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CAPITULO XI IGLESIA, PUEBLO DE DIOS


Enviado por   •  21 de Abril de 2017  •  Tarea  •  3.122 Palabras (13 Páginas)  •  280 Visitas

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CAPITULO XI
IGLESIA, PUEBLO DE DIOS

La Iglesia es algo unitario que nace de la persona de Cristo, perteneciendo a esa única misión que Dios Padre le encomendó: redimir y salvar al género humano. Por ello Cristo quiso dejar también en el tiempo y espacio una prolongación de su misión salvadora: La Iglesia.

El Concilio Vaticano II define a la Iglesia: “La congregación de todos los creyentes que miran a Jesús como autor de la salvación y principio de la unidad y de la paz, es la Iglesia, convocada y constituida por Dios para que sea sacramento visible de esta unidad salvadora para todos y cada uno”.

Durante la vida histórica de Jesús hay una serie de actos mediante los cuales se va delineando la imagen de la Iglesia. Jesús inicia la predicación del evangelio o buena nueva de la salvación, con el anuncio del Reino de Dios. Jesús tiene conciencia de que ha llegado el acontecimiento preparado por Dios en la historia del Pueblo de Israel. El Reino ya está inaugurado en la acción de Jesús. Este Reino de Dios se identifica, en cierto modo, con el mismo Jesús

La voluntad fundacional se manifiesta claramente en la promesa hecha por Cristo: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella, A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desate en la tierra quedará desatado en los cielos”.

Al llamarle “piedra” Jesús no piensa en cualidades naturales del Apóstol, sino en la misión que debe realizar. Jesús habla de la “piedra” en relación con la construcción de la Iglesia. Y en esta comunidad Pedro tendrá la misión o función unificadora. Si la roca es el símbolo de la función autoritativa de Pedro, “las llaves” expresan el ejercicio práctico de tal potestad. Pedro no será el fundador, sino el responsable directo. Las llaves son así la expresión de su entrega al bien y salvación común de las almas y corazones de quienes han creído. La imagen “atar y desatar” se refiere a la doctrina, pero se extiende también a todo el Patrimonio salvífico entregado por Cristo a la Iglesia. . Y de esta obra de evangelización permanente en la Iglesia, Pedro será el responsable.

Hay otro hecho incontrovertible que hay que referir al Jesús histórico, y que denota su voluntad innegable de reunir alrededor de sí el nuevo pueblo mesiánico: la elección y formación de sus discípulos. Estos son los miembros de la primera Iglesia, los primeros creyentes. De esta manera, la Iglesia está en marcha. La misión de los Apóstoles es continuar con la misma misión de Cristo.

La Nueva Alianza en la Sangre de Cristo

Dentro de la actividad del Señor lo más que se relaciona con la fundación de la Iglesia es la Ultima Cena, expresión de la voluntad última de Cristo Jesús. Se manifiesta la intención clara de dar comienzo a una nueva comunidad de Israel, un nuevo Pueblo de Dios, fundado en una Nueva Alianza. Esta queda sellada mediante la sangre misma de Jesús que posee un valor de sacrificio y una misión liberadora, ya que la sangre se derrama para el perdón de los pecados, que es lo que ata a los hombres. La base del culto de la Nueva Alianza será la Cena, la Eucaristía

La Venida del Espíritu Santo: Manifestación solemne de la Iglesia

La Iglesia del Resucitado está estrechamente vinculada a la actividad del Espíritu Santo. De hecho, por la fuerza de la venida del Espíritu Santo queda definitivamente constituida la Iglesia. Por ello, la Iglesia hace posible en el tiempo y en el espacio la salvación de todos los hombres dada por Cristo Jesús.

CAPITULO XII
LAS NOTAS DE LA IGLESIA

Son ciertas propiedades, características o rasgos esenciales de la Iglesia que la hacen externamente reconocible y discernible como la verdadera Iglesia de Cristo. Las notas son una consecuencia de su naturaleza sacramental y una condición imprescindible de su misión.

Las cuatro notas de la iglesia son:

La unidad: El designio de Dios en Cristo ha sido reunir a todos los hombres en una sola Iglesia. La verdadera Iglesia de Cristo sólo puede ser una: nunca varias ni simultánea ni sucesivamente. En el correr de los tiempos persiste la misma Iglesia, con toda la riqueza de doctrina, de medios salvadores, de poderes conferidos por Cristo. La unidad de la Iglesia implica: unidad de fe, unidad de régimen o de jerarquía, unidad litúrgica y de sacramentos.

La santidad: La iglesia es santa, porque goza de indefectible santidad, ya que Cristo, el Hijo de Dios, a quien con el Padre y el Espíritu llamamos el solo santo, es la cabeza de la Iglesia, la parte primordial de ese cuerpo. Los miembros están unidos a la cabeza, participando de su misma vida. Por eso, la Iglesia es santa en sí misma. También es santa en cuanto sus miembros se hallan en vías de santificación por obra de Dios.

En algunos miembros de la Iglesia hay pecado, pero el pecado no procede de la Iglesia, sino de los miembros que están en la Iglesia. La Iglesia santa no excluye a los pecadores. Los pecadores son miembros de la Iglesia en virtud de los valores espirituales que subsisten en ellos.

La catolicidad: El nombre católico proviene del griego katholikós y quiere decir universal. El contenido de esta palabra es bíblico, revelado. La Iglesia rebasa fronteras, razas y lugares.

Se debe distinguir una catolicidad externa, que se refiere a todos los hombres de todos los tiempos en todos los lugares: catolicidad antropológica, cronológica, geográfica. Y una Interna, que se refiere a la plenitud de la verdad y de los bienes de salvación.

La Iglesia apostólica: Se puede decir que la Iglesia es el verdadero pueblo de Dios, porque está en relación con los apóstoles, auténtico fundamento sobre el que están edificados los hombres como comunidad salvadora. La apostolicidad exige continuidad con la Iglesia de los Apóstoles, presencia de todos los elementos que ellos legaron como divinos.

CAPITULO XIII
CONSTITUCIÓN JERÁRQUICA DE LA IGLESIA

La Iglesia es una comunidad jerárquica porque sus miembros no desempeñan el mismo papel ni son absolutamente iguales. Existen diferentes grados o categorías de poder entre los fieles. Podemos hablar de una jerarquía de orden y de una jerarquía de jurisdicción. La primera se ordena a la santificación de los miembros de la Iglesia mediante la administración de los sacramentos. La forman los obispos, los sacerdotes y los diáconos. La segunda, a gobernar y guiar los fieles de la Iglesia: el Papa y los obispos.

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