Adónde Se Ha Ido El "yo"?
Enviado por rona • 28 de Mayo de 2013 • 4.097 Palabras (17 Páginas) • 358 Visitas
Introducción
¿Quién es usted, después de todo? ¿Tiene una identidad? ¿Qué constituye su identidad? ¿Quiénes son sus padres? ¿Dónde nació? ¿De qué trabaja?
Los cristianos ubican correctamente su identidad última en el Dios que nos creó a su imagen. Somos la creación de Dios, hechos para sus propósitos y para su gloria. Pero, ¿somos importantes como individuos ante Dios? ¿Somos sólo una pequeña parte de la masa de la humanidad? ¿O somos personalidades individuales con algunas características que comparten todas las personas, pero también con un conjunto de características únicas que son nuestras?
Según el esquema mental que ha tomado el mundo occidental, llamado postmodernismo, no somos un "yo" para nada. No tenemos ninguna identidad única que sea identificable desde el nacimiento hasta la muerte; no hay un verdadero "usted" que permanezca constante a lo largo de todos los cambios de la vida.
En un artículo anterior, mi colega Don Closson exploró los puntos de vista acerca de la naturaleza humana que sostienen los teístas, los panteístas y los naturalistas. En este artículo quisiera examinar el punto de vista postmoderno de la naturaleza humana, y evaluar una orientación posible para una respuesta cristiana.
El postmodernismo: El fin del modernismo
¿Qué es el postmodernismo? En general, se reconoce que el postmodernismo no es una filosofía, según nuestra idea típica de lo que es una filosofía. No es un sistema filosófico único y bien elaborado que busque definir y contestar las grandes preguntas de la vida. El postmodernismo es, más que nada, una descripción del esquema mental de la cultura occidental en la segunda mitad del siglo veinte. Algunos lo llaman un estado de ánimo. Nosotros podríamos decir que es una descripción de los fracasos del modernismo, junto con una mezcolanza de sugerencias para una nueva orientación del pensamiento y la vida.
El modernismo es el nombre dado a una forma de pensar que nació en la era del Iluminismo. Es una perspectiva muy optimista sustentada por los éxitos de las ciencias, que produjeron una tecnología realmente maravillosa. Podíamos entendernos a nosotros y nuestro mundo y, trabajando juntos, podríamos arreglar lo que estaba roto en la naturaleza y en la vida humana.
Lamentablemente, al final del día hemos descubierto que nuestro optimismo estaba errado. Obviamente, no hemos solucionado todos nuestros problemas, y cuanto más aprendemos más nos damos cuenta de lo poco que sabemos. La razón no ha estado a la altura de su reputación en el Iluminismo.
No sólo no hemos podido arreglar todas las cosas, sino que la tecnología que tenemos ha tenido algunos efectos colaterales malos. Por ejemplo, la movilidad que resultó del transporte moderno nos ha sacado de comunidades estables que brindaban normas de comportamiento, de protección y un sentido de continuidad entre el hogar, el trabajo y las demás actividades de la vida. Agreguemos a eso la globalización de nuestras vidas que nos pone en contacto con personas de muchos trasfondos diferentes y con muchas creencias y formas de vida diferentes, y podemos ver por qué luchamos para mantener algún tipo de continuidad en nuestras propias vidas. Sentimos que nos estamos volviendo personas divididas mientras corremos de aquí para allá, y en cada destino encontramos conjuntos de valores y expectativas diferentes. En palabras del teólogo Anthony Thiselton, la resultante "falta de estabilidad, falta de una identidad estable y una pérdida de confianza en las normas o metas globales generan una incertidumbre, inseguridad y ansiedad profundas." {1} Ya no tomamos nuestras señales de la tradición o de nuestro propio "giroscopio" interno-un conjunto internalizado de valores que nos guían en nuestras vidas. Tomamos nuestras señales de otras personas que están dirigidas por otros. Tomamos nuestras señales de otras personas que supuestamente "saben" y pueden decirnos lo que debemos hacer y ser en cada compartimento distinto de nuestras vidas. Nos encontramos "ansiosos por conformar, pero siempre en duda en cuanto a qué es exactamente a lo que debemos conformarnos." {2} Nos sentimos "cómodos en todas partes y en ninguna parte, capaces de una intimidad superficial con todos y en respuesta a todos." {3}
Todo esto produce en nosotros un sentido de estar constantemente en el cambio. El debate acerca de lo que era fundamental en nuestro universo-el cambio o la estabilidad-ocupó el pensamiento de los filósofos griegos mucho antes de Cristo. Este debate sigue en nuestros días. De hecho, un escritor señaló que "el postmodernismo puede ser visto como un debate acerca de la realidad." {4} La búsqueda, en tiempos modernos, por encontrar lo que es verdaderamente real-lo que es verdadero y estable-ha cedido. En los tiempos postmodernos, el cambio es fundamental; el cambio es normal.
En todo esto nos parece que perdemos nuestro sentido de identidad. De hecho, como veremos, los pensadores postmodernos de avanzada dicen que no tenemos ningún yo.
Los temas básicos: la verdad, el lenguaje y el poder
Señalé antes que el postmodernismo es más una descripción de los fracasos del modernismo que una filosofía en sí misma. Uno de los temas clave que divide a las dos eras es el de la verdad. Mientras que el modernismo era bastante optimista acerca de nuestra capacidad de conocer la verdad, no sólo acerca de nosotros y de nuestro mundo sino también acerca de cómo mejorar la vida, el postmodernismo dice que en realidad no podemos conocer la verdad. Para mencionar una forma en que nuestra falta de confianza en la razón para llegar a la verdad misma se evidencia, piense en cuántas veces las disputas se resuelven con insultos o apelando a la frase siempre disponible: "Bueno, esa es tu opinión," como si eso pusiera fin al asunto, o aún con la fuerza. Según notó un estudioso, "la discusión se ha transformado en retórica. La retórica luego pasa a depender de la fuerza, la seducción o la manipulación." {5}
Dado que no podemos realmente conocer la verdad-si es que hay una verdad para ser conocida-no podemos contestar preguntas acerca de la realidad última. No hay una única "historia"-como se la llama-que explique todo. Así que, por ejemplo, el mensaje de la Biblia no puede ser tomado como verdadero porque pretende dar respuestas finales acerca de la naturaleza de Dios, del hombre y del mundo. En la jerga del postmodernismo, es una metanarración, un historia que cubre todas las historias. Toda metanarración es rechazada de plano. Simplemente no podemos tener ese tipo de conocimiento, según
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