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Corazon Alegre


Enviado por   •  15 de Septiembre de 2013  •  3.319 Palabras (14 Páginas)  •  361 Visitas

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Monografía: Malestar social, malestar escolar y malestar docente.

Introducción

A través del siguiente trabajo de investigación nos propondremos realizar un análisis sobre la interrelación que se presenta entre el malestar social, el malestar escolar y el malestar docente.

Comprendemos que el contexto de nuestra sociedad actual genera nuevos campos de intervención en psicopedagogía, por ello intentaremos situarnos desde una mirada critica para redefinir estos nuevos campos de intervención teniendo una posición critica del presente y de estos fenómenos.

Desarrollaremos en primer lugar la definición de cada uno de estos temas, para luego interrelacionar estos fenómenos. Creemos necesario exponer las dificultades de aprendizaje que se generan a partir de ellos y por ultimo concluir con un análisis del lugar que el psicopedagogo ocupa ante estas dificultades de aprendizaje para realizar una reflexión sobre las mismas.

Intentaremos reflejar en este trabajo el espacio que ocupa la escuela para los niños que asisten a ella. La escuela es un espacio de construcción de la subjetividad, es un espacio clave para el intercambio de conocimiento como también el lugar en el cual los niños confrontan con otras realidades diferentes a las percibidas individualmente. Permite conocer nuevos mundos y genera saberes que van más allá de los conocimientos.

Por ello comprender el por que de estos malestares en un espacio tan importante, permite generar nuevas visiones y nuevos modos de actuar ante ellos.

Malestar social, malestar escolar y malestar docente.

Es fácil reconocer que nuestra sociedad permanece en deuda con millones de personas que viven diariamente en condiciones de extrema precariedad y confrontados al horror del hambre. Las inequidades se consolidan y se naturalizan a lo largo de las ultimas décadas, pobreza, exclusión, indiferencia son causa y al mismo tiempo manifestación del malestar social.

El contexto de nuestra actual sociedad de mercado se caracteriza por carecer de puntos de apoyo y figuras de autoridad, normas y reglas se encuentran con un vacío de sentido social. Nos encontramos en forma permanente dentro de una carrera constante por mejorar y perfeccionarnos sin tener bien en claro hacia donde vamos y sin la certeza de conseguir lo que buscamos. Vivimos en incertidumbre y con sensaciones de culpabilidad, de estar en falta permanentemente. En general, la sociedad presenta una depresión vinculada a la falta de perspectivas y a la frustración de los propios objetivos.

Por otro lado se presenta la realidad de las poblaciones marginadas. La población que vive en pobreza produce formas determinadas de vivir y concebir la realidad. Su malestar es producto de sus condiciones de vida, en donde el hambre, la inseguridad y la violencia son manifestaciones de este fenómeno. Las familias carenciadas de nuestra sociedad se definen por la inestabilidad laboral, habitacional y familiar.[1] El grupo familiar se estructura en general, sobre una madre con numerosos hijos, padres ausentes o violentos, nuevas parejas, familias que incluyen abuelos y tíos en una misma vivienda precaria. Como consecuencia de esta inestabilidad se produce una imposibilidad de proyectar a futuro, se vive en situación de inmediatez.

Ante este malestar social nos preguntamos ¿que lugar ocupa la escuela hoy?

Según un informe [2] del Ministerio de Educación de la Nación; desde el año 2002, son alrededor de 250.000 mil alumnos los que repiten cada año, más de 177 mil niños de 6 a 14 años están fuera del sistema escolar. Medio millón de jóvenes de 12 a 17 años no cursan la secundaria, 90.000 finalizan con materias pendientes que nunca rinden, y la comparación entre escuela privada y pública tiene un contraste que afirma la fragmentación y la desigualdad educativa entre los jóvenes. Los indicadores de la escuela pública son 23 % de abandono y 13 % de repitencia; contra el 1.1 % y 4.4 % de la escuela privada.

Asi se presenta el fenómeno que pone en cuestion el malestar escolar: “la escuela publica esta en crisis”.

La pobreza, el trabajo, embarazo y adicciones figuran como realidades que aumentan la deserción y otras falencias en la educación de los jóvenes. El no tener un contexto familiar y social que los contenga, provoca que los problemas de repitencia degeneren en abandono. Si a eso le agregamos que muchos jóvenes acarrean con la obligación de ayudar económicamente en sus hogares, el panorama empeora.

Un estudio de la UNESCO realizado en 2007, informa que el 20 % de los chicos de las Zonas urbanas entre 5 y 14 años trabajan por alguna paga ó en sus casas.

Una encuesta del Ministerio de Trabajo de la Nación y la OIT. en 2006, arroja que en las zonas rurales, uno de cada cuatro niños realiza tareas vinculadas al autoconsumo, como el cultivo y la cosecha agrícola, el cuidado de animales ó la construcción de la vivienda familiar.

El embarazo infantil y adolescente, es otro de los factores, se revela que por año unas 3.000 chicas de entre 10 y 14 años se convierten en madres niñas. Las estadísticas estatales dan cuenta de 100.000 nacimientos por año con madres entre 15 y 19 años.

Los datos del organismo oficial Indec demuestran que en 2006, de los jóvenes que terminaron la escuela secundaria, el 72,5% pertenecía a hogares no pobres, mientras que el 28,4% provenía de familias pobres.

De esta manera la educación parece ser un lujo al que sólo puede acceder un sector de la sociedad.

La escuela solo se encuentra preparada para afirmar el dogma de la uniformidad, ignorando las diferencias culturales y socioeconomicas.

La subjetividad de los niños de los sectores carenciados, se encuentra muy vulnerada. En estos sectores poco se alienta al dialogo en el niño, los adultos no acostumbran a escucharlo, ni ejercitar sus relatos. Cuando estos niños ingresan a la escuela suelen no comprender la lengua hegemónica y sus códigos. El lenguaje de estos niños es corporal, es un lenguaje de acción, en donde el pensamiento es esencialmente concreto, ya que la cotidianeidad de estos niños es tan dura y concreta que dificulta la intelectualizacion y la abstracción. Sus códigos comunicativos se caracterizan por lo gestual sobre lo verbal. Otro rasgo de estas poblaciones es la violencia, la ley del más fuerte, que luego se traslada a la escuela.

Es de esta manera, que al ingresar a la escuela, su cultura no suele coincidir con los requerimientos de esta. La cultura de origen es así despreciada e ignorada. Los niños se autodesvalorizan y rechazan la escolaridad, por ser algo extraño a sus vivencias y necesidades cotidianas. Desde la escuela se argumenta que la experiencia

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