Enseñanza Bíblica Sobre El Alcohol Y Los Narcóticos
Enviado por marlon1781 • 3 de Junio de 2013 • 3.027 Palabras (13 Páginas) • 429 Visitas
Enseñanza Bíblica Sobre el Alcohol y los Narcóticos
Por David K. Bernard.
Tomado del libro En Busca de la Santidad, páginas 148-158
Las Bebidas Alcohólicas
La Biblia está llena de advertencias contra las bebidas alcohólicas, particularmente contra el vino. Proverbios tiene varias condenaciones del vino y de otras bebidas fuertes. “El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, Y cualquiera que por ellos yerra no es sabio” (Proverbios 20:1). “No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en la copa” (Proverbios 23:31). Este último versículo es una advertencia clara en contra del beber vino después de que éste se ha fermentado y ha llegado a ser un embriagante. Las consecuencias perversas del vino se enumeran como la aflicción, el duelo, la contienda, las quejas, las heridas, los ojos inyectados de sangre, el pecado sexual, las palabras indecentes, la pérdida del equilibrio y la coordinación, la insensibilidad y la adicción (Proverbios 23:29-35). Los amantes del vino no serán ricos (Proverbios 21:17).
A través del Antiguo Testamento, todos aquellos que eran separados para Dios, no podían beber ni el vino ni la bebida fuerte. Los Nazareos no podían beber el vino (Números 6:3, Jueces 13:7). Juan el Bautista no lo bebía (Lucas 1:15). No era para los reyes y los príncipes por temor de que les condujera a olvidarse de la ley de Dios y pervertir la justicia (Proverbios 31:4-5). Los sacerdotes no podían beberlo cuando ministraban delante de Dios en el tabernáculo o en el templo (Levítico 10:9, Ezequiel 44:21). Todos los cristianos hoy están separados para Dios. Somos reyes y sacerdotes, un sacerdocio real y sacrificios vivos (Apocalipsis 1:6, I Pedro 2:9, Romanos 12:1). Entonces ¿deberíamos tomar las bebidas fuertes?
La primera vez que la Biblia registra que la gente bebió vino, nos muestra que esto trajo como resultado el pecado. Noé se embriagó y trajo deshonra sobre su propio cuerpo, causando vergüenza a otros y generando una oportunidad para que otros pudieran pecar (Génesis 9:20-25). Lot se embriagó y cometió el incesto con sus propias hijas (Génesis 19:32-38). Muchas otras escrituras del Antiguo Testamento condenan las bebidas alcohólicas. Isaías pronunció una aflicción sobre la embriaguez (Isaías 5:11). Él también dijo que la bebida fuerte causaba que la gente, los sacerdotes y los profetas erraran, se extraviaran y perdieran su visión espiritual (Isaías 28:7). El vino quita el juicio del hombre, así como lo hace la fornicación (Oseas 4:11). Habacuc pronunció una aflicción sobre cualquiera que diera a beber a su prójimo (Habacuc 2:15).
En el Nuevo Testamento, la embriaguez se clasifica como un pecado que hará que la gente no pueda heredar el reino de Dios (1. Corintios 6:10, Gálatas 5:19-21). Jesús, Pablo y Pedro, advirtieron contra la embriaguez (Lucas 21:34, Romanos 13:13, Efesios 5:18, 1. Pedro 4:3).
Se manda específicamente que los obispos, los diáconos y las mujeres ancianas no sean dados al vino (1. Timoteo 3:3, 8; Tito 1:7, 2:3). Después de revisar todas estas escrituras, parece claro que los cristianos no deben tomar bebidas alcohólicas. Sin embargo, mucha gente usa las diversas referencias bíblicas que parecen aprobar el beber el vino para justificar el beber. Para poder comprender estos ejemplos, es útil estudiar las palabras hebreas y griegas para el vino. El siguiente estudio, está basado en el Diccionario Hebreo y Caldeo de Strong y el Diccionario Griego del Nuevo Testamento.
Hay dos palabras hebreas importantes, que se traducen “vino” en el Antiguo Testamento. Otras nueve palabras hebreas se usan muy pocas veces para diversos tipos de vino y bebidas alcohólicas. “Yayin”, es la palabra más común que se usa, y puede significar cualquier tipo de vino. Esta palabra comúnmente se refiere al vino fermentado. Algunas escrituras que usan “yayin”, para significar definitivamente el vino fermentado son: Génesis 9:21, 19:32, 2. Samuel 13:28, Ester 1:10, Proverbios 20:1, 23:31 y 31:4. “Yayin” se usa también para significar el jugo de uva no fermentado y recién hecho (Isaías 16:10, Jeremías 48:33).
La otra palabra hebrea que se usa con frecuencia para el vino, es “tiyrosh”. Casi siempre se refiere al vino no fermentado y recién hecho. Esta es la única palabra que se usa para el vino del cual se daba el diezmo, porque Dios quería los diezmos primeramente, antes de que la fermentación tuviera lugar (Deuteronomio 12:17, 14:23, Nehemías 13:5). “tiyrosh”, es la palabra usada para prosperidad en la frase “trigo y vino” (Génesis 27:28, 37, Deuteronomio 7:13, etc.). Se traduce “mosto” en muchas citas (Proverbios 3:10, Joel 1:10, Miqueas 6:15 etc.). Esta palabra se usa también en Isaías 65:8 que dice, “Como si alguno hallase mosto en un racimo.” De esta escritura vemos que la palabra “tiyrosh,” traducida “mosto,” se refiere al jugo no fermentado de la uva, aun al jugo que todavía está en la uva.
La palabra griega “oinos”, es la palabra original para vino en el Nuevo Testamento. Comúnmente se refiere al vino fermentado, pero como sus equivalentes hebreas, puede referirse también al vino no fermentado. Por lo menos, tres escrituras del Nuevo Testamento definitivamente la usan de esta manera (Mateo 9:17, Marcos 2:22, Lucas 5:37). Estas escrituras dicen que el vino nuevo no fermentado, no se pone en odres viejos, ya que cuando el vino se fermente los revienta. La palabra griega “gleukos” se usa una sola vez, y se traduce “mosto” (Hechos 2:13). Esta palabra significa vino recién hecho (jugo de uva) o también vino dulce.
Como resultado de nuestro estudio, vemos que la palabra “vino”, en ambos testamentos puede referirse al jugo de uva fermentado o no fermentado. También sabemos por la historia, que en los días del Nuevo Testamento, la gente comúnmente diluía el vino antes de servirlo en los hogares, y que los métodos de conservar el jugo de uva en una condición no fermentada eran bien conocidos. A la luz de estos hechos y en vista de las advertencias bíblicas contra el vino, no podemos interpretar ninguna referencia bíblica al vino, diciendo que estas aprueban el tomar las bebidas alcohólicas fuertes.
No estamos tratando de probar que la gente en el Antiguo Testamento no bebía. Ellos sí bebían. Sin embargo, podemos ver muchas cosas malas que resultaban. También, ellos vivían bajo la ley y no tenían la fuerza de vencer. La ley solo mostraba a la gente cuán pecaminosa era realmente. Si la ley hubiera sido perfecta, no habría habido ninguna necesidad de la dispensación de la gracia. Hoy, Dios nos da la gracia y el poder para vencer. Podemos y debemos vivir en conformidad con
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