HUDSON TAYLOR

Hudson Taylor fue un misionero inglés en China. Nació el 21 de mayo de 1832 en un hogar cristiano. Su padre era un predicador que en su juventud tuvo una fuerte carga por China. Desde muy temprana idea el mostró su interés por las cosas de Dios, “Cuando sea un hombre, quiero ser misionero en China”, esta frase la dijo a los 4 años de edad. Algo que me gustó es que en esta biografía también te muestran el “lado humano” de Hudson, que a los 15 años empezó a despegarse un poco de la iglesia y comenzó a trabajar en un banco y poco a poco se alejó. Me gusto que incluyeran esto por que hace que veas un lado mas humano y entiendes que el , como yo , somos solo humanos.

Su vida ministerial para mi fue de gran impacto, empezando con el hecho de que gastó 5 años traduciendo el nuevo testamento al dialecto Ningpo.

Pero yendo a los principios, su conversión es una historia increíble. Cuando entro a la biblioteca de su padre y en medio de su ocio encontró un folleto evangelistero que le pareció interesante. Lo que leyó ahí tocó su corazón e hizo que rindiera sus pies a cristo. Después de eso  tuvo una gran experiencia que lo llevó e creer que las promesas de Dios son reales.

Sin embargo el corazón de Hudson se entristeció mucho cuando recordó que su celo y gran amor por las almas se había enfriado. En una tarde de ocio se retiró para estar solo. Ese día derramó su corazón delante de Dios y entrego toda su vida. Poco tiempo después sintió su llamado para servirle a Dios en China.

Algo que al principio no entendí fue los cambios que hizo en su vida para prepararse para la vida en China. Adaptó su vida lo mas posible a lo que pensaba que podría ser la vida en China. Hizo ejercicios al aire libre; cambio su cama mullida por un colchón duro, y se privó de los delicados manjares de la mesa. Distribuyó con diligencia tratados en los barrios pobres, y celebró reuniones en los hogares, entre muchos cambios más.

Sin embargo tuvo una experiencia dolorosa. El había conocido a una joven maestra de música. El había alentado la esperanza de un idílico y feliz matrimonio con ella. Pero ahora ella se alejaba. Viendo que nada podía disuadir a su amigo de sus propósitos misioneros, ella le dijo que no estaba dispuesta a ir a China. Hudson Taylor quedó completamente quebrado y humillado. Y aunque se sintió perdido, Dios lo sostuvo.

En otoño de 1852, se traslado a Londres donde se matriculo como estudiante de medicina en uno de los grandes hospitales. Aunque la Sociedad para la Evangelización de China (CES) le ayudó sufragándole parte de sus gastos, el continuó dependiendo en todo lo demás directamente del Señor.  

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