Apologética
Enviado por jcdeyvis • 19 de Febrero de 2014 • 6.472 Palabras (26 Páginas) • 317 Visitas
Iglesia Centro Cristiano Manual de Consolidación 1
LA CONSOLIDACIÓN
La Consolidación es retener los frutos nuevos. En todos estos años hemos ganado mucho pero
hemos retenido poco. A pesar de los miles que asisten a los cultos, otros, que un día se llegaron a la
iglesia y manifestaron su fe en Cristo, ya no están y es porque hemos fracasado en la Consolidación, en
no tener preparados “Hermanos Mayores” (Consolidadores) que le ayuden a afirmarse en la fe. Ellos
requerían un apoyo similar al demandado por un “recién nacido”. Los cuidados y atenciones a un bebé
son vitales en los primeros meses de vida. Así como un bebé no puede valerse por si solo, por no
contar con la capacidad de defenderse, alimentarse o sobrevivir; así el “bebé espiritual” no permanece a
no ser que tenga el cuidado adecuado y oportuno.
El trabajo no es llevarlos a la iglesia sino, ver la posibilidad de ganarlos y consolidarlos para
verlos firmes en la iglesia, luego de pasado un tiempo. Por esto debemos revertir esta situación de no
retener los frutos nuevos. Debemos trabajar para consolidar lo mas efectivamente posible a las
personas que se deciden por Cristo.
Para ello debemos, en primer lugar, tener un corazón y un espíritu correcto: hay que “amar a la
gente”. Ver a la gente como Dios la ve, con compasión. La Consolidación debe ser un estilo de vida.
Debemos pensar en todo tiempo lo que podemos hacer para consolidar eficazmente, por amor a la
gente. Para que aquel que un día decidió recibir a Jesús en su corazón, no se vuelva a su antigua vida
de angustia, tristeza y condenación. La consolidación debe hacerse con excelencia por amor al nuevo.
En segundo lugar, debemos tener en cuenta que la persona debe “entender” la decisión que
tomó al recibir a Jesús en su corazón y lo que Cristo hizo por ellos en la cruz (Mt.13:18 y 19). Lo más
importante no es ganar sino que la gente “entienda”. Por eso es tan importante tomarse el tiempo en la
consolidación hasta que la persona entienda lo que acaba de hacer. No hay que estar apurados para
regresar a la reunión.
En tercer lugar, luego que la persona entendió, debe “permanecer”. Debe echar raíces,
haciéndose de amigos (en la iglesia o en un Centro de Multiplicación). Un grave error que se realiza en
la iglesia es el de no interesarse por el nuevo, no ofrecer la amistad a estas personas que Dios nos ha
confiado. Debemos interesarnos para que ellos se sientan mas cómodos y a gusto que con sus
amistades de su entorno no cristiano. Creemos que una vez que hace amigos en la iglesia, se le debe
animar a que participe de un Encuentro y explicarle la importancia del Bautismo en agua. Esto ayuda a
que permanezca.
El cuarto paso es “afirmarlos”. Ensañarles que no sean religiosos, sino gente de compromiso;
mostrándole “como” debe hacerlo y no meramente “lo que tiene que hacer”. Ya sabemos que esto se
logra solamente incorporándolo a un Centro de Adiestramiento.
Cuando una persona nueva es bien consolidada siempre traerá frutos que se multiplicarán (Mt.
13:23). Por eso debemos tomar este escalón de la Escalera al Éxito, con suma responsabilidad todos
los que estamos involucrados en el discipulado.
Si queremos presentar perfecto en Cristo a quien Él coloque en nuestras manos, para
consolidarlo, tendremos que esforzarnos y trabajar con excelencia (Col. 1:28 y 29).
Para esto debemos usar un método que nos haga Consolidadores eficaces. Por lo tanto veamos
cual es el método que usamos en el Centro Cristiano:
Iglesia Centro Cristiano Manual de Consolidación 2
1) El CONSOLIDADOR debe prepararse primero:
a) Vida en santidad.
Cualquier persona que desea ser usado por Dios en la Consolidación, debe vivir en santidad.
Debemos tener autoridad para consolidar, pero si hay pecados ocultos no podremos ser eficaces en la
consolidación. Recordemos que es una guerra entre la luz y las tinieblas, y que nosotros estamos
arrebatando almas de las puertas del infierno y llevándolas al Reino de la luz, y para esto, hace falta
autoridad espiritual que solamente la tienen las personas que viven en santidad.
b) Amor por la gente.
El amor por la gente fue la clave del éxito de Jesús. Él vio a la gente desamparada, sin afecto,
sin contención. Hoy en día, en este sistema individualista, las personas necesitan ser escuchadas y
contenidas en un ambiente de amor. Si no usamos amor para consolidar no haremos un trabajo eficaz,
y no estaremos afectando a la gente con el espíritu correcto. Por eso debemos pedirle a Dios que nos
ayude a desarrollar el amor hacia todas las personas.
c) Conocimiento de la Palabra.
Un consolidador debe tener conocimiento de la Palabra de Dios. En ella está la fuente de toda
sabiduría y crecimiento espiritual. Debemos leerla, escudriñarla y meditarla; así hablaremos con mayor
seguridad, dando el consejo de Dios, y no el nuestro. Si conocemos la Palabra, el Espíritu Santo nos
recordará los pasajes adecuados en los momentos que lo necesitemos.
d) Entusiasmo.
Todas las cosas que hacemos la debemos realizar como para el Señor. En la consolidación
debemos usar el entusiasmo, sabiendo que le estamos ayudando a Dios a rescatar las almas. Lo
debemos hacer con pasión y empeño. Los gestos y ademanes demuestran si hay o no un interés
genuino por las personas.
e) Oración.
Si en algo debemos ser especialistas es en la oración. Debemos tener disciplina de acudir a Dios
en oración todos los días de nuestra vida. Debemos hacer oraciones intercesoras por las personas que
no se han entregado al Señor, aun cuando no sepamos quienes son, ni los conozcamos directamente
por nombre. Aprenderemos a sentir dolor por las personas que no tienen a Jesús en su corazón.
2) LA CONSOLIDACIÓN INMEDIATA
Los pasos que un Consolidador debe realizar en una consolidación inmediata en la iglesia son:
1°.- Estar atentos, cuando se pregunta por los que están por primera vez en la reunión. Usted debe
visualizar si hay alguien a su alrededor y luego (en el llamado a la salvación) interceder por esa persona
para que tome la decisión.
2°.- Acercarse y animar a la persona que no levantó la mano (en el llamado a la salvación), a que lo
haga. Por ejemplo acérquese y haga una invitación como esta: “¿Desea que le acompañe al
...