Las Mil Y Una Noche
Enviado por catalinav1 • 2 de Septiembre de 2013 • 8.481 Palabras (34 Páginas) • 449 Visitas
LOS HERMANOS GRIMM
Volumen II
Coleccionados por
Jacob y Whilhelm Grimm
Publicación en Internet:
www.cuentosdegrimm.com
E-book gratuito.
Copyright www.cuentosdegrimm.com
Prohibida su venta o lucro con él.
Num. Nombre Página
051-El Ladrón Maestro 16
052-Las Novias a Prueba 22
053-El Viejo Sultán 23
054-Pobreza y Humildad llevan al Cielo 26
055-El Músico Maravilloso 28
056-La Novia Clara y La Oscura 32
057-El Pequeño Vaso de Nuestra Señora 38
058-El Hermano Lustig 39
059-Los Seis Cisnes 52
060-El Ratón y el Gato Asociados 57
061-Las Tres Hojas de la Serpiente 61
062-La Boda de Hans 65
063-Hans con Suerte 67
064-La Luna 73
065-Ocio y Labor 76
066-Los Tres Hermanos 77
067-Pichoncito 79
068-La Zorra y el Gato 83
069-La astuta hija del campesino 85
070-Compartiendo dicha y tristeza 89
071-Nieve Blanca y Rosa Roja 91
072-El par de pilluelos 97
073-Los tres aprendices 100
074-Lobos y Cabras, Dios y el Diablo 106
075-El Hada del estanque del molino 108
076-La mazorca del maíz 113
077-El espíritu en la botella 114
078-El Ratón, el Pájaro y la Salchicha 120
079-El ganso de oro 122
080-La novia del señor Liebre 126
081-La rama de avellana 129
082-El tamborilero 130
083-Dulce Potaje 140
084-La Hilandera Perezosa 142
085-El Joven Gigante 145
086-Amigos Sabios 154
087-Juan Fierro 159
088-El Árbol de Enebro 168
089-Un Buen Negocio 177
090-El Huso, la Lanzadera y la Aguja 183
091-La Mesa de Deseos, el Asno de Oro y la Porra en el Saco 186
092-Historias Sobre Serpientes 197
093-La Joven sin Manos 199
094-El Regalo de los Duendes 206
095-El Pájaro de Oro 209
096-El Gigante y el Sastre 216
097-El Lobo y el Hombre 219
098-Juan Fiel 221
099-Los Seis Sirvientes 230
100-Los Tres Holgazanes 238
101-Madre Nieve 239
102-El campesino en el cielo 243
103-Los dos hermanos gemelos 244
104-La Niña de Nuestra Dama 268
105-El viejo RinkRank 273
106-El hada de las aguas 276
107-Los Tres Pajaritos 278
108-Linda Katrinelje 283
109-La LLave de Oro 286
110-El Campesino Hildebrand 287
111-Los Tres Lenguajes 290
290
112-La Doncella de Brakel 293
113-La Muchacha de los Gansos 294
114-Los Mensajeros de la Muerte 303
115-El Piojo y la Pulga 305
116-El ingenuo Hans 308
117-El Joven que no sabía asustarse 316
118-La Señora Trude 328
119-El amado Rolando 330
120-El abuelo y su nieto 334
121-La niña desobediente 335
122-Federico y Catalina 336
123-La estufa de hierro 345
124-El hueso cantante 351
125-La anciana mendigante 354
051-El Ladrón Maestro
Un día un anciano y su esposa estaban sentados en el frente de su casa miserable descansando un rato de su trabajo. De repente un carro espléndido con cuatro caballos negros vino llegando, y un hombre lujosamente vestido se bajó de él. El campesino se levantó, fue hacia el gran hombre, y le preguntó qué quería, y de qué modo él podría ayudarle. El forastero estiró su mano al anciano, y dijo, "quiero solamente disfrutar por una vez de un plato campesino: cocíneme algunas patatas, al modo que usted siempre las hace, y luego me sentaré en su mesa y las comeré con placer."
El campesino sonrió y dijo, "Usted es un conde o un príncipe, o quizás hasta un duque; los señores nobles a menudo tienen tales fantasías, pero usted tendrá su deseo." La esposa entró en la cocina, y comenzó a lavar y frotar las patatas, y hacerlas en pelotas, a como acostumbran los campesinos. Mientras ella estaba ocupada de este trabajo, el anciano dijo al forastero, "Venga a mi jardín conmigo un rato, pues tengo todavía algo para hacer allí." Él había excavado algunos agujeros en el jardín, y ahora quería plantar algunos árboles en ellos.
¿"No tienen ustedes hijos?," preguntó el forastero, "quienes podrían ayudarles con su trabajo." "No," contestó el campesino, "yo tenía a un hijo, es cierto, pero hace mucho tiempo que él salió de aquí. Él era hábil, minucioso e inteligente, pero nunca aprendió ningún oficio y conocía muchos malos trucos, hasta que por fin él se alejó de mí yéndose a recorrer mundo, y desde entonces no he oído nada de él."
El anciano tomó un árbol joven, lo puso en un agujero, colocó una estaca al lado de él, y cuando había movido con la pala alguna tierra y la había pisoteado firmemente, ató el tallo del árbol a la estaca, abajo, y al medio, con una cuerda.
¿"Pero dígame," dijo el forastero, "por qué usted no ata aquel árbol anudado y torcido, que está en la esquina allí, inclinado hacia la tierra, a un poste, para que también pueda ponerse erecto, como éstos?"
El anciano sonrió y dijo, "Señor, usted habla según su conocimiento, es fácil ver que usted no es familiar con la horticultura. Aquel árbol allí es viejo y deforme, nadie puede hacerlo enderezar ahora. Los árboles deben ser formados mientras son jóvenes." "Así es como estaba con su hijo," dijo el forastero, "si usted lo hubiera entrenado mientras él era todavía joven, él no se habría escapado; ahora él también debe haberse puesto difícil y deforme."
"Realmente ya hace mucho tiempo que él se marchó," contestó el anciano, "él debe haber cambiado. " "¿Lo conocería usted otra vez si él viniera acá?" preguntó el forastero. "Apenas por su cara," contestó el campesino, "pero él tiene una señal única, una marca de nacimiento en su hombro, que parece a una alubia." Cuando él lo terminó de decir, el forastero se quitó su abrigo, expuso su hombro, y mostró al campesino la alubia. ¡"Dios bueno! ¡" gritó el anciano, "Tú eres realmente mi hijo!" y el amor por su hijo agitó a
...