Los Siete Sacramentos
Enviado por AGM230962 • 3 de Octubre de 2013 • 843 Palabras (4 Páginas) • 308 Visitas
Bautismo
Nos da el nacimiento a la vida divina:
nos hace herederos del cielo
El fruto del Bautismo, o gracia bautismal, es una realidad rica que comprende:
El perdón del pecado original y de todos los pecados personales.
El nacimiento a la vida nueva, por la cual el hombre es hecho hijo adoptivo del Padre, miembro de Cristo, templo del Espíritu Santo.
La incorporación a la Iglesia, Cuerpo de Cristo, y la participación del sacerdocio de Cristo.
Confirmación
Fortalece y acrecienta la vida divina:
nos convierte en soldados de Cristo
La Confirmación perfecciona la gracia bautismal; es el sacramento que da el Espíritu Santo para:
Enraizarnos más profundamente en la filiación divina.
Incorporarnos más firmemente a Cristo.
Hacer más sólido nuestro vínculo con la Iglesia, asociándonos todavía más a su misión.
Ayudarnos a dar testimonio de la fe cristiana por la palabra acompañada de las obras.
Eucaristía
Alimenta la vida divina
La Eucaristía es el memorial de la Pascua de Cristo, es decir, de la obra de la salvación realizada por la vida, la muerte y la resurrección de Cristo, obra que se hace presente por la acción litúrgica.
Por la consagración se realiza la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Bajo las especies consagradas del pan y del vino, Cristo mismo, vivo y glorioso, está presente de manera verdadera, real y substancial, con su Cuerpo, su Sangre, su alma y su divinidad.
La Comunión del Cuerpo y de la Sangre de Cristo:
Acrecienta la unión del comulgante con el Señor.
Le perdona los pecados veniales y lo preserva de pecados graves.
Puesto que los lazos de caridad entre el comulgante y Cristo son reforzados, la recepción de este sacramento fortalece la unidad de la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo.
Reconciliación o Penitencia
Nos devuelve la vida divina perdida por el pecado
La confesión individual e íntegra de los pecados graves seguida de la absolución es el único medio ordinario para la reconciliación con Dios y con la Iglesia.
Los efectos espirituales de este Sacramento son:
La reconciliación con Dios por la que el penitente recupera la gracia;
La reconciliación con la Iglesia;
La remisión de la pena eterna contraída por los pecados mortales;
La remisión, al menos en parte, de las penas temporales, consecuencia del pecado;
La paz y la serenidad de la conciencia, y el consuelo espiritual
El acrecentamiento de las fuerzas espirituales para el combate cristiano.
Unción de los
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