DERECHO Y RELIGION
Enviado por nagapa77 • 7 de Octubre de 2012 • 2.339 Palabras (10 Páginas) • 1.259 Visitas
Para entender el presente caso objeto de investigación, es decir, la estrecha relación entre la religión y el derecho, primero que todo es fundamental tener claro las diferentes nociones de los conceptos relacionados a continuación; es necesario entender el Derecho “para decirlo con una definición clásica, lo justo, la cosa justa -ipse res iusta, … y es también un poder o facultad inherente al sujeto para reclamar lo que es suyo; finalmente, el derecho como ley es la regla o principio directivo de la convivencia” y en su clasificación más estricta comprender al denominado derecho natural como “El derecho (Conjunto de normas, principios e instituciones), que no se puede comprobar a partir de la verificación de ciertos fenómenos, sino que su creación se atribuye a una entidad metafísica, ya sea una divinidad, un grupo de divinidades o la naturaleza (del hombre, de la sociedad, de las cosas)” , mientras el derecho positivo es concebido como un “derecho que existe solamente porque los seres humanos lo han creado.”
Por otro lado, es imperante entender una definición descriptiva de religión “Según la bien conocida etimología que da Cicerón del término; la palabra latina religio se deriva de re-ligere, que significa "estar atento, considerar y observar, mantenerse unidos" como opuesto a negligere (`descuidar, socavar'; es decir, religión significa el cumplimiento consciente del deber, temor de un poder más alto. El apologista tardío Lactancio (ca. 260-340 d.C.) creía que la palabra derivaba de re-ligare, que significa "atar, mantener junto"; una relación estrecha y duradera con lo divino. El hombre está conectado con Dios por el lazo de la religiosidad. Desde esta perspectiva, la religión es un hecho que entra en el dominio de la interioridad y del sentimiento humano. Aunque no existe certeza sobre la exactitud de estas derivaciones, la última fue adoptada por San Agustín y dominó los puntos de vista teológicos de la Edad Media. Ambos significados se pueden integrar para indicar el doble aspecto de la religión, a saber: la dimensión objetiva y subjetiva de la experiencia religiosa. El acontecimiento más importante ocurrido en la más reciente historia de la palabra en la cultura occidental es la transformación de su significado de una referencia primaria a la práctica ritual de un culto específico a una referencia básica a un sistema total de creencias y prácticas que operan en una sociedad dada. La complejidad y diversidad de las religiones del hombre, así como los sentimientos profundos y ambivalentes que suscitan, han dado lugar a una serie heterogénea de definiciones de religión, muchas de las cuales incluyen suposiciones evaluativas y enfatizan indebidamente un aspecto de los sistemas religiosos”. Así mismo, el término ‘religión’ “hace referencia a las perspectivas de uno, de sus relaciones para con su Creador, y de las obligaciones que ellas imponen de reverenciar su ser y carácter, y de obediencia a su voluntad” .
“Históricamente estos dos términos, Religión y Derecho, aparecen siempre el uno al lado del otro. No sólo porque siempre o casi siempre la vivencia colectiva de las creencias religiosas termina organizándose colectivamente creando el Derecho confesional, sino también porque la religión aparece indisolublemente unida a la organización jurídica de la convivencia civil o Derecho secular.” (Subraya y negrita fuera del texto).
Es decir, que para cualquier organización de Estado entendido como una organización social, económica, política soberana y coercitiva, es imperante la existencia de alguna religión o creencia o un conjunto de ellas, sea cual sea dependiendo la sociedad en la que se presenta. Es fundamental para el hombre como ser humano dotado de racionalidad, contar con un derecho divino, algo del más allá, algo en que creer, algo más poderoso que el mismo que le imponga los principios básicos para vivir en sociedad o comunidad; está claro que el hombre por si solo no podría llegar a un equilibrio en cuanto a lo que esta bien y mal frente a los demás, siempre se han necesitado preceptos, mandamientos, principios y ordenes entre otros que rijan la vida de los seres humanos y las leyes que los acompañan a lo largo de su existencia imponiendo la justicia para todos y respetada por todos.
Entonces, queda claro que en cuanto a derecho y religión, “En ambas dimensiones hay una exigencia de justicia, y es en ellas donde se produce una mutua imbricación entre derecho y religión, pero también en la concepción de lo justo que es, digamos así, la estrella polar del derecho, hay una referencia que se remite a lo religioso. Esto explica que el derecho haya tenido un fundamento religioso y que históricamente sea una expresión secular de la norma religiosa”.
Ahora bien, teniendo en claro lo anterior, podemos entrar a ahondar en el tema de la existencia de una estrecha relación entre la religión y el derecho, entendiendo que la misma ha existido a la par con la existencia de la sociedad; es decir, que la relación entre religión y el derecho existe desde que el hombre por ser un individuo social por naturaleza, vio la necesidad de vivir en sociedad ("ubi
homo ibi societas"), razón por la cual también nació la necesidad de crear preceptos jurídicos para lograr vivir en un ambiente de paz y armonía; atribuyéndose como guía u origen de estos preceptos y formulación de leyes humanas, a la religión ó más aún a la existencia de un origen divino, diferente en cada una de las comunidades alrededor del mundo, representado así por Dios, Buda, Yahvé, Alá, Ganesha y Ra (Dios del cielo, Dios del sol) entre otros.
Como bien lo argumenta José Mª Martí Sánchez en su obra Derecho y factor religioso en la historia: “En los primeros estadios de la historia la cohesión social se impone como necesidad de cara a la supervivencia (frente a la naturaleza y el enfrentamiento con otros pueblos): el Derecho asume los valores (religiosos) de la sociedad (muy homogénea) y establece los requisitos de pertenencia social. La conciencia (y la disidencia) queda supeditada, en ese contexto, al sentir social”.
Fue así como las creencias de las diferentes sociedades, dieron origen a las mismas leyes que las regulaban; aduciendo siempre que existía un ser superior divino que había otorgado a los humanos el poder de plasmar y regular las leyes por él impuestas para que fueran acatadas y respetadas por toda la comunidad; en otras palabras “en cuanto que es el hombre, con su naturaleza recibida de Dios, quien es salvado y quien entra a formar parte de la Iglesia y al mismo tiempo la constituye” , y por otro lado, que quien las desobedeciera o no cumpliera debería obtener un castigo proporcional
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