La corrupción

Mientras las fuerzas del orden no se coordinen y la corrupción no termine, esto no va a terminar, la estructura de una sociedad criminal es como una telaraña, coordinada en cada rincón de su “plaza” (territorio de trabajo), infiltrados en cada dependencia de gobierno, en los medios de comunicación, valiéndose de una necesidad, en muchos jóvenes pobres de nuestro país, para satisfacer la suya propia, dinero y poder a costa de lo que fuere.

Su estructura es tan compleja y estricta que manejan códigos de disciplina a muerte, el famoso “si entras ya no sales, y si sales con los pies por delante”, asesina a quien rompe sus leyes, a quien revela información, a quien le estorba para trabajar, al que no se deja corromper, asesina al por mayor.

La pobreza, la falta de educación, el desempleo, la desesperación que muchos jóvenes sienten por la situación en la que están y el futuro que les espera, les hace caer en las redes de la delincuencia, inculcando en estos falsos reflejos de honor y grandeza, de valentía, de dinero y mujeres, algo que honradamente estos jóvenes no podrían conseguir, ni trabajando de sol a sol, e inclusive muchos profesionistas, gente preparada opta por unirse a estas redes que envenenan nuestro país.

Lo curioso de todo esto es que, la sociedad actual vitorea algunas de las acciones de estos delincuentes, cuántos de los llamados “narcocorridos”, se escuchan en las calles, en los bares, en las casas de nuestro país, si un día hay una balacera, los ciudadanos se indignan, a la semana siguiente le hacen un narcocorrido, a ese evento o al capo o responsable de esa situación y todo mundo lo canta, cual si fuera un himno, el himno del delincuente, de la mafia, de algunos mexicanos, que cantan y se saben más de veinte narcocorridos de memoria, y si les preguntamos por el himno nacional sería una pena.

Alegando libertad de expresión, los espectadores cantan estas composiciones, asisten a rodeos y antros con el fin ver a los intérpretes del género, sin considerar que si fuera esto libre expresión cualquier “narcocorrido” se cantara en cualquier plaza, y no es el caso, y por otra parte, no habría asesinatos y atentados en contra de estos cantantes, basta con revisar los últimos acontecimientos de cantantes norteños asesinados, ejecutados con lujo de detalle, no hay libertad de expresión en un “narcocorrido”.

La delincuencia en México no solo esta organiza, sino que esta blindada y cerrada herméticamente, de manera que es imposible penetrarla, debilitarla y mucho menos erradicarla, viviendo en un país, en un gobierno, en un sistema político y en una sociedad desorganizada.

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