta mañana estamos reunidos en torno al altar de Dios con la intensión de  alabar, bendecir y glorificar su Santo nombre, agradeciéndole su misericordia, por regalarnos a su madre como madre nuestra. Hoy día nos unimos a la Iglesia Universal para rendirle homenaje a San Honorato de Amiens recordando su vida dedicada al servicio y caridad de la Obra de Dios. Por otro lado suplicamos a Dios por nuestras familias, padres, maestros y le presentamos nuestras preocupaciones, heridas y problemas ya que él nos conoce perfectamente y tiene para nosotros planes de bienestar y un futuro de esperanza.

Conscientes del infinito poder de nuestro Dios, recibimos a nuestro celebrante Padre Michael, cantando: (“Vienen con Alegría”)

MONICIÓN:

“TEN PIEDAD DE MÍ, OH DIOS, EN TU BONDAD, PON TU GRAN CORAZÓN, BORRA MI FALTA”

• PERDÓN: 

• Perdón Señor porque somos conscientes que no cumplimos bien nuestra labor como hijos, pues siempre tenemos una actitud rebelde frente a nuestros padres; desobedeciendo tu 4to mandamiento, avergonzando a los seres que tu enviaste para cuidarnos, contestamos, mentimos, y hacemos doler su corazón; apiádate de nosotros.

Cantamos Tú que siempre nos perdonas…

• Perdón Señor porque como estudiantes mercedarios no tenemos un comportamiento adecuado frente a nuestros maestros en distintas formas; pues a veces no cumplimos con nuestros trabajos, no estudiamos para los exámenes, nos evadimos, no obedecemos y hasta les faltamos el respeto.

Cantamos Tú que siempre nos perdonas…

• Perdón Señor porque como hijos tuyos, verdaderos cristianos, no llevamos una vida consagrada a ti ni a tu palabra pues caminamos en la senda incorrecta, no oramos, no asistimos a misa, no forjamos en nosotros esa actitud devota a ti, y es más nos olvidamos que tú nos necesitas para continuar tu obra, amamos por conveniencia, causamos dolor al prójimo y es más solo te buscamos cuando necesitamos un milagro y al final no nos mostramos agradecidos de corazón contigo, ya que pensamos solo en nosotros, somos egoístas y vivimos alejados de la verdad que eres tú, Señor apiádate de nosotros.

Cantemos Tú que siempre nos perdonas…

MONICIÓN:

“ALABAMOS Y BENDECIMOS A DIOS PADRE, DIOS HIJO Y DIOS ESPÍRITU SANTO, CANTANDO EL GLORIA”.

• GLORIA: ( GLORIA, GLORIA ALELUYA)

• LITURGIA DE LA PALABRA:

• Primera Lectura: 

Lectura de la carta del apóstol Santiago (3,13-18)

“TU REFLEJO DICE TU SABIDURÍA”, El apóstol Pablo nos recuerda que la persona que es sabia manifiesta la vida de Cristo, es aquella en la que se hacen evidentes los frutos del Espíritu que son amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Si esos frutos están en uno no hay ley en contra de ellos. Esas virtudes son gratas a Dios, se obtienen cuando se tiene comunión con el Señor. Al contemplar al Salvador en amante devoción y obedecerle en la vida diaria el Espíritu Santo obra un maravilloso milagro: nos transforma a la imagen de Cristo. Nos transforma a semejanza de Él al contemplarlo. Mas el hombre que obra con sabiduría mundana. Es aquel que actúa siguiendo los principios de este mundo. Su conducta no da evidencia alguna de vida divina en su interior. Aprendamos, pues hermanos, a actuar con la genuina sabiduría, aquella que proviene de Dios, sigamos el ejemplo del  Señor Jesús, la encarnación de la verdadera sabiduría, no era orgulloso ni arrogante; era manso y humilde de corazón. Sigamos el modelo de Cristo, como verdaderos cristianos.

• Salmos Responsorial:
• Segunda  Lectura:  Marcos (9,14-29):

El Evangelio de San Marcos nos exhorta e instruye. Si usted y yo somos honestos, nos falta mucha oración. Nos falta orar aun cuando no estemos en problemas. Nos falta levantarnos cada día temprano y decirle al Señor: “Jesús, ayúdame, te necesito este día para poder salir adelante, dame mas fe para confiar en ti”. Nos falta llegar ante Dios y confesar que no podemos por nuestras propias fuerzas. Mientras sigamos confiando en nosotros mismos las cosas van a seguir igual o peor hasta que el enemigo consiga lo que quiere: destruirnos y a nuestra familia. Es urgente que reconozcamos que solo confiando en él, podemos vivir nuestra vida cristiana de victoria en victoria. El reto es, orar más, y no esperar a orar cuando tenemos problemas.

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