CORAZONES QUE TIENEN SED DE DIOS
Enviado por ar84na96li32 • 13 de Marzo de 2013 • 331 Palabras (2 Páginas) • 533 Visitas
Como el ciervo brama
por las corrientes de
las aguas, así
clama por ti, oh Dios,
el alma mía. Mi alma
tiene sed de Dios, del
Dios vivo; ¿Cuándo
vendré, y me
presentaré delante
de Dios?
—Salmos 42:1,2
l
El remanente santo de Israel, el pueblo de
Dios, anhela a Dios, igual al pueblo de Dios
durante todas las edades. Este remanente
nos recuerda a David. Yo pienso que David fácilmente podría haber dicho estas palabras escondido
en la cueva que miraba hacia el valle. Posiblemente
escuchaba a los cazadores, el ladrar de los perros y
dentro de unos minutos un crujir de hojas (el movimiento de un animal acercándose a la cueva). Sus
guardias se ponen en alerta. Un riachuelo pasa justo
en frente de la cueva y allí aparece un pequeño ciervo,
la boca seca, la piel mojada, se sumerge la cabeza en
el agua y bebe a grandes tragos. Levanta la cabeza,
espera un momento, escucha y luego de nuevo toma
del agua.
Por lo tanto dice el Salmista, “Como el ciervo brama
por las corrientes de las aguas, así clama por ti, Oh
Dios, el alma mía.” ¿Así te sientes en tu relación con
Dios? Hay algunos que dicen que si somos muy legalistas y guardamos los Diez Mandamientos, agradamos a Dios. Mi amigo, el hombre está apartado de
Dios; necesita más que los Diez Mandamientos. Los
Diez Mandamientos nos enseñan que somos pecadores, y estamos en rebelión contra Dios. No le deseamos ni hay lugar en nuestras vidas para Él. Por lo
tanto, nos hace falta el nuevo nacimiento. Tenemos
que pertenecer a la familia de Dios donde podemos
decir no solo como una escritura memorizada sino
una escritura que sale de nuestros corazones, “Como
el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así
clama por ti, oh Dios, el alma mía.”
Esto será muy significativo para el remanente de Israel, y ahora también es significante a muchos de los
hijos de Dios.
—De Mensajes editados sobre los Salmos
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