Confianza
Enviado por josefe35 • 4 de Abril de 2015 • 581 Palabras (3 Páginas) • 247 Visitas
“Los que conocen tu nombre confiarán en ti.” (SALMO 9:10.)EN VISTA de los innumerables peligros que amenazan nuestro bienestar, es lógico que los seres humanos busquemos protección. Hay quienes creen que pueden asegurarse el futuro acumulando dinero, cuando, en realidad, este es un refugio poco fiable. De hecho, “el que confía en sus riquezas... él mismo caerá”, afirma la Biblia (Proverbios 11:28). Otros depositan su confianza en líderes humanos; no obstante, incluso los dirigentes más destacados cometen errores y también mueren. Por ello, las Escrituras aconsejan con acierto: “No cifren su confianza en nobles, ni en el hijo del hombre terrestre, a quien no pertenece salvación alguna” (Salmo 146:3). Estas palabras inspiradas también nos advierten que es peligroso confiar en nosotros mismos, dado que somos igualmente simples ‘hijos del hombre terrestre’.2 El profeta Isaías criticó a los caudillos de la nación de Israel porque se habían amparado en “el refugio de una mentira” (Isaías 28:15-17). En su particular búsqueda de seguridad establecieron alianzas políticas con las naciones limítrofes, alianzas que no eran fiables: una mera mentira. Así mismo, muchos líderes religiosos actuales sostienen buenas relaciones con los dirigentes políticos, pero tales alianzas resultarán ser “una mentira”, no aportarán seguridad duradera (Revelación 17:16, 17).Los buenos ejemplos de Josué y Caleb3 ¿Dónde, pues, debemos buscar seguridad? Donde Josué y Caleb la buscaron en los días de Moisés. Poco después de la liberación de Israel de la esclavitud egipcia, la nación estaba lista para entrar en Canaán, la Tierra Prometida. Se enviaron doce hombres para espiar el territorio, y al cabo de cuarenta días volvieron para dar un informe. Solo dos de ellos, Josué y Caleb, hablaron favorablemente del futuro de Israel en Canaán. Los demás admitieron que la tierra era buena, pero dijeron: “La realidad es que la gente que mora en la tierra es fuerte, y las ciudades fortificadas son muy grandes”, y agregaron: “No podemos subir contra la gente, porque es más fuerte que nosotros” (Números 13:27, 28, 31).4 Los israelitas hicieron caso de los diez espías, y el miedo se apoderó de ellos hasta tal punto, que empezaron a murmurar de Moisés. Finalmente, Josué y Caleb, en una defensa apasionada, dijeron: “La tierra por la que pasamos para espiarla es una tierra muy, muy buena. Si Jehová se ha deleitado en nosotros, entonces ciertamente nos introducirá en esta tierra y nos la dará, tierra que mana leche y miel. Solo que contra Jehová no se rebelen; y ustedes, no teman a la gente de la tierra” (Números 14:6-9). Con todo, el pueblo no escuchó, y, en consecuencia, no se les permitió entrar en la Tierra Prometida en aquella ocasión.5 ¿Por qué dieron Josué y Caleb un buen informe y los otros diez espías uno malo? Los doce habían visto las mismas ciudades fortificadas y las
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