El Señor Del Jacal
Enviado por Mayrisig • 28 de Febrero de 2015 • 408 Palabras (2 Páginas) • 884 Visitas
EL SEÑOR DEL JACAL - HISTORIA
Un arriero que llevaba el cargamento del patrón para la gran Lulaá, ese pueblo que los gachupines se empeñaban en llamar Guajaca.
Un día lo mandó el patrón por el dulce a Valdefloreo, paso al trapiche a dejar la razón que traía, luego cargó la panela en las mulas, y tomó nuevamente el Camino Real para volver.
Al pasar frente al templo que estaban construyendo en San Pablo, lo agarró la penumbra, pidió posada en una humilde choza. Apersogaba sus bestias, cuando notó que la última se había alejado un poco buscando alimento, y al ir por ella fue a dar a un jacal donde percibió una luz y unos murmullos como de gente orando, por respeto no se asomó, solo condujo al animal que buscaba a donde estaba el resto.
El arriero comentó el detalle a su anfitrión, quien sorprendido le dijo que ese jacal estaba abandonado desde varios meses atrás.
Poco tiempo después volvió por más panela, nuevamente paró en San Pablo donde ya conocía su posada. Se dirigió a la choza donde pudo ver la imagen de un Cristo crucificado. Ante tal visión se santiguó y volvió sobre sus pasos.
Preguntó al de la casa, si el jacal donde vió la luz en su viaje anterior ya estaba habitado, recibiendo por respuesta un no.
Terminaba el sábado previo a Pentecostés, llegó a su posada, esta vez decidido a convencer a su anfitrión para que lo acompañara al viejo jacal, quien entre la duda y la sospecha accedió al deseo del arriero, y juntos al caer la noche se dirigieron al dicho lugar , en donde la Cruz sosteniendo el flagelado cuerpo de Cristo los deslumbró, flanqueado de luminosas velas y sahumado de copal.
Ante el temor de que desapareciera con la luz del día, juntos decidieron velar aquella imagen, unas veces orando, otras cavilando sobre como avisar de su hallazgo a los moradores de aquel pueblo, y al amanecer, constatando que ahí estaba palpable aquella Cruz, fueron a dar parte al sacerdote y a los Alcaldes de aquella República de Indios de tal acontecimiento.
Avisadas las autoridades, se hicieron acompañar de los principales del pueblo, se apersonaron en aquel humilde jacal y dando fe de lo dicho por el arriero, determinaron llevar aquella imagen al templo parroquial al día siguiente, justo en Pentecostés, y así se hizo, con el gozo de los lugareños que desde entonces reconocen a ese Cristo Crucificado como "el Señor del Jacal".
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