El Cataplasma Del Rey Ezequías
Enviado por Karina1979 • 5 de Enero de 2013 • 3.366 Palabras (14 Páginas) • 582 Visitas
Introducción
Supone un buen reto reflexionar, brevemente, en el mundo antiguo del cercano Oriente de aquella época y desde una perspectiva occidental no exenta de influencias, poder llegar a comprender mejor, el entorno del rey Ezequías y de su tiempo. Hemos escogido para éste pequeño estudio, que tan solo pretende que el lector se interese en el hecho de la curación mediante una pasta de higos, aplicada a la piel del rey Ezequías, enfermo de muerte hacia el s.VIII a.C. y el descubrimiento arqueológico de tal costumbre además de la realidad actual del valor medicinal del higo.
¿Por qué resulta interesante desde el punto de vista arqueológico? Porque en 1939 unos excavadores franceses hallan en el puerto de Ras Shamra (Siria) unos fragmentos muy antiguos que podrían corroborar el texto bíblico que encontramos en (Is 38.20) y en (II Rey 20.7)[1] A los arqueólogos les gusta afirmar que ellos son científicos, pero lo cierto es que ni los especialistas bíblicos ni ellos mismos son observadores "objetivos". La metodología se encuentra en revisión constante y son muchas las cosas que la arqueología tiene todavía que sacar a la luz sobre la vida y el mundo de la Biblia. Se trata de recobrar el pasado de pueblos y culturas anteriores a nosotros por el estudio sistemático de los materiales que dejaron. Descubrimos e interpretamos la Biblia, pero no tratamos de demostrar su veracidad, sino sencillamente, nuestro objetivo es entenderla mejor, más que confirmar el pasaje bíblico se trata de iluminarlo si se me permite, o por lo menos contextualizarlo.
Veo la historia antigua y moderna cuando me acerco a la arqueología, no me incomoda lo anecdótico de los descubrimientos que publicitan la inerrancia de la Biblia, porque creo en ella y en su inspiración divina, una teopneustia que merece toda nuestra atención.[2]
Analizando el pasaje
ANÁLISIS del Texto copia del original, en lengua hebrea.[3]
Veamos la lexicografía del texto masorético por analizar la expresión que es empleada y comprobar que efectivamente, la masa de higos podía ser utilizada con fines curativos.
Análisis de texto | 2º Reyes 20.7
2º Reyes 20.7
1.1 COMENTANDO EL PASAJE
"Isaías fue y le dio el mensaje a Ezequías. Luego ordenó preparar una pasta de higos y que se la pusieran a Ezequías sobre la parte enferma para que sanara.[4]"
El uso de una pasta de higos para la afección de la piel de rey es típico en las prácticas antiguas de "medicina popular". Sería sorprendente si ¬este tratamiento no se hubiese utilizado antes. Quizá debemos asumir que sí, que se usó, pero que fue, ineficaz, hasta que Isaías trajo la promesa de que sanaría, según una perspectiva "religiosa" en la que el mérito de la curación realmente residiría en Dios mismo y no en el ungüento. Veamos brevemente un pequeño comentario sobre el hecho, para situarnos de forma contextual, en el mundo bíblico.
Resulta curioso, pedir una señal por parte del Rey, que provee otra oportunidad para comparar desfavorablemente el Ezequías de ahora con el anterior Ezequías de gran fe. El que se sanase en tres días debería haber sido suficiente evidencia de que Dios le estaba dando 15 años más de vida.[5] ¿Hablaría Dios de la manera como hablamos nosotros hoy, con el profeta Isaías e intervino directamente para sanar al Rey o curó como resultado del empaste?[6] Resulta interesante saber las razones del por qué, pide una señal un hombre que había mostrado una gran fe, así como la manera de entender la comunicación con Dios en aquel momento y sobre todo la manera de transmitirlo en el texto y redactarlo, algo que evidentemente no es objeto de éste trabajo, pero que conviene recordarlo porque lo que tenemos es la realidad de la existencia de esos ungüentos y sus usos, la noción de enfermedad de la época y la idea de oración-respuesta que el autor trasmite en su fragmento.[7]
¿Qué nos dicen los comentarios generales sobre el pasaje? En (II Rey 20.7, 8)
"En los registros del antiguo Medio Oriente se habla bastante sobre la práctica de poner higos en una herida. Esto se menciona en las antiquísimas tablas del Ras Shamra (ugaríticas) del segundo milenio a.C.[8]"
Otros comentaristas añaden
"A continuación, Isaías ordenó un tratamiento para la enfermedad del rey. La masa de higos era bien conocida en el mundo antiguo como remedio para sanar los diviesos y úlceras, pero los médicos de Ezequías no se la habían recetado. Algunos piensan que ese remedio fue diseñado para demostrar el poder sobrenatural de Dios en la recuperación del rey.[9]"
Algunas ideas sostienen lo siguiente:
"Ezequías cayó enfermo (posiblemente después de la liberación de Asiria) e Isaías le hizo saber que era de muerte. Ezequías oró a Dios afligido y "con gran lloro" (v. 3), pidiéndole misericordia por la devoción que había mostrado en el pasado. El Señor le concedió vivir otros quince años y para fortalecer su fe, le dio una señal muy especial: la sombra del sol retrocedió diez grados en vez de avanzarlos.[10]"
• EXPLICANDO EL PASAJE
Alfred Edersheim, judío rabínico estudioso del talmud y la Torá, convertido al cristianismo, fue un destacado presbiteriano para después trabajar en la Universidad de Oxford como anglicano. Su opinión nos parece oportuna, especialmente porque por la enfermedad del Rey Ezequías y su curación "milagrosa" pudo responder a costumbres existentes en los contactos con naciones extranjeras, algo que en principio le perjudicaría al mismo rey, porque contradecía el consejo posterior del profeta, cuando una vez curado, "contacta" con las naciones extranjeras, aunque después se arrepentiría y Dios perdonaría su "orgullo".
Cabe preguntarse no obstante, si procedía ese aumento longevo en la vida del Rey, ya que nacería Manasés, uno de los peores males para Judá de toda su historia, sin embargo, la historia sagrada demuestra que Dios se adapta con loa humanidad, de forma soberana siempre, pero que permite escoger, a pesar del dolor y que la historia está marcada por nuestras propias elecciones, como individuos y como colectivo.
"El relato de la enfermedad de Ezequías y de los emisarios de Merodac-baladán, que de forma más sucinta también aparece en el Libro de Isaías1 (38:1-8, 21, 22; 39), por causas literarias2 y por su posición en esta historia, debe ser considerado como un apéndice parecido al que se ha añadido al relato del reinado de David en los capítulos de finales del Segundo Libro de Samuel.3 Tanto si fue tomado de una fuente especial y distinta, como si fue insertado en este lugar para no interrumpir la continuidad de un relato que tenía
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