ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Los valores religosos en la educación: ¿valen la pena?


Enviado por   •  6 de Abril de 2022  •  Ensayo  •  1.216 Palabras (5 Páginas)  •  107 Visitas

Página 1 de 5

Los valores religiosos en la educación: ¿valen la pena?

El alcance e impacto de la presencia de la religión en la educación es un hecho innegable. La educación religiosa ha servido, hasta hoy en día, como una herramienta instructora sumamente útil y eficaz. Sin embargo, otro aspecto innegable es que esta tiene un pasado intrincado, tumultuoso y, en una gran cantidad de ocasiones, violento. Un claro ejemplo lo encontramos en su uso como la principal vía para la colonización y el apaciguamiento de los pueblos aborígenes bajo el mandato de la Corona real de España (Gonzalbo, 2001). En base a esto, es natural que durante décadas, y hasta la actualidad, esta ha sido el centro de discusiones acaloradas y objeto de polarización en las sociedades revolucionarias, dispuestas a reestructurar una educación construida sobre fundamentos conservadores para su propio bienestar y el de las futuras generaciones que continuarán por siempre formándose en su seno.

Paralelo a esta percepción constantemente cambiante de la religión en la educación, el interrogarse sobre la validez de esta modalidad de la enseñanza y los principios que esta por obligación trae consigo es crítico para realizar un análisis profundo sobre la educación contemporánea. Aunque algunos consideren que estos últimos son imprescindibles para la formación de una idea global de hombre íntegro, varios factores relevantes como la heterogeneidad de las poblaciones y la volatilidad de la religión misma provocan que esta idea sea simplemente errónea.

Una de las características más importantes de México es su diversidad: de razas, etnias, lenguajes y creencias. En el censo más reciente del INEGI (2021), se cuantificó que el 77.7% de la población de nuestra nación se considera católica, y si bien ese número puede ser calificado como “la mayoría”, ese 22.3% restante sigue estando compuesto por ciudadanos que cuentan con el derecho a ser recipientes de una educación que alcance hasta las zonas más recónditas del país y otorgue las herramientas del conocimiento necesarias para su desarrollo pleno como individuos. ¿Cómo se pretende enseñar a personas evidentemente diversas en su fe mediante una serie de valores específicos? El hacerlo es simplemente imposible. Al atar a la educación a una religión en particular, con una serie de

principios derivados de y correspondientes únicamente a esta, se estaría negando rotundamente uno de los elementos intrínsecos de nuestro país.

Lo pasado nos lleva al autoritarismo inadvertido que la educación religiosa supone, no solo al suprimir los distintos dogmas, sino en múltiples ámbitos. Por ejemplo, los padres creyentes, al inscribir a sus hijos en un sistema educativo que sigue unos preceptos de devoción rigurosos, están siendo cómplices en el obvio rechazo de la libertad de pensamiento de los educandos. Mientras estos efectivamente son demasiado jóvenes al inicio de su vida en la enseñanza para tomar sus propias decisiones, o séase, elegir cuál es el camino más afín a sus intereses, eso no quiere decir que lo que hayan aprendido en algunos de los años más importantes de sus vidas sea correspondiente a sus pensamientos y opiniones en momentos más cristalizados para su intelecto: véase el caso de la cantidad de jóvenes autodenominados como agnósticos, ateos o simplemente “no creyentes” en los salones de las escuelas privadas católicas, claramente ya no identificados con lo que se les infundió en períodos previos.

Es crucial también notar que la inculcación en el conjunto de valores propios de una religión no siempre significa el orden y armonía que se dispone como meta última de esta indoctrinación. A menudo, aquellos que se alzan como partidarios y representantes máximos de estas actitudes no siguen los lineamientos de manera debida y se alejan de lo que la religión propone como un hombre completo e ideal, constituyendo modelos a seguir perversos y corruptos. Hacer énfasis en nociones abstractas como el respeto, la tolerancia y el amor al prójimo, usualmente solo dirigidas a quienes son catalogados como merecedores de este trato, no es suficiente para la tarea de instrucción de las mentes más frescas del país y su transformación paulatina pero segura en seres empáticos, compasivos, justos, honestos y responsables. Un estudio internacional conducido por PEW Research Center (2020) es paralelo a esta última idea, indicando que un número considerable de personas en 34 países (promedio de 51%) no cree que la creencia en Dios sea esencial para la moralidad humana.

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (8 Kb) pdf (81 Kb) docx (13 Kb)
Leer 4 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com