La Cimunidad Humana

1. Leer el pensamiento base.

“Junto a la llamada personal a la bienaventuranza Divina, el hombre posee una dimensión social que es parte esencial de su naturaleza y de su vocación. En efecto, todos los hombres están llamados a un idéntico fin, que es el mismo Dios. Hay una cierta semejanza entre la comunión de las personas divinas y la fraternidad que los hombres deben instaurar entre ellos, fundada en la verdad y en la caridad. El amor al prójimo es inseparable del amor a Dios”.

2. Partiendo del pensamiento base, dar contestación a esta pregunta: ¿En qué consiste la dimensión social del hombre?

La dimensión social del hombre consiste en que el hombre es un ente social, es decir, la persona humana necesita la vida social puesto que su naturaleza se lo exige. El hombre no puede vivir en soledad, sin contacto con demás seres humanos, puesto que ‘a través del intercambio con otros, la reciprocidad de servicios y el diálogo con el prójimo, el hombre desarrolla sus aptitudes y así responde a su vocación.’

En conclusión se puede decir que el hombre “es” en relación con los demás.

Respuesta: construye la imagen de una sociedad donde se indique.

2.1 La dimensión social del hombre.

2.2 El fin del hombre.

2.3 La semejanza entre personas y éstas con las personas divinas

(Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo).

2.4 Persona, fraternidad, verdad y caridad.

2.5 En la cúspide el amor de Dios.

Perfil de la sociedad

La sociedad construida está formada por un conjunto de personas unidas entre sí que tienen como motor en la vida: el amor de Dios. El amor es el centro y el origen del actuar de sus miembros y la persona humana es su principio.

Esta comunidad se caracteriza por el intercambio entre las personas. Los seres humanos tenemos una dimensión social, que es que somos entes sociales, es decir, necesitamos de la vida en sociedad para vivir plenamente, para desarrollar nuestras capacidades morales y descubrir cuál es nuestra vocación para seguir su llamado. Por lo tanto, esta sociedad promueve el dialogo, el servicio, la formación, la identificación de los propios talentos y la puesta en práctica de los mismos, para que fructifiquen. Además resalta la importancia de la familia, la educación equitativa para todos y la aceptación personal; cada persona debe de ser capaz de amarse, apreciarse y de reconocer su importancia.

Pero aunque el hombre necesita interactuar con otros, el tiene un mismo fin que es Dios; por lo tanto, siguiendo las sabias palabras de San Agustín: “Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón está inquieto, hasta que no descansa en ti” esta agrupación ha de propiciar el encuentro con Dios, de manera personal y en comunidad y así mismo el desarrollo de las aptitudes espirituales. También, es bueno resaltar que un conocimiento de Dios, de Jesús y del Espíritu Santo permite un mejor desenvolvimiento de la persona dentro de la sociedad y ayuda a afrontar las cuestiones sociales.

Además en esta sociedad se trabaja:

-La responsabilidad, el cumplimiento de los deberes y la defensa

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