La Esperanza
Enviado por karys0280 • 19 de Junio de 2014 • 1.025 Palabras (5 Páginas) • 257 Visitas
Cuando comienzan un año, un siglo y un milenio, se siente la necesidad de considerar la enseñanza bíblica respecto a la esperanza. Y las lenguas originales de las Escrituras nos aportan dos vocablos frecuentes y preciosos: El hebreo "batah" y su correspondencia griega "elpis". Son la esperanza de lo bueno, no de cualquier acontecimiento futuro, sino de aquello en lo que está íntimamente ligada nuestra confianza: "Así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría; si la hallares tendrás recompensa, y al fin tu esperanza no será cortada." (Proverbios 24:14).
Esta esperanza que no será cortada es la que tiene por objeto a Dios. No es la concebida por el mundo como un mero sueño consolador basado en mil y una fantasías bienintencionadas, con el propósito de hacer olvidar el sufrimiento presente; a veces a base de necios recursos para que los hombres giremos el rostro y no contemplemos crudas realidades de un sistema caduco y cruel, fundamentado en el pecado, es decir, en el egoísmo, la codicia y la explotación. Las Sagradas Escrituras advierten claramente del peligro de orientar nuestra esperanza equivocadamente. He aquí algunos textos clave para detectar y corregir nuestra tendencia carnal a depositar nuestra esperanza en los grandes ídolos de la riqueza, la justicia propia, en los hombres, o en el dominio religioso:
"Por tanto, Dios te destruirá para siempre; te asolará y te arrancará de tu morada, y te desarraigará de la tierra de los vivientes. Verán los justos, y temerán; se reirán de él, diciendo: He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, sino que confió en la multitud de sus riquezas, y se mantuvo en su maldad." (Salmo 52:5-7).
"Y tú, hijo de hombre, dí a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo librará el día que se rebelare; y la impiedad del impío no le será estorbo el día que se volviere de su impiedad; y el justo no podrá vivir por su justicia el día que pecare." (Ezequiel 33:12).
"Así ha dicho el Señor: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta del Señor. (Jeremías 17:5). (Ver también Salmo 33:10; 94:11; Proverbios 16:9). "No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo del Señor, templo del Señor, templo del Señor es este." (Jeremías 7:4). "Y se avergonzará Moab de Quemos, como la casa de Israel se avergonzó de Bet-el, su confianza." (Jeremías 58:13). "¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo? ¿La estatua de fundición que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra? ¡Ay del que dice al palo: Despiértate; y a la piedra muda: Levántate! ¿Podrá él enseñar? He aquí está cubierto de oro y plata, y no hay espíritu dentro de él." (Habacuc 2:18-19).
La esperanza que no avergüenza es la que tiene su fundamento estable en la Palabra de Dios: "Desfallece mi alma por tu salvación, mas espero en tu palabra." (Salmo 119:81). La esperanza divina nos conduce siempre a depositar nuestra mirada en el justo juicio del Señor: "También en el camino de tus juicios, oh Señor, te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son
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