LECCIONES DE PASTORAL
Enviado por lufra2004 • 3 de Noviembre de 2014 • 858 Palabras (4 Páginas) • 1.318 Visitas
LECCION No. 47
LA DIVINA INSTITUCION
Cristo quiso hacer de su Iglesia una sociedad perfecta.
Contemplamos las tres instituciones con que Yahveh dotó a su pueblo en el Antiguo Testamento con objeto de hacer una verdadera nación.
Tales Instituciones fueron: el sacerdocio, con la función de consagrar a Israel y hace de él un pueblo santo y perteneciente a Dios, la realeza, con el fin de gobernar, conservarla figura del rey-pastor por lo que el gobernar se compara con el apacentar, y la profecía, con objeto de enseñas, guiar y amonestar, constituyendo el magisterio. Sacerdote, rey y profeta o maestro, han de ser los protagonistas relevantes en la historia de Israel.
La Iglesia, como institución única fundada por Jesucristo, es una sociedad perfecta en laque intervienen elementos divinos y elementos humanos, Los elementos divinos son aquellos que el mismo Jesucristo dejó constituidos, y precisamente por los cuales el pueblo de Dios quedo establecido como una institución divina; los elementos divinos son los elementos esenciales de la Iglesia, esto es, aquellos sin los cuales la Iglesia dejaría de ser una institución divina.
Los elementos humanos son derivados de los divinos, resultan no esenciales sino accesorios, no inmutables, sino mudables, no inalterables sino conforme circunstancias de tiempo, de tiempo, de costumbres y exigencias humanas donde la moral encuentra interpretaciones, decisiones, leyes y reglamentos.
UNA AUTORIDAD DELEGADA SIN INTERRUPCIÓN: de continuación de la autoridad delegada en los Apóstoles no puede entenderse sino por la trasmisión de la mis¬ma autoridad Muestra de esta delegación de auto¬ridad hecha sucesivamente, nos la dan las cartas pastorales de San Pablo a Timoteo y a Tito, donde les instruye;"Te conjuro en
pre¬sencia de Dios y de Cristo Jesús que ha de venir a juzgar a vivos y muertos, por su Manifestación y por su Reino:
Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pa¬siones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír no¬vedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas. Tú, en cambie, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufri¬mientos, realiza las funciones de evangelizador, desempeña a la per¬fección su ministerio. Esta¬bleciera presbíteros en cada ciudad. El candida¬to debe ser irreprochable, casado una sola vez, cuyos hijos sean cre¬yentes, no tachados de libertinaje ni de rebeldía. Porque el episcopio, como administrador de Dios, debe ser irreprochable; no arrogan¬te, no colérico, no bebedor, no violento, no dado a negocios sucios; Sino hospitalario, amigo del bien, sensato, justo, piadoso, dueño de sí.
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