La esperanza y Dios
Enviado por Paolareabc • 4 de Julio de 2016 • Apuntes • 1.142 Palabras (5 Páginas) • 261 Visitas
La Esperanza.
Pienso que vivir La Pascua es revivir La Esperanza. Y el cristiano debería ser el testimonio de la esperanza.
El Cardenal Newman decía: “El cristiano, por definición es una persona que espera”. Y Haring: “La Fe cristiana es esencialmente una fe de esperanza”.
M.L King: “Si hemos ayudado aunque sea a una persona a “esperar”, no habremos vivido en vano”.
La esperanza es una virtud que envuelve todo nuestro ser y nuestro vivir en el presente y en el futuro. Una persona sin esperanza es un ser cerrado al futuro. Entonces se ve sin proyecto de si mismo. Se vuelve un depresivo- un neurótico angustiado- cerrado en sí.
Mientras la actitud del que cree de verdad sabe aguantar tranquilo un futuro que va mas alla de la muerte. Vive quien tiene esperanza.
Tal vez se habla más de la fe y de la caridad.
La esperanza es una virtud un tanto olvidada; permanece en la obscuridad. De la trilogía que forman las virtudes teologales, parece que la que presenta más dificultad para hablar de ella, es la esperanza. Con todo, es una virtud que infunde coraje, confianza y ayuda a vencer las dificultades que se presentan en la vida. Nos podemos preguntar ¿Qué sería la fe y la caridad, sin la esperanza? La fe lleva a la esperanza y la caridad se alimenta de esperanza. La esperanza es el punto de llegada de todas las virtudes. El camino cristiano comienza en la esperanza y termina en la esperanza.
Sin la esperanza no tendría sentido ni la revelación ni la redención. La esperanza inicia en el momento mismo de la creación y terminara con el fin de la historia humana, con la venida final de nuestro Señor Jesucristo (Mat. 24, 36-43).
Cuando todo será recopilado en Cristo (Ef. 1, 10).
Esperanza es la actitud que nos empuja a recorrer una distancia, la que hay entre La persona y la meta. Pero que esa meta, en definitiva es Jesucristo y por cristo.
Al padre-origen y meta definitiva de cuanto existe.
Es esencial, en la esperanza, el mirar hacia adelante; sabe vivir quien mira al futuro, porque la persona no es, va siendo…
La esperanza es “el ancla” que sostiene la vida humana. La luz que ilumina el camino de la búsqueda de lo nuevo, del futuro, del reino de Dios.
Es una voz que llama a levantar la mirada al cielo. Y lo que parece imposible a los ojos humanos, es posible a los ojos del cristiano. San Cipriano, del siglo III, decía, al narrar su conversión: “Vi como se abrían las puertas cerradas y como brillaban las tinieblas; me di cuenta lo fácil que era lo que antes me había parecido difícil, y posible lo había creído imposible.
Es la señal necesaria que indica el camino, que conduce a seguridades (certezas) esenciales. Sin la esperanza termina la vida.
Vivimos de “esperas”. Sin ello se apaga el entusiasmo y se agota la energía.
La esperanza crea en nosotros proyectos reales y virtuales, que concentran en si todas las potencialidades de nuestro espíritu, ayuda a superar obstáculos, a vencer miedos, a llenar vacios, resistencias, pesimismos, tristezas que aprisionan nuestra alegría y nuestra libertad. La virtud más radical es la esperanza. Es siempre una puerta de luz que aleja la desesperación y alivia el dolor. Nosotros somos esperanza; somos futuro. Ella nos hace vivir, nos empuja para que no nos sentemos en la silla de nuestras limitaciones.
¿Por qué se vive, se trabaja, se estudia, se lucha contra la enfermedad, contra la muerte? Porque existe la esperanza. Hoy día es importante conocer, poseer y superar la cultura de hoy de la depresión, del suicidio y de la Eutanasia. Atentados contra la esperanza, la fe, la vida y el futuro del ser humano.
La esperanza es energía, autoestima, optimismo, paciencia, fortaleza y solidaridad. Cuando falta la esperanza se da la desconfianza en sí mismo, en los demás, se paraliza el bien, el amor. Habrá soledad, cansancio, división y muerte.
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