El Reino De Los Cielos
Enviado por rembepriolo • 20 de Septiembre de 2014 • 6.679 Palabras (27 Páginas) • 316 Visitas
El Reino de los Cielos es como un tesoro escondido en un campo
< Mateo 13, 44-46 >
«Es semejante el reino de los cielos a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta y, lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo. Es también semejante el reino de los cielos a un mercader que busca perlas preciosas, y hallando una de gran precio, va, vende todo cuanto tiene y la compra».
En el pasaje de las Escrituras de hoy, nuestro Señor sigue explicando el misterio del Reino de los Cielos al contar dos parábolas: la parábola del tesoro escondido en un campo y la parábola de las perlas preciosas. El significado de la primera es el siguiente.
El Reino de los Cielos es el Reino de Dios y el tesoro escondido se refiera a Su Evangelio. En otras palabras, Jesús dijo que el Evangelio del agua y el Espíritu es más valioso que ningún otro tesoro en la tierra. Descubrir el Evangelio del agua y el Espíritu es descubrir el tesoro del Reino de Dios. Mientras vivimos en la tierra, encontrar la más valiosa Verdad del Evangelio del agua y el Espíritu es encontrar la manera de entrar en el Reino de los Cielos. El Reino de los Cielos es como encontrar un tesoro escondido. Por eso Jesús dijo: «Que un hombre encontró y escondió, y lleno de alegría, va, vende lo que tiene y compra aquel campo».
Sólo los que conocen el valor de este tesoro pueden poseerlo
La cuestión principal del pasaje de las Escrituras de hoy es que el que quiere hacer suyo el Reino de los Cielos, debe pagar su precio. Quien quiera hacer suyo el Cielo debe pagar el precio que vale vivir allí.
Cuando descubrimos el tesoro, es decir, el Evangelio del agua y el Espíritu que nos permite entrar en el Reino de Dios, es normal que lo queramos hacer nuestro. Esto se debe a que el Evangelio del agua y el Espíritu es tan valioso que sólo se puede poseer cuando se venden todas las posesiones para comprarlo. Como ustedes y yo hemos descubierto el Evangelio del agua y el Espíritu y hemos vendido todo lo que tenemos para comprar este Evangelio, ahora podemos entrar en el Reino de Dios con fe. El Evangelio del agua y el Espíritu ha borrado todos nuestros pecados de una vez por todas. Por tanto, a través de este Evangelio del agua y el Espíritu, estamos libres de pecado y ahora podemos entrar en el Reino de Dios.
Si alguien encuentra la Palabra de la Verdad, el Evangelio del agua y el Espíritu, y no llega a más, todo esto no vale para nada. ¿Por qué? Porque puede que otra persona se lleve este tesoro. En otras palabras, para entrar en el Reino de Dios al encontrar y creer en este Evangelio del agua y el Espíritu, debemos hacerlo nuestro urgentemente pagando su precio. Dicho de otra manera, para pagar el precio por él o ganárselo, debemos abandonar las cosas del mundo.
Por supuesto, el Reino de los Cielos no es un lugar en el que podamos entrar mediante nuestro propio sacrificio. Es un lugar en el que podemos entrar sólo si ponemos nuestra fe en el Evangelio del agua y el Espíritu.
Entonces, ¿cuál es el significado del pasaje que Jesús dijo? Es que los que encuentran el Evangelio del agua y el Espíritu, el tesoro que permite entrar en el Reino de los Cielos, venden todas sus posesiones para comprarlo y hacerlo suyo.
Jesús dijo: «Es semejante el reino de los cielos a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta y, lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo». Cuando encontramos el Evangelio del agua y el Espíritu, no debemos dudar, sino aceptarlo con todo nuestro corazón inmediatamente. Sólo a través de nuestra fe en la Palabra del Evangelio del agua y el Espíritu, el Evangelio de Dios, podemos recibir la remisión de nuestros pecados.
Pero, si queremos recibir la remisión de nuestros pecados al creer en este Evangelio, y vivir vidas benditas para servir esta Verdad, debemos pagar un precio. Del mismo modo en el que está escrito aquí que un hombre vendió todo lo que tenía, nosotros también tuvimos que vender todas nuestras posesiones para hacer nuestro el Evangelio del agua y el Espíritu. No hay nadie entre nosotros que pueda creer en el Evangelio del agua y el Espíritu como suyo sin hacer ningún sacrificio. Cuando el Evangelio del agua y el Espíritu es tan valioso, ¿cómo podría alguien creer en él sin pagar su precio? Tenemos que pagar el precio al ser perseguidos por seguir el Evangelio del agua y el Espíritu.
No es exagerado decir que han vendido todas sus posesiones para ganarse este Evangelio del agua y el Espíritu después de haberlo descubierto. Seguramente tenían la misma convicción cuando decidieron aferrarse al verdadero Evangelio: «El Evangelio del agua y el Espíritu es realmente valioso. No me importa perderlo todo en este mundo, esta Verdad del Evangelio vale la pena. Haré que el Evangelio del agua y el Espíritu sea mío, aunque tenga que perderlo todo, porque esta Verdad del Evangelio es más valiosa que mi propia vida».
Si podemos tener el Evangelio del agua y el Espíritu, no importa si lo perdemos todo. El que tiene este verdadero Evangelio es la persona más rica. Aunque tener el Evangelio implique hacer un sacrificio, y aunque estemos tentados por las cosas de este mundo, nada puede compararse con este Evangelio del agua y el Espíritu. Al creer en el Evangelio del agua y el Espíritu, podemos tener el tesoro más valioso y preciado del mundo.
Si de verdad supieran qué valioso es el Evangelio del agua y el Espíritu, intentarían por todos medios pagar su precio. Este se debe a que al tener este Evangelio del agua y el Espíritu podemos entrar en el Reino de los Cielos. Este es el único significado del pasaje de hoy.
«Es semejante el reino de los cielos a un tesoro escondido en un campo, que quien lo encuentra lo oculta y, lleno de alegría, va, vende cuanto tiene y compra aquel campo».
Un hombre encontró un cofre lleno de diamantes, oro y plata, que estaba escondido en un campo. Inmediatamente se fue y vendió todo lo que tenía y compró el campo. ¿Por qué tuvo que vender sus posesiones? Porque si no las hubiera vendido, no hubiera tenido dinero para comprar el campo, y por tanto no habría podido conseguir el tesoro.
Mientras leo este pasaje de las Escrituras, me examino a mí mismo, para saber si tengo esta convicción o no. Y les pido que reflexionen sobre este pasaje también. Para que el Evangelio del agua y el Espíritu fuera nuestro, perdimos muchas cosas valiosas. Para conseguir algo valioso, tuvimos que sacrificarnos. Quizás se estén preguntando si de verdad tienen que comprar este Evangelio de la Verdad vendiendo todo lo que tengan, o si este Evangelio es tan valioso como se dice. Así que hoy, quiero hablarles del valor de este Evangelio
...