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Matrimonio Y Felicidad


Enviado por   •  19 de Marzo de 2014  •  2.665 Palabras (11 Páginas)  •  228 Visitas

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MATRIMONIO Y FELICIDAD: Los hombres y las mujeres cuando ponen su mirada en el sexo opuesto se fijan en lo que reluce, en la apariencia exterior y no en lo que es más importante para la convivencia. Lo más importante, lo decisivo en el matrimonio, es el carácter de cada conyugue porque, en última instancia, el atractivo, la belleza, pasan con el tiempo, pero el carácter perdura. Y a veces empora en vez de mejorar, y puede ser pesada. Así pues, fíjate en el carácter de tu prometida, de tu prometido. Porque una vez que te casaste, te casaste con el carácter de él o de ella para siempre. Si es tu carácter el problema, tarta de corregirlo, porque la felicidad de ella y la tuya dependen en ese caso de tu carácter, así como la felicidad de tu marido y la tuya propia, mujer, depende de tu carácter, porque es el carácter de las personas lo q los hacen en lo humano tratables,, soportables, amables.

LAS BUENAS MANERAS EN EL MATRIMONIO: Nosotros nos esforzamos por ser amables, bien educados en la calle, con la gente que nos importa, especialmente si queremos hacer un negocio. El hombre q va a cerrar un trato con alguien no trata mal a su cliente. Al contrario, se esfuerza por ser lo más amable posible con él. Y si la mujer tiene que ser alguna gestión en algún lugar, también es amable con quienes la atienden. Pero ¿en casa? Nosotros solemos reservar nuestras malas maneras para el hogar. Somos educados, amables, fuera de casa, pero en el hogar, no. Yo te digo, si tienes que ser mal educado y brusco en algún sitio, NO lo seas ni afuera ni en tu casa porque estarías demostrando lo que realmente eres, y tenemos que ser transparentes a donde vayamos. En tu casa debes ser lo más bien educado, lo más amable posible, por tu propio bien y tu propio interés, para que tu casa sea un lugar en donde sea agradable estar, no donde todos huyen. LA RESPONSABILIDAD DEL HOMBRE: Cuando los hombres son desgraciados en su casa se van a buscar la felicidad afuera, y lo que encuentra son dolores de cabeza, porque “el pan comido oculto” puede ser sabroso, pero es venenoso (Pr 9:17).Esos son los frutos de no saber aprovechar la felicidad que se tiene en casa. No tendrían la necesidad de buscarla afuera si tan solo cultivaran la felicidad q tienen en el hogar. Muchos maridos tienden a echar la culpa a su mujer cuando las cosas no andan bien en el matrimonio, y encuentran en la congregación quienes les respalden esa actitud. El hilo se rompe siempre por lo más delgado. Pero ¿Quién es el responsable de que las cosas no anden bien? ¿La cabeza o el cuerpo? Cuando una compañía arroja pérdidas ¿a quién le pide cuenta el directorio? ¿a los empleados, al portero, o al gerente general? Eva pecó primero que Adán pero ¿a quién llamo el Padre? A Eva o a Adán? “Más el Eterno llamó al hombre…” (Gn 3:9). El hombre es responsable no solo de sus propios errores sino también de los de su mujer y de sus hijos menores, y a él le pedirá cuentas el Eterno. No obstante muchos culpan a la mujer y absuelven al hombre. ¿No han leído las escrituras?

OBSERVACIONES Y CONSEJOS: El pudor de la mujer guarda su virginidad cuando es doncella de las miradas ajenas… Al contraer matrimonio hombre y mujer se hacen un juramento que tiene al Padre Eterno por testigo… Si no tratas bien a tu mujer te odias a ti mismo… Una de las promesas que los prometidos deberían hacerse antes de casarse es la de nunca insultarse… El papel de la mujer, de la esposa y madre, es ser la reina del hogar, la reina de la casa… A la sociedad le va como le va a la familia. Familia enferma, sociedad enferma; familia sana, sociedad sana. Lo más importante, lo decisivo en el matrimonio, es el carácter de cada conyugue. En el hogar nunca se debe levantar la voz, salvo de alegría o para exaltar al Padre. Cuanto más humilde es una persona, con mayor amabilidad debe ser tratada. El hombre debe preferir el bien de su mujer al bien propio. Si quieres que tus hijos te respeten, respeta a tu mujer y ellos te respetarán…

MATRIMONIOS Q’ PERDURAN CON EL TIEMPO:

El amor que lleva al matrimonio debe ser -sobre todo en la mujer- el amor primero. Ese es el motivo por el cual los padres de Israel cuidaban tanto a sus hijas. Esa es también la razón por la cual muchos padres todavía hoy día cuidan tanto a sus hijas. Las celan como el Padre Eterno nos cela (2 Cor 11:2; St 4:5). El padre quiere que su hija llegue pura al matrimonio para que ella sea esposa de su yerno, como él quiso, o hubiera deseado, que su esposa sea para él. El padre, el verdadero padre, ama a su yerno como a un hijo propio, y no quiere menos para él que lo que quiere para su hijo. Es por un instinto sabio que los padres se comportan así, celando, cuidando a sus hijas. Es cierto, sin embargo, que a veces los padres celan a sus hijas no por cuidarlas sino con un amor egoísta que busca acapararlas y que puede empujarlas a la rebeldía. Aquí, pues, el padre debe buscar el justo equilibrio entre vigilancia, confianza y libertad. La mujer solo puede amar a un hombre en la forma q he descrito una vez en la vida. Si ya amó a uno así, el amor que entregue al otro será un amor de segunda mano, que esconda muchas heridas. Lo cual no impide que de esos amores segundos puedan surgir matrimonios felices que el Eterno bendice, porque su gracia no tiene límites. Pero ese no es un plan perfecto. Pero para el hombre, aunque sea más difícil, rigen las mismas condiciones: debe guardarse igual para la que será su esposa. Solo de esa manera merecerá encontrar una muchacha que se haya guardado para él. EL MATRIMONIO ES MAS GRANDE Q’ EL AMOR: es más importante que los sentimientos, porque el matrimonio es obra divina; es algo instituido por el Padre Eterno. Para los esposos su matrimonio, su unión, es más importante que los sentimientos que puedan tener el uno por el otro. Si ellos tienen esa actitud el Padre Eterno los premiará ciertamente dándoles los sentimientos necesarios para que su unión sea feliz. Pero en la sociedad actual es al revés, el amor es más grande, más importante que el matrimonio. Suele alegarse que si el sentimiento desaparece, también puede desaparecer el matrimonio. Por eso es que el matrimonio y la familia están como están, están en la crisis por la

cual atraviesan. Pero en verdad el amor debe obedecer y subordinarse al matrimonio. Ahora bien, el amor del que estoy hablando aquí es el amor romántico, el amor de los sentimientos, el amor de los enamorados, ese amor que nos hace pasar rápidamente del cielo del éxtasis, al infierno de la angustia, el amor de los amantes, en suma, ese amor inestable que depende de las emociones y de los sentidos, depende de las cosas que ven los ojos, de lo exterior. Como he dicho más de una vez, según el mundo, el hombre y la mujer se casan porque se aman, cuando debería ser al revés, el hombre

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