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Doctrina De Shock


Enviado por   •  23 de Enero de 2012  •  2.588 Palabras (11 Páginas)  •  1.410 Visitas

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LA DOCTRINA Del shockResumen del libro de Naomi Klein LA DOCTRINA DEL SHOCK

Reseña del libro de Naomi Klein, La doctrina del shock. Por Wolden Bello.Poder, pasión y neoliberalismoWalden BelloEl capitalismo del desastre y la acumulación por desposesión presentan un orden capitalista que ya no busca la hegemonía ideológica, sino imponerse mediante la fuerza bruta, y esto no es sostenible. Walden Bello habla del nuevo libro de Naomi Klein.La doctrina del shock: el auge del capitalismo del desastre de Naomi Klein es admirable. Esto no es, sin embargo, inmediatamente evidente, algo que confirma la crítica del libro hecha por Joseph Stiglitz. Incluso antes de leerla, estaba seguro de que un premio Nobel destacaría el intento de Klein por relacionar los experimentos de electroshock llevados a cabo por el conocido psicólogo de la Universidad McGill Ewen Cameron -quien estaba contratado por la CIA- y el enfoque del shock económico desarrollado por Milton Friedman en la Universidad de Chicago.Y desde luego, lo hace, pero en el típico estilo que adoptan las reseñas de libros del New York Times que no se atreven a manifestar demasiado entusiasmo por un libro que viene de la izquierda, no sea que provoque a los siempre atentos perros guardianes de la derecha y le cuestionen las credenciales a uno. Stiglitz, de hecho, sugiere desde la primera frase que el análisis de Klein puede que adolezca de teoría de la conspiración: "No existen accidentes en el mundo como los que ve Naomi Klein." El premio Nobel tiene algunas cosas positivas que decir sobre el libro, pero las neutraliza dejando caer en una frase que Klein "no es un académico y no debe ser juzgada como tal." En cuanto al concepto central de capitalismo del desastre, es mencionado en una ocasión, pero por lo demás ignorado. Todo se queda en una crítica negativa acompañada de un ligero elogio.La escuela de editores de Nueva York dice que ganas o pierdes a tu público en las primeras páginas, pero sea cual sea la razón para mencionar los experimentos de Cameron al principio del libro y sugerir que existe una relación entre la génesis del tratamiento de electroshock de Cameron y el enfoque de las políticas económicas de la Escuela de Chicago, se trata de una mala decisión por parte de Klein y sus editores. Lo que es un obviamente un deliberado recurso dramático se arriesga a conseguir justamente lo contrario. Los entusiastas de la teoría de la conspiración se entusiasmarán con ello, pero no el público crítico y exigente al que se dirige el libro.Un trabajo sobresalienteLo cual es una lástima, teniendo en cuenta que La doctrina del shock aparece como un trabajo sobresaliente, que sigue brillantemente la evolución del neoliberalismo de teología a política universal. Klein combina el ojo periodístico para captar los detalles con la habilidad del analista para detectar, sacar a la luz y diseccionar tendencias más profundas, y el talento para cautivar al público, probando una vez más que un periodista magistral puede en ocasiones iluminar realidades sociales mucho mejor que los economistas o politólogos mejor entrenados.Con su habilidad para combinar el reportaje de investigación de los que no dejan un cabo suelto con el análisis social en profundidad, Klein es la David Halberstam de su generación, y sus libros La doctrina del shock y el anterior No Logo están a la altura de The Best and the Brightest y War in a Time of Peace. Pero hay una diferencia: Klein es una mujer de izquierdas que no se avergüenza de ello, lo que proporciona a su análisis tanto su fuerza como su pasión.La doctrina del shock sigue el auge del neoliberalismo hasta su predominio mundial desde el programa puesto en marcha en la mitad de la década los cincuenta que hizo posible que los estudiantes chilenos se empaparan de la doctrina de libre mercado radical difundida por Milton Friedman y sus asociados de la Universidad de Chicago. El departamento de economía de la Universidad de Chicago era entonces un oasis de pensamiento de libre mercado radical en un mundo dominado por el keynesianismo en Estados Unidos y en Europa y el desarrollismo [en castellano en el original, N del T.] en Latinoamérica, con sus compromisos pragmáticos entre el estado y el mercado, el trabajo y la gestión empresarial, el comercio y el desarrollo.Los Chicago BoysLa oportunidad para el neoliberalismo de salir de los fríos pasillos universitarios llegó a principios de los setenta, cuando el General Augusto Pinochet derrocó al gobierno revolucionario del presidente Salvador Allende en Chile e invitó a los "Chicago Boys" a administrar la economía del país, una oportunidad que habían estado esperando durante años. Con la población aturdida por el golpe, los Chicago Boys se aplicaron en la tarea de desmantelar velozmente los compromisos keynesianos y desarrollistas que habían sostenido una de las economías industriales más avanzadas de Latinoamérica. Con una mentalidad de Año Cero similar a la de los Jemeres Rojos, forzaron a Chile a convertirse, de la noche a la mañana, en el "paraíso" de libre mercado prescrito por Friedman, quien veía las crisis como una oportunidad para la reestructuración radical. Fue, sin embargo, un paraíso que sólo pudo ser creado mediante la represión masiva -e incluso una represión mayor fue necesaria para liberalizar a la vecina Argentina, en la que decenas de miles de personas fueron asesinadas, y cerca de cientos de miles torturadas por un régimen militar asesino que dejó las manos libres a los radicales del libre mercado para reestructurar la economía.Algunos de los apuntes de Klein más originales y perspicaces pueden encontrarse en sus capítulos sobre Bolivia, Polonia, China y Sudáfrica. Bolivia, bajo la tutela de un entonces joven "Doctor Shock" -el economista de Harvard Jeffrey Sachs-, mostró que las medidas neoliberales podían ser impuestas por un gobierno elegido democráticamente si éste estaba dispuesto a recurrir a medidas de emergencia tales como el arresto y el aislamiento de los líderes sindicales. Polonia, también aconsejada por Sachs, demostró cómo las transiciones democráticas pueden ser realmente una oportunidad para proporcionar un shock que transforme el sistema, incluyendo la eliminación de los controles de precios de la noche a la mañana, la rebaja drástica de los subsidios y la rápida privatización de las empresas estatales, medidas dirigidas a una población que todavía estaba confundida por el colapso del comunismo.No hubo transición democrática en China, pero Deng Xiaoping y sus aliados usaron la matanza de la Plaza de Tiananmen y el período inmediatamente posterior, cuando la población estaba confusa y paralizada, para avanzar y consolidar decisivamente el ambicioso programa de reforma capitalista que habían empezado a finales de los setenta. Ni en Polonia ni en China había gente que

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