El Señor Del Pozo

Breve historia del Señor del Pozo de Venustiano Carranza

Viernes, 21 de Marzo de 2014 04:00

[MARTÍN CORONEL]

Procedentes de diversas partes del estado, y desde del siglo XIX, miles de fieles acuden a venerar a la imagen del Cristo Negro localizado en el barrio del Señor del Pozo (tres cuadras al oriente del Parque Central), para celebrar la festividad del tercer Viernes de Cuaresma, precisamente en honor al Señor del Pozo, pues constituye la celebración religiosa más importante de la antigua San Bartolomé de los Llanos (actual Venustiano Carranza).

Sobre el origen del culto existen pocos datos, los relatos de tradición oral, con mayor o menor similitud narran el descubrimiento de la imagen por parte de una india tsotsil sobre las aguas del manantial bautizado con el nombre de “El Pozo”, dentro de la actual mancha urbana de la ciudad.

Sabemos con certeza que la veneración al Señor del Pozo surgió en la segunda mitad del siglo XVIII, justamente en el periodo de mayor prosperidad de San Bartolomé de los Llanos. Y que antes de venerarse al Señor del Pozo, la población de San Bartolo acudía a la finca San Felipe Custepeques propiedad de los dominicos donde se encontraba una imagen de Cristo Crucificado.

En 1795 fue erigida la primera ermita en su honor, ubicada a 200 metros del sitio de la aparición. Aunque la información no es abundante, a mediados del siglo XIX el culto al Señor del Pozo se había extendido por todos los Valles Centrales y el Soconusco siguiendo las rutas comerciales de la época. A partir de 1882 se le “dedico” el mes de agosto,, debido a su intervención en el cese de la epidemia del Cólera Morbus que diezmó a gran parte de la población de esta región, desde entonces se le celebra todo ese mes, aparte de su fiesta patronal, con entrada de flores, misas, rezos y música.

En 1902 la ermita del Señor del Pozo se vió seriamente afectada a consecuencia de una serie de temblores acaecidos aquí y en gran parte del estado, quedando desde entonces inhabilitada. Pero en 1904 se conformó la Hermandad del Señor del Pozo.

Es probable que por aquellos años, la escultura fuera trasladada periódicamente desde la pequeña construcción de bajareque y palmas, que se había levantado para la continuación del culto público, hasta el “oratorio privado” de la familia Albores, mestizos hacendados que resguardaban la imagen y organizaban el culto de forma monopólica, y es precisamente esta familia la que encabezó los trabajos de edificación del actual recinto entre los años de 1906 y 1908.

En el año de 1918, en plena guerra civil chiapaneca la Influenza Española, azotó con furia los Llanos de San Bartolomé, si creemos en los datos disponibles, esta calamidad llegó a tal grado que se contabilizaban de 40 a 70 defunciones diarias, con días extremos en los que llegaban al centenar.

Esto se agravó más debido al hacinamiento en el que se encontraba la población en San Bartolomé de los Llanos, a consecuencia de la concentración poblacional en la región de los Custepeques

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