La Ultima Cna De Jesus
Enviado por marianelasal • 15 de Marzo de 2015 • 1.310 Palabras (6 Páginas) • 206 Visitas
OBRA
NARRADOR. Estamos en el Aposento Alto en Jerusalén. Es tiempo
de Pascua.
Jesús ha enviado a sus discípulos por delante para que tengan
listo el aposento. El mesonero lo ha arreglado todo y los invitados empiezan a llegar.
Llenemos esta escena con los discípulos. Aquí llega Juan, el
apostol amado.
(Pausa. Juan entra despacio a la sala desde la parte trasera y
camina hacia el centro. Se acerca a la mesa. Mientras el
narrador sigue hablando Juan puede llevar un bowl con fruta a la
mesa.)
Juan, sensitivo, puro de espíritu así como audaz y valiente. A
pesar de que Juan no fue el primero en ser llamado entre los
discípulos, fue él el que estuvo a los pies de la cruz en medio del
pueblo hostil. Fue Juan el que mejor entendió la profundidad del
amor de Dios por la humanidad y le devolvió ese amor por su
fidelidad en el Calvario.
(Andrés entra por la parte trasera del santuario. Lleva una bolsa
con cosas dentro. Andrés dice mientras entra: “Juan, Juan” y
camina con rapidez hacia el escenario. Se abrazan. Sacan
algunos objetos para la mesa. Quizá algunas tazas. Entablan una
conversación señalando a diferentes cosas. Se ríen.)
ANDRÉS. Juan... Juan...
NARRADOR. Andrés, un buen y verdadero amigo de todos los que
conocía. Fue Andrés el que, como discípulo de Juan el Bautista,
fue el primero en reconocer a Jesús como Señor y rápidamente
fue a los asuntos de su Padre llevando a todos los que
encontraba a que escucharan las enseñanzas de Jesús. Andrés,
un verdadero amigo que comparte el mayor regalo que un amigo
puede recibir: el eterno amor de Dios. Y naturalmente allí
también estaba el hermano de Andrés, Pedro.
(Tres discípulos entran por las escaleras que están detrás de la
mesa: Pedro primero y después Natanael y Felipe.
Pedro se va a la parte alta de las escaleras y llama a su espalda.)
PEDRO. Natanael... Felipe, venid. Es la hora de la Pascua.
(Entran los tres en el escenario y saludan a Juan y a Andrés.)
NARRADOR. Pedro... un líder entre los hombres. Un individuo que
no tiene pelos en la lengua, impulsivo e impetuoso que conoce su
propia mente y que sigue la convicción de su corazón. A pesar de
su chulería, él es consciente de sus defectos. Pero su humildad
con Dios le convirtió en un hombre que otros querían imitar.
Jesús conocía su verdadero y humilde corazón y le concedió la
gracia sobre este humilde pescador. Sobre la profesión de fe de
este hombre Cristo fundó la Iglesia.
Felipe... Práctico, cuidadoso y preciso, siempre buscaba la
comprensión de la naturaleza de Dios.
Y Natanael, un hombre sin engaño, sin hipocresía. Natanael fue
un visionario que vio los sueños de Dios y creyó en ellos.
(Entran los dos Santiagos. Entran juntos por el final hablando
tranquilamente y caminan hacia el escenario llevando unos
cestos.)
SANTIAGO EL MAYOR. Santiago, ven, los otros ya están aquí.
SANTIAGO EL MENOR. Siempre con tanta prisa, Santiago,
tranquilízate.
NARRADOR. Había dos apóstoles que tenían el mismo nombre:
Santiago. Dos nombres iguales para dos personalidades distintas,
completamente opuestas. Uno es muy mencionado en las
Escrituras mientras que al otro casi nunca se le menciona pero
ambos vieron a Cristo en su ministerio día a día y participaron en
las curaciones y otros milagros. Hoy en día hay muchos como
Santiago el menor que se ocupan de los asuntos del Padre en una
forma modesta.
Polos opuestos, que se unen para trabajar juntos en el ministerio
de Jesús. Quizá no hay mayor testimonio en la unión de la
santidad de Cristo que en estos dos hombres de Dios.
(Entra Simón y Mateo por la parte trasera y se van acercando.)
SIMÓN. Pagar los impuestos sólo ayuda a los ricos, Mateo.
MATEO. Pero Simón, así es como el gobierno se mantiene. Sin los
impuestos todo se derrumbaría.
(Simón Y Mateo continúan hacia el centro del pasillo y entran en
el escenario.)
NARRADOR. Simón, el Zelote, un luchador político que busca la
libertad de Israel. Un hombre orgulloso y celoso cuya pasión
consistía en derrumbar a Roma y liberar a su tierra de la
opresión romana. Y Mateo, un
...