LA RELIGION EN TIEMPOS MODERNOS
Enviado por Rchel • 27 de Julio de 2013 • 651 Palabras (3 Páginas) • 716 Visitas
i se desmontaran los escenarios y se ignoraran atuendos, uniformes y protocolos, la gira del Papa en Brasil se asumiría como la de un líder político sugiriendo el rumbo de colisión con la estructura que hasta ahora su institución había mantenido incólume.
Es cierto que la gente, sobre todo los dirigentes, son también sus símbolos y lo que con ellos representan, pero el ejercicio serviría para advertir que hay algo más que una emoción religiosa en lo que sucede en la Iglesia desde la entronización del Papa argentino.
El viaje en Brasil exhibió con nitidez esa ruptura con el pensamiento previo que el antecesor inmediato de Jorge Bergoglio, Joseph Ratzinger, se encargó de remachar antes de su renuncia este año, al repudiar a quienes insisten con ver a la institución como una organización más allá de su basamento espiritual. Pero es precisamente lo que sucede.
Este no es un debate de sutilezas para entendidos sino de poder. Tampoco es una mera cuestión del cruce de personalidades diferentes que no lo son tanto.
Como la mayoría de quienes lo precedieron, el nuevo Papa es un conservador profundo y no un revolucionario; por eso, quienes le demandan mayor esencia de cambio deberían no confundir sus gestos. En el mejor de los casos, lo que sucede con Bergoglio es la construcción de una visión más abarcadora y objetiva de la Iglesia frente a una realidad que se impone y amenaza vaciarla. Es un paso necesario y seguramente inevitable.
En uno de los discursos del jueves en Río de Janeiro, Francisco ligó la idea de paz con la de igualdad; la primera, sostuvo, no existiría en el tiempo sin la segunda. Esa reflexión a tono con las demandas de los indignados allí y en todo el mundo, encaja con el paradigma que constituyó hace medio siglo el Concilio Vaticano II, de donde se abonó el concepto de la justicia social de la Iglesia.
Esos son los fundamentos que Ratzinger y, antes que él Juan Pablo II, demolieron hasta los escombros. Lo hicieron contrarios a una propuesta que asumía de un modo tan concreto a la realidad y porque ellos coincidían con el estilo y sentido de los cambios que acabaron con el campo comunista.
Cuando Benedicto pronosticó que falta venir “un verdadero” Concilio “con fuerza espiritual” lo que hacía era proteger ese derrumbe. La historia va mostrando que su renuncia fue menos eso que un relevo porque se han abierto nuevas grietas en el mundo que ahora urge remendar.
Lo que se discutió en aquel foro histórico, entre 1962 y 1965, fue una nueva visión de la Iglesia, menos monárquica y absolutista, para adaptarse a los cambios de la post guerra tardía, épocas aquellas, el sesentismo y el setentismo, de fuertes demandas transformadoras. Era el pleno y efímero iluminismo del siglo XX, como lo describía Eric Hobsbawm, un período que concluyó a comienzos de
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