Imitacion De Cristo
Enviado por jadelar • 18 de Abril de 2013 • 1.317 Palabras (6 Páginas) • 373 Visitas
LIBRO PRIMERO
AVISOS PROVECHOSOS PARA LA VIDA ESPIRITUAL
CAPITULO 1: DE LA IMITACIÓN DE CRISTO Y DESPRECIO DE TODAS LAS VANIDADES DEL
MUNDO
.....Quien me sigue no anda en tinieblas (Jn., 8, 12), dice el Señor.
Estas palabras son de Cristo, con las cuales nos amonesta que
imitemos su vida y costumbres, si queremos verdaderamente ser
alumbrados y libres de toda la ceguedad del corazón. Sea, pues,
nuestro estudio pensar en la vida de Jesucristo. La doctrina de Cristo
excede a la de todos los Santos, y el que tuviese espíritu hallará en ella
maná escondido.
1. Mas acaece que muchos, aunque a, menudo oigan el Evangelio, gustan poco de él, porque no
tienen el espíritu de Cristo. El que quiera entender plenamente y saborear las palabras de Cristo,
conviene que procure conformar con Él toda su vida.
2. ¿Qué te aprovecha disputar altas cosas de la Trinidad, si careces de humildad, por donde
desagradas a la Trinidad? Por cierto, las palabras subidas no hacen santo ni justo; mas la virtuosa
vida hace al hombre amable a Dios. Más deseo sentir la contrición que saber definirla. Si supieses
toda. 1a Biblia. a la letra y los dichos de todos los filósofos, ¿qué te aprovecharía todo sin caridad y
gracia de Dios Vanidad de vanidades y todo vanidad (Eccl., l, 2), sino amar y servir solamente a Dios.
Suma sabiduría es, por el desprecio del mundo, ir a los reinos celestiales.
3. Vanidad es, pues, buscar riquezas perecederas y esperar en ellas. También es vanidad desear
honras y ensalzarse vanamente. Vanidad es seguir el apetito de la carne y desear aquello por donde
después te sea necesario ser castigado gravemente. Vanidad es desear larga vida y no cuida,: que
sea buena. Vanidad es mirar solamente a esta presente vida y no prever lo venidero. Vanidad es
amar lo que tan presto se paso: y no buscar con solicitud el gozo perdurable
4. Acuérdate frecuentemente de aquel dicho de la Escritura: No se harta la vista de ver ni el oído de
oír (Eccl., 1, 8). Procura, pues, desviar tu corazón de lo visible y traspasarlo a lo invisible, porque los
que siguen su sensualidad manchan su conciencia, y pierden la gracia de Dios.
CAPITULO 2: DEL BAJO APRECIO DE SÍ MISMO
1. Todos los hombres, naturalmente, desean saber; mas ¿qué aprovecha la ciencia, sin el temor de
Dios? Por cierto, mejor es el rústico humilde que a Dios sirve, que el soberbio filósofo que, dejando
de conocerse, considera el curso del cielo. El que bien se conoce, tiénese por vil, y no se deleita en
alabanzas humanas. Si yo supiera cuanto hay en el mundo y no estuviera en caridad, ¿Qué me
aprovecharía delante de Dios, que me juzgará según mis obras?
2. No tengas deseo demasiado de saber, porque en ello se halla grande estorbo y engaño. Los
letrados gustan de ser vistos y tenidos por tales. Muchas cosas hay que, el saberlas, poco o nada
aprovecha al alma; y muy loco es el que en otras cosas entiende, sino en las que tocan a la
salvación. Las muchas palabras no hartan el alma; mas la buena vida le da refrigerio, y la pura,
conciencia causa gran confianza en Dios.
3. Cuanto más y mejor entiendes, tanto más gravemente serás juzgado si no vivieres santamente.
Por eso no te ensalces por alguna de las artes o ciencias; mas teme del conocimiento que de ella se
te ha dado. Si te parece que sabes mucho y entiendes muy bien, ten por cierto que es mucho más lo
que ignoras. No quieras saber cosas altas (Ron., 11, 21); mas confiesa tu ignorancia. ¿Por qué te
Imitación al Cristo Tomas A. Kempis
Instituto Cultural Quetzalcoatl Página No. 5
quieres tener en más que otro, hallándose muchos más doctos y sabios en la Ley que tú? Si quieres
saber y aprender algo provechosamente, desea que no te conozcan ni te estimen.
4. EI verdadero conocimiento y desprecio de sí mismo es altísima y doctísima lección. Gran
sabiduría y perfección es sentir siempre bien y grandes cosas de otros, y tenerse y reputarse en
nada. Si vieres a alguno pecar públicamente o cometer culpas graves, no te debes juzgar
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