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INTERROGANTES DEL HOMBRE EN LA SOCIEDAD DE NUESTRO TIEMPO


Enviado por   •  16 de Julio de 2014  •  2.917 Palabras (12 Páginas)  •  257 Visitas

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INTERROGANTES DEL HOMBRE EN LA SOCIEDAD DE NUESTRO TIEMPO

 ¿Cómo somos y cómo estamos los hombres y las mujeres de este tiempo?

 ¿Cuáles son las búsquedas, anhelos, inquietudes, temores e ideales que logramos descubrir en los otros y, sobre todo, en nosotros mismos?

 ¿Qué nos sobra? ¿Qué nos falta?

La permanente situación de cambio en que se halla el mundo actual, se expresa en cambios profundos, acelerados y universales, que suponen una verdadera transformación social y cultural, y que afectan nuestra vida, ya que nos sitúan ante una serie de contradicciones de las que es difícil tomar distancia y que nos confunden hasta el punto de hacernos perder nuestra identidad como persona.

Como nos dice la Encíclica Gaudium et Spes en el nº 3 “En nuestros días, el género humano, admirado de sus propios descubrimientos y de su propio poder, se formula con frecuencia preguntas angustiosas sobre la evolución presente del mundo, sobre el puesto y la misión del hombre en el universo, sobre el sentido de sus esfuerzos individuales y colectivos, sobre el destino último de las cosas y de la humanidad” y agrega en el nº 4 ” El género humano se halla en un período nuevo de su historia, caracterizado por cambios profundos y acelerados, que progresivamente se extienden al universo entero. Los provoca el hombre con su inteligencia y su dinamismo creador; pero recaen luego sobre el hombre, sobre sus juicios y deseos individuales y colectivos, sobre sus modos de pensar y sobre su comportamiento para con las realidades y los hombres con quienes convive. Tan es así esto, que se puede ya hablar de una verdadera metamorfosis social y cultural, que redunda también en la vida religiosa.

Como ocurre en toda crisis de crecimiento, esta transformación trae consigo no leves dificultades. Así mientras el hombre amplía extraordinariamente su poder, no siempre consigue someterlo a su servicio. Quiere conocer con profundidad creciente su intimidad espiritual, y con frecuencia se siente más incierto que nunca de sí mismo. Descubre paulatinamente las leyes de la vida social, y duda sobre la orientación que a ésta se debe dar.

Jamás el género humano tuvo a su disposición tantas riquezas, tantas posibilidades, tanto poder económico. Y, sin embargo, una gran parte de la humanidad sufre hambre y miseria y son muchedumbre los que no saben leer ni escribir. Nunca ha tenido el hombre un sentido tan agudo de su libertad, y entretanto surgen nuevas formas de esclavitud social y psicológica. Mientras el mundo siente con tanta viveza su propia unidad y la mutua interdependencia en ineludible solidaridad, se ve, sin embargo, gravísimamente dividido por la presencia de fuerzas contrapuestas. Persisten, en efecto, todavía agudas tensiones políticas, sociales, económicas, raciales e ideológicas, y ni siquiera falta el peligro de una guerra que amenaza con destruirlo todo. Se aumenta la comunicación de las ideas; sin embargo, aun las palabras definidoras de los conceptos más fundamentales revisten sentidos harto diversos en las distintas ideologías. Por último, se busca con insistencia un orden temporal más perfecto, sin que avance paralelamente el mejoramiento de los espíritus.

Afectados por tan compleja situación, muchos de nuestros contemporáneos difícilmente llegan a conocer los valores permanentes y a compaginarlos con exactitud al mismo tiempo con los nuevos descubrimientos. La inquietud los atormenta, y se preguntan, entre angustias y esperanzas, sobre la actual evolución del mundo. El curso de la historia presente es un desafío para el hombre y lo obliga a dar una respuesta.”

El gran problema es que en medio de tanta variedad que ofrece el mundo de hoy, no alcanzamos a descubrir el sentido más profundo de la vida.

En la sociedad actual advertimos una serie de características, que influyen decisivamente en nuestra manera de vivir:

• Cambios rápidos y profundos en la sociedad: respecto a ideas, a ideales, a creencias, a escala de valores y a modelos de sociedad, con graves repercusiones sobre instituciones como el matrimonio, la familia, la escuela, ejemplo de esto serían la legalización del divorcio, la despenalización del aborto, los matrimonios entre homosexuales, una educación laica.

• Una sociedad en la que no hay lugar para Dios, con una fuerte tendencia al secularismo, cerrada a la trascendencia, o con un vago sentido de lo religioso, una religión a la medida de cada uno y con una gran influencia de las sectas, de la superstición, y de la religiosidad popular.

• Una sociedad pluralista. Pluralismo de creencias, de estilos de vida, de concepciones morales, que ha provocado el escepticismo, vivir según lo marca la moda y las tendencias del momento sin profundizar en lo que fundamenta esas creencias.

• Una sociedad invadida por la tecnología. Invasión que se nos hace irresistible en todas nuestras actividades, sino nos “tecnologizamos” quedamos afuera, por ejemplo con el uso de la telefonía celular y del Internet. Esto nos afecta en todas nuestras dimensiones como persona y a las relaciones sociales.

• Una sociedad con muy graves problemas sociales: reclamos gremiales, corrupción en el ámbito de la política que se traslada a toda la sociedad, la pobreza, el hambre, la injusticia -en sus múltiples formas-, la violencia, la inseguridad, etc.

• El individualismo provocado por el mal entendido uso de la libertad y de la búsqueda de la realización personal. Esta situación se ve principalmente en la familia, ya que la falta de compromiso de los padres frente a sus responsabilidades y el egoísmo causado por la supuesta necesidad de “realizarse como persona” cosa que no puede hacer en el ámbito familiar, lleva al debilitamiento de la familia, ésta ya no es el lugar de diálogo, de solidaridad intergeneracional y vehículo de transmisión de la fe, se produce una disolución de los vínculos, surgen las familias ensambladas, las jefas de hogar.

• La sobrevaloración de la subjetividad individual que lleva a debilitar los vínculos comunitarios, a la realización inmediata de los deseos individuales, a la indiferencia por el otro, a relaciones afectivas sin compromisos.

• La pérdida del valor de la vida que nos lleva a la destrucción de nosotros mismos por el consumo de drogas, alcohol, a los asesinatos, robos y todos aquellos actos que nos hacen olvidar de este don preciado que nos ha dado Dios.

• La grave confusión en la escala de valores, e incluso ausencia total de valores. Esto nos lleva a la pérdida del sentido ético y moral, a pensar que estamos hechos para el consumo, la obtención del máximo placer

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