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La Doctrina Wesleyana De La Perfección


Enviado por   •  7 de Abril de 2013  •  5.810 Palabras (24 Páginas)  •  721 Visitas

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La Doctrina Wesleyana de la Perfección

“La reconstrucción wesleyana de la ética cristiana de la vida,” asevera George Croft Cell, “es una síntesis original y peculiar de la ética protestante de la gracia, con la ética católica de la santidad.” En el pensamiento de Wesley se combinan el énfasis característicamente religioso de la tradicional doctrina protestante de justificación por la fe y el interés especial del pensamiento y la piedad católicos, y resultan en el ideal de la santidad y la perfección evangélica. Esta combinación sucede primero, desde luego, en las páginas del Nuevo Testamento.1

Cell presenta argumentos muy convincentes para demostrar que esa “nostalgia por la santidad,” el anhelo de ser como Cristo que capturó la imaginación de Francisco de Asís, constituye “el meollo de la cristiandad.” Fue precisamente es­te “énfasis perdido de la cristiandad” lo que fue despertando menos y menos interés en la primera etapa del protestantismo. Cell cita la observación de Harnack, y está de acuerdo con ella, de que el luteranismo, en su comprensión puramente religiosa del evangelio, menospreció demasiado el problema moral, el Sed santos porque Yo soy santo. “Es en este preciso punto,” continúa Cell, “donde Wesley se alza a la altura de un picacho. Él restauró la menospreciada doctrina de la santidad a su sitio merecido en la comprensión protestante del cristianismo.”2

Por lo tanto, desde la perspectiva de la cristiandad histórica, la doctrina wesleyana de la perfección cristiana no es un provincialismo teológico. Al fundir la justificación y la santificación, el pecado original y la perfección cristiana, restauró el mensaje del Nuevo Testamento a su plenitud original. Wesley “había vislumbrado la unidad básica de la verdad cristiana de la que compartían tanto la tradición católica como la protestante.”3

Así comprendió Wesley su mensaje. En su sermón titulado “La Vid de Dios”, él dice:

Frecuentemente se ha hecho la observación de que muy pocos han desarrollado una idea clara en cuanto a la justificación y la santificación. ¿Quién escribió más hábilmente sobre la justificación por la fe solamente, que Martín Lutero ¿Y quién era más ignorante de la doctrina de la santificación, o más confundido en sus conceptos sobre ella... Por otro lado, cuántos escritores católicos (como Francisco de Sales y Juan Castiniza, en particular) han escrito categóricamente y con fundamen­to bíblico sobre la justificación, y sin embargo ¡desconocían completamente la naturaleza de la justificación! Tanto así que todo el cuerpo de sus teólogos en el Concilio de Trento... completamente confundió la santificación y la justificación. Pero plugo a Dios el darles a los metodistas un conocimiento cabal y claro de ambas, y la amplia diferencia entre las dos.

Sabemos, desde luego, que al mismo tiempo que un hombre es justificado la santificación propiamente principia, puesto que cuando es justificado es “nacido de nuevo”, o “nacido del Espíritu”, lo cual, aunque no es (como algunos suponen) todo el proceso de santifica­ción, es sin duda alguna, la puerta a ella. De esto también Dios ha querido darles a los metodistas una comprensión cabal...

Éstos declaran, con igual celo y diligencia, la doctrina de una justificación gratuita, cabal y presente, y la igualmente importante doctrina de entera santificación tanto de corazón como de vida; son tan tenaces en cuanto a la santidad interior como cualquier místico, pero tan interesados en lo externo como cualquier fariseo.4

El genio de la enseñanza wesleyana, afirma el doctor Cell, es que ni confunde ni divorcia la justificación de la santificación, sino que “les da igual importancia a una y a otra"

A LA ENUNCIACIÓN WESLEYANA

La doctrina completamente desarrollada de Wesley es postulada en su libro Una clara explicación de la perfección cristiana, que fue publicado por primera vez en 1766. Su cuarta edición, publicada en 1777, representa la declaración definitiva de su posición. La perfección cristiana (título abreviado con que se conoce esa obra), incluye las declaraciones completas de casi todo lo que Wesley escribió sobre el tema antes de la publicación de ese libro. Aquí está la doctrina de la perfección tal como él la proclamó y la defendió. Al leer La perfección cristiana uno debe recordar que aquí Wesley está delineando el progreso de su propio pensamiento, y que las declaraciones de las primeras secciones no siempre representan su posición final. Es en la parte final del libro donde descubrimos la comprensión madura de Wesley en cuanto a la perfección cristiana.

El resumen de once puntos, que Wesley da y que aparece casi al fin del libro, es una presentación condensada de la doctrina:

1. Existe la perfección cristiana, porque es mencionada vez tras vez en las Escrituras.

2. No se recibe tan pronto como la justificación, porque los justificados deben seguir adelante a la perfección (He. 6:1).

3. Se recibe antes de la muerte, porque San Pablo habló de hombres quienes eran perfectos en esta vida (Fil. 3:15).

4. No es absoluta. La perfección absoluta pertene­ce, no a hombres, ni a ángeles, sino sólo a Dios.

5. No hace al hombre infalible; ninguno es infalible mientras permanezca en este mundo.

6. ¿Es sin pecado No vale la pena discutir sobre un término o palabra. Es “salvación del pecado”.

7. Es amor perfecto (1 Jn. 4:18). Esta es su esencia; sus frutos o propiedades inseparables son: estar siempre gozosos, orar sin cesar, y dar gracias en todo (1 Ts. 5:16).

8. Ayuda al crecimiento. El que goza de la perfección cristiana no se encuentra en un estado que no pueda desarrollarse. Por el contrario, puede crecer en gracia más rápidamente que antes.

9. Puede perderse. El que goza de la perfección cristiana puede, sin embargo, errar, y también perderla, de lo cual tenemos unos casos. Pero no estábamos completamente convencidos de esto hasta cinco o seis años ha.

10. Es siempre precedida, y seguida por una obra gradual.

11. Algunos preguntan: “¿Es en sí instantánea o no”... A menudo es difícil percibir el momento en que un hombre muere, sin embargo hay un instante en que cesa la vida. De la misma manera, si cesa el pecado, debe haber un último momento de su existencia, y un primer momento de nuestra liberación del pecado.5

Estos son los puntos sobresalientes de la enseñanza wesleyana. Pero la doctrina tiene una historia demasiado antigua y continua, como hemos visto,

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