El concepto de la caridad

La caridad. .

Se propone para esta reunión utilizar dos líneas en el trabajo de la caridad, una que involucre el proceso de “Amor Divino” y otra que aterrice el amor en “Amor humano”.

1) Punto de partida: Dios, amor de todos los tiempos, y máximo amor universal.

“Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él”. (1Jn.4,16)

En la descripción de Benedicto XVI, partiendo de su encíclica “Deus Caritas Est”, (Dios es Amor) es entonces el comienzo de una conciencia necesaria que cada ser humano necesita tener, DIOS LE AMA, y LE AMA EN PLENITUD.

¿Qué es el amor? El amor es una perfección convertida en sentimiento y en acción, que lleva a las almas a dar en sí mismas la pureza de su ser, y muchas veces a entregar por esta misma causa (amar) lo mejor que cada uno tiene. En el caso de Dios el evangelio de Juan nos muestra esta vivencia: “Tanto Amo Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todos los que creen en él tengas vida eterna” (Jn.3,16).

¿Amor o amores?

No hay forma de creer que el Amor es uno diferente para cada persona, el Amor o la Caridad, es una esencia Purísima e indivisible que proviene de Dios, y que el Cristiano logra entender como una manifestación plena que alcanza al saberse su hijo. En efecto, el pueblo de Israel, ha sido el precursor de este principio y nos ha heredado las palabras RECIPROCAS que buscan dar un cauce a esta corriente de amor: Shemà Israel.

Iremos desglosando el SHEMÀ,Deu.6,5. (Escucha, en Hebreo):

1) Shemà Israel, el Señor es solo Uno:

Es el comienzo o núcleo de la existencia del judío. Es el reconocimiento pleno de la unanimidad de Dios, sin división alguna, sabiendo que si DIOS ES AMOR, entonces la formula nos diría a simples palabras: Dios es solo uno / el Amor es solo uno.

Lo mismo que en los relatos juaninos quedan al descubierto cuando el Evangelista relata la voz del Señor: “Padre que todos sea uno, como tú y yo somos Uno”(Cfr.Jn.17,21)

2) Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón:

Cuando a Moisés le fueron dadas en el monte Sinaí las tablas de la ley, que contenían el Decálogo de YAVÈH (Cf.Ex.20,1) el Señor en sus palabras establece a claridad de importancia los mandamientos de su Ley, y antepone su nombre a los nueve restantes “No tendrás otro dios fuera de mi”(Ex.20,3). Entonces es esta la polea que impulsa el sentir del Shemà: Dios es la Primicia, y exige de mi todo el corazón, sin escatimas ni divisiones.

No es un Dios egoísta que solo busca el cariño de su pueblo, sino un Dios que invita a la libertad dotándonos en el albedrio, pero que al igual que el hombre, desea sin necesidad alguna, la reciprocidad del amor.

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