Cuando Dios Se Cansa
Enviado por therousy • 4 de Agosto de 2011 • 2.090 Palabras (9 Páginas) • 769 Visitas
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Cuando Dios se cansa
Hay situaciones que nos desgastan, nos hacen perder la tolerancia, la paz y tranquilidad. Las
circunstancias adversas nos irritan y provocan relaciones ásperas con las personas que nos rodean. Es
necesario que revisemos nuestro comportamiento para evitar consecuencias graves que después no
podamos arreglar. He tratado con matrimonios que llevaron su relación al extremo. Se desgastaron al
punto que se pierde cualquier esperanza de reconciliación y lo único por hacer es afrontar la separación
de la forma menos dolorosa. Es una lástima que los humanos llevemos siempre las cosas al límite donde
ya no hay salida. Intentamos recuperar a los hijos cuando ya es imposible que vuelvan. Buscamos ayuda
para nuestro matrimonio cuando ya nos sacaron las maletas a la calle. Sabemos lo que tenemos hasta
que lo perdemos.
De la misma forma que llevamos nuestra tolerancia al límite, hemos desgastado la tolerancia de Dios.
Estamos hechos a Su imagen y semejanza, nos cansamos porque a Él también le ha sucedido. Nos
irritamos pero también irritamos a otros, aunque preferimos ver lo malo que nos hacen antes de
reconocer que también hacemos cosas desagradables. La esposa puede decir con lujo de detalles todo
lo que su esposo le ha hecho desde el noviazgo. Cuenta cómo le descubrió la primera infidelidad pero se
casó con la certeza de que cambiaría. Ahora lo mantiene, le aguanta sus berrinches, etc., etc. Pero esa
misma esposa es incapaz de reconocer sus errores y tiene mil argumentos para justificar su mal humor,
descuido y depresión. Ante las críticas nos defendemos y asumimos un proceso de negación porque es
desagradable que nos confronten. El problema siempre es de otros.
Hijo prudente y sabio
Proverbios 10:1 advierte: El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza de su madre.
Todos somos hijos, unos alegramos y otros entristecemos. El pasaje es muy claro pero no se detiene a
explicar lo grave de la necedad extrema que es capaz de desgastar la paciencia de los padres. Los
adolescentes sobre todo, padecen de necedad excesiva. No escuchan los consejos de los padres porque
los creen desconfiados y anticuados. Pero lo que no aprendan de los padres, lo aprenderán de la vida
luego de muchos sufrimientos. Los jóvenes no escuchan a su madre cuando les advierte sobre las malas
amistades. Le dicen que Dios se los envió para darles luz, sin darse cuenta que son ellos quienes
terminarán a oscuras. Si tu madre te advierte sobre las discotecas le dices que no es malo bailar porque
incluso Jesús lo hizo y Él está contigo en cualquier lugar para que nada te suceda. La jovencitas le
responde a su mamá que no sea desconfiada cuando le advierte sobre ese muchacho que no parece
tener buenas intenciones. Esas actitudes necias de los hijos son un mensaje del poco valor que le dan al
esfuerzo de sus padres. Si el hijo desperdicia su tiempo y no estudia, le dice a su padre que no aprecia la
oportunidad que le brinda de tener éxito en la vida. Lo mismo sucede en cualquier relación. Entre jefes y
empleados también hay actitudes desgastantes cuando el empleado no aprovecha su tiempo y
desperdicia los recursos de la empresa escribiendo mails a sus amigos o “conectando” novias por
internet en vez de esforzarse en su trabajo.
Dar para recibir
Efesios 6:1-4 aconseja: Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu
padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga
vida sobre la tierra. Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y
amonestación del Señor.
Los padres también deben escuchar a sus hijos y tener la habilidad de corregirles. Ellos demandan
atención desde pequeños y merecen ser escuchados. Un padre alcohólico debe escuchar a su hijo
cuando le pide que ya no beba porque le da miedo verlo borracho. Al continuar con la conducta negativa,
le dice al hijo que no le importa su opinión y no valora lo que pide. El mensaje es: “así soy y tienes que
aguantarme”. Esta actitud negativa se vuelve un círculo que termina muy mal. Un padre debe escuchar
aguantarme”. Esta actitud negativa se vuelve un círculo que termina muy mal. Un padre debe escuchar
las demandas de sus hijos cuando piden que no sea tan enojado. Acabo de recibir el correo de un joven
que fue violado desde pequeño por los amigos borrachos del padre que abusaban de él. Este hombre
debió escuchar las demandas de su hijo y dejar de beber pero no lo hizo y le hizo un terrible daño.
Debemos cambiar las conductas que lastiman a otros, especialmente a las personas que amamos. Nadie
debe acomodarse a tus malos hábitos. No insistas en tener un estilo de vida que trae inestabilidad y
dolor. Evita que tus hijos pasen por la pena de sacarte cargado de algún bar o tener que pasar la
vergüenza de pedir prestado para pagar la comida o el colegio. Valora lo que te demandan cuando es
justo y correcto.
Nuestro Señor es un Dios de amor pero también se cansa de dar y no recibir. En cualquier relación se
debe compartir. Dios quería recuperar Su relación con los hombres y para lograrlo hizo un sacrificio que
espera agradecimiento. No sean de los que tienen por menos la sangre del Cordero. Él dio lo mejor que
tenía por nosotros y pide tu gratitud que se traduce en adoración, obediencia, santidad, arrepentimiento,
integridad, cambio de vida, renovación del pensamiento, fe y perseverancias en Su palabra. El Señor
dijo: “vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os mando”. También dijo: “el que me ama guardará Mi
palabra”. Ese es el lenguaje de gratitud que espera escuchar.
Necedad que cansa
Génesis 6:5-7 relata: Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo
designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Y se arrepintió
Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz
de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del
cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.
Sería terrible que dijera esto ahora cuando dio a Su Hijo para salvarnos y darnos la oportunidad de una
nueva vida. Imagina
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