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Año De La Fe


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2014  •  2.586 Palabras (11 Páginas)  •  242 Visitas

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En 1967, mientras la iglesia estaba bajo las manos de Pablo VI se conmemoró el martirio de los apóstoles Pedro y Pablo en el décimo noveno centenario de su supremo testimonio. Pablo VI mando a la iglesia a que diera una autentica y sincera profesión de fe. En ese año toda la iglesia pudo adquirir una exacta conciencia de su fe, para reanimarla, para confirmarla y para confesarla.

Creo que hoy en día lo que nos pasa es que tenemos vergüenza de tener fe, de demostrarla y practicarla. Nos importa lo que los demás piensan y lo que los demás dirán. Nos preocupan las consecuencias que nos traerá hacer un compromiso de Fe. La hacemos a un lado, la apartamos de nuestra vida o la vivimos nosotros solos sin darla a conocer a los demás. Muchas veces la alejamos de nuestra vida porque no concuerda con lo que está de moda o porque nuestros amigos no la viven. Benedicto XVI advirtió, “la fe corre el riesgo de apagarse como una llama que ya no encuentra más alimento. Nos encontramos ante una profunda crisis de fe, una pérdida del sentido religioso que constituye el desafío mayor para la Iglesia de hoy.”

Por esta razón creo que el Papa Benedicto XVI ha querido volver a hacer algo semejante a lo que hizo su predecesor y convocó a lo que será el Año de la Fe. Esta convocatoria la

hizo a través de una carta apostólica en forma motu propio, Porta Fidei. Este Año de la Fe comenzará el 11 de octubre de 2012, en el 50º aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, y terminará el 24 de noviembre de 2013, solemnidad de Cristo Rey del Universo. También el día de su comienzo se celebrará los veinte años de la publicación del catecismo de la Iglesia Católica.

El logo del Año de la Fe esta sobre un campo cuadrado, enmarcado, se representa simbólicamente una barca, imagen de la Iglesia, en navegación sobre olas apenas insinuadas gráficamente cuyo árbol maestro o mástil es una cruz que iza las velas con signos dinámicos que realizan el monograma del nombre de Jesucristo (IHS); el fondo de las velas es un sol que asociado al monograma hace referencia y nos recuerda a la eucaristía. También está listo el himno oficial: “Credo, Domine, adauge nobis fidem”.

Hemos necesitado la fe ayer, hoy y para siempre. La fe es tener confianza en algo o en alguien. En el sentido espiritual, la fe es la confianza que tenemos en Jesucristo que nos lleva a obedecerle. Como dice en Hebreos 11:1, La fe es tener esperanza en lo que no se ve, pero que es verdadero. Ahora en la actualidad no hemos visto a Jesucristo, pero sabemos que existe por la influencia del Espíritu que

adquirimos a través de las Escrituras y que desarrolla nuestra fe. La fe cambia vidas y nos hace actuar por amor. En su Carta, el Papa hace mucho énfasis de que el amor de Cristo llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. En este año de la fe el Papa nos invita a redescubrir nuestra fe, pero también nos invita a evangelizar, a profetizar y dar a conocer su palabra. Yo pienso que no debemos de cerrar la boca. Si tenemos fe, debemos practicarla y hacer que otros, por medio del ejemplo y nuestro testimonio, también comiencen a hacerlo. Dios quiere que vayamos por todo el mundo proclamando su evangelio. Él quiere que seamos misioneros, que compartamos su palabra con vecinos, con amigos, con familiares y con todas las personas que tengamos la oportunidad de hacerlo. Nuestro señor Jesucristo dijo en Mateo 5:14 que nosotros somos la luz del mundo, por lo que pienso que debemos brillar y alentar a otros por medio de nuestro ejemplo.

La renovación de la Iglesia es cuestión de fe y pasa también a través del testimonio ofrecido por la vida de los creyentes: con su misma existencia en el mundo, los cristianos están llamados efectivamente a hacer resplandecer la Palabra de verdad que el Señor Jesús nos dejó.

Me encanta como el Papa dice en la carta que debemos de

redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. Leyendo acerca de lo que piensan los cardenales, arzobispos, obispos y sacerdotes de la iglesia me llamó la atención lo que dijo el Cardenal Fernando Filoni, ante la Asamblea General de las Obras Misionales Pontificias, él dijo que debemos ser más osados en el anuncio del Evangelio y ampliar la cooperación misionera. También dijo que la evangelización es una actividad que se sitúa en el corazón de la Iglesia. No es obra de navegantes solitarios, por el contrario, acompaña y se asocia al camino del pueblo de Dios. Por lo tanto, debemos integrarnos y participar en los eventos eclesiásticos que este año tienen una especial relevancia y significación, refiriéndose al Año de la fe.

Jesús nos invita a creer en Él y alimentarnos de la palabra de Dios por medio de las Escrituras y las misas en la iglesia. En la carta el Papa hace énfasis en una interesante pregunta que hizo Jesús: ¿Qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios? El contestó esa pregunta citando Juan 6:28 que dice: La obra de Dios es esta: que creáis en el que ha enviado. Al leer su respuesta se contesta claramente la pregunta. Nuestra misión aquí en la tierra es creer en Jesucristo y seguirle, en otras palabras tener fe en

Él. En Juan 14:6, Jesús nos dijo: Yo soy el camino, y la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí. Por tanto el camino para salvarnos es Jesucristo y nuestra fe debe estar centrada en Él. Si tenemos fe, la profesamos y le seguimos de cierto veremos a Dios. Para eso todos estamos aquí para volver con Él. Por esto la fe debe ser el centro de nuestra vida.

Mientras leía la carta me di cuenta que el objetivo principal de este año de la fe es hacernos ver la importancia de creer y encontrar el sendero justo para acceder a la puerta de la fe. Como se explica en esta, la puerta de la fe nos lleva a vivir una vida de la mano con Dios y esa oportunidad estará siempre disponible para nosotros, porque las puertas de la iglesia siempre están abiertas a todos. Se cruza el umbral de esa puerta cuando la palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida, como nos explica el Papa en la carta. Este empieza con el bautismo y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna.

La fe se puede asemejar a una planta ¿Qué necesita una planta para crecer? Agua. Nuestra fe ciertamente necesita agua y solamente crecerá y se fortalecerá si la regamos con esa agua, que es la biblia,

la oración constante, la asistencia a misa y la búsqueda de la verdad.

El papa invita a toda la comunidad a confesar la fe con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza en el Señor Jesucristo en las catedrales e iglesias de todo el mundo; en nuestras casas y con nuestras familias, para que sintamos con

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