El secreto del exito

EL SECRETO DEL ÉXITO

Desde mi juventud me he movido por el área humanística, estando en la facultad conocí a un joven conferencista motivador, era tremendo y para su edad en verdad un ejemplo para todos los jóvenes él es de Cd. Juárez y lo trajo a un congreso el tec de Monterrey, nos impacto tanto a mi amiga y a mí que nos impulso a creer que podíamos generar en la UAC un nivel de eventos culturales de la calidad de una universidad privada, contactamos a este joven y le expusimos que queríamos traerlo por parte de la UAC, el nos puso un reto, en semana organizar una conferencia para 100 personas y nos dio varios temas a escoger, entre ellos el que escogimos “el secreto del éxito” mis amigas y yo nos movimos para conseguir lugar, permisos y vender los lugares para los gastos, logramos hacer dos ciclos de conferencia 120 personas en la mañana y 100 personas en la tarde, realmente un éxito!

Y se nos dijo así: ¡El secreto del éxito está dentro de ti! Wow!!!  Era algo fascinante, escuchar hablar a este chico y descubrir que dentro de mí estaba lo necesario para llegar a mis metas, mis planes y cualquier cosa a donde yo quisiera llegar.

Hoy vengo  a hablarles de que Dios también ha hablado maravillas a mi vida me ha enseñado que el éxito no radica en cuanto tengo o que tantos estudios puedo ostentar, ni mi facilidad de palabra, ni la estética de una persona, es más que para él la palabra éxito ni siquiera existe.

El propósito de Dios para nuestra vida es llevarnos a la victoria, que seamos más que vencedores, por medio de Él.

Dice Romanos 8:28 28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

31 ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?

37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.

38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,

En estos pasajes podemos leer que es Dios quien tiene para nosotros victoria, que es el por el mismo quien nos resguarda y nada es suficientemente poderoso para alejarnos de él.

Estamos llamados a ser santos apartados para él, tenemos una nueva y única identidad la de hijos de Dios, por tanto es obvio que seremos muy diferentes al resto de los habitantes del mundo, ¿Por qué? Porque nuestro fin es muy diferente al de ellos, en el mundo buscamos sobresalir, acumular bienes, tener abundancia de dinero, sobresalir en conocimientos, ser reconocidos; a diferencia de una vida en Cristo donde buscamos renunciar a nuestra propia carnalidad, que viendo llegar el triunfo a nuestra vida sabemos que no nos pertenece, que es Dios quien se glorifica y manifiesta en nuestra vida, que agradecemos por los bienes que tenemos ya que Dios es quien los provee, que si viene a nuestra reconocimiento humano por nuestras actividades, es Dios quien lo permite para que el sea  exaltado, para que demos testimonio de lo que él hace en la vida de quienes lo adoran.

A veces cuando Dios nos llama a cumplir una comisión sentimos temor podemos sentir temor o vergüenza por no sentirnos capaces pero recuerda que Dios dijo a Moisés, yo hablare por tu boca, a David lo ungió rey, a Jeremías le dijo no digas soy niño, a Salomón le dio sabiduría para gobernar, así Dios capacita a sus elegidos, y por supuesto si nosotros lo permitimos igual lo hará.

Muchas veces nos preguntamos ¿a Dios le agrada que me vaya bien, que saque buenas calificaciones, que gane trofeos, que tenga dinero, que sea profesionista? La respuesta es ¡sí! Claro que si, somos hijos de un rey y como hijos de tal nuestra vida debe de reflejar su majestuosidad; siempre y cuando obtener dichos logros no envanezca nuestro corazón y nos llene de vanidad pensando que es por nosotros por nuestro esfuerzo o por nuestra propia sabiduría.

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