Muerte Y Resurreccion
Enviado por mi_mariana98 • 22 de Junio de 2014 • 2.493 Palabras (10 Páginas) • 268 Visitas
Exposición 25
“La Muerte y la resurrección”
Mariana Gamboa Zapata
9°
Educación Religiosa
Profesor Luis Alfonso Fory
Colegio Adventista Libertad
Sabana de Torres – Santander
“Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” Eclesiastés 3:11
La inmortalidad o eternidad es el estado o calidad de no estar sujeto a la muerte. Los traductores de las Escrituras usaron la palabra inmortalidad para traducir el termino griego athanasia, “sin muerte”.
La Escritura revela que el eterno Dios es inmortal: “Por lo tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.” 1 Timoteo 1:17. De hecho, Él es “El único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén” 1 Timoteo 6:16
Dios no es un ser creado, tiene existencia propia, y no tiene principio ni fin.
En ningún lugar de las Escrituras describe la inmortalidad como una cualidad o estado del hombre (o su alma o espíritu). Entonces, lo contrario de Dios, los seres humanos son mortales. La Escritura compara sus vidas con la del “soplo que va y no vuelve” Salmo 78:39 y el hombre “sale como una flor y es cortado, y huye como la sombra y no permanece” Job 14:2
Hay una marcada diferencia entre Dios y los hombres. Él es infinito y nosotros somos finitos. Dios es inmortal, nosotros somos mortales. Dios es eterno, nosotros somos transitorios.
Inmortalidad Condicional
En la creación, “Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” Génesis 2:7. La creación nos revela que el hombre obtuvo vida de Dios. Cuando Dios creó a Adán y a Eva, les dio libre albedrío. Podían obedecer y desobedecer, y su existencia continuada dependería de su continua obediencia mediante el poder de Dios. De modo que la posesión del don de la inmortalidad era condicional.
Dios explico cuidadosamente las consecuencias que sufrirían al hacer mal uso de ese don (comer del árbol de la ciencia del bien y del mal). Dios les advirtió: “El día que de él comieres, ciertamente morirás” Génesis 2:17
La Muerte
Contradiciendo la advertencia de Dios que la desobediencia les traería la muerte, Satanás les aseguró: “No moriréis” Génesis 3:4. Pero después de que transgredieron el mandato de Dios, Adán y Eva descubrieron que “La paga del pecado es la muerte” Romanos 6:23. Por su pecado debieron oír esta frase: “Polvo eres, y al polvo volverás” Génesis 3:19. Estas palabras no apuntan a la continuación de la vida sino a su terminación.
Después de haberles dado su sentencia, Dios separó a la pareja pecaminosa del árbol de la vida para que no “Coma y viva para siempre” Génesis 3:22. Su acción indicó que la inmortalidad prometida se había perdido a raíz del pecado. Ahora se habían convertido en mortales, estaban sujetos a la muerte. Y como Adán no podía transmitir lo que no poseía, “la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” Romanos 5:12
Esperanza para la Humanidad
Fue solo la misericordia de Dios la que hizo que Adán y Eva no murieran inmediatamente. El Hijo de Dios había ofrecido dar su vida para que ellos tuvieran otra oportunidad. Él fue “El Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo” Apocalipsis 13:8
Aunque la gente nace siendo mortal, la Biblia los anima a buscar la inmortalidad en Romanos 2:7 “vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad”. Jesucristo es la fuente de esta inmortalidad:
• “La dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” Romanos 6:23
• “quitó la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad” 2 Timoteo 1:10
• “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados” 1 Corintios 15:22
Si Cristo no hubiera venido, la situación de la raza humana hubiera sido desesperanzada y todos los que han muerto perecerían eternamente. Sin embargo, por Él, ninguno necesita perecer. Juan dijo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16. De modo que el cree en Cristo no solo anula la sentencia a muerte, sino asegura también a los creyentes el don precioso de la inmortalidad.
Pablo describe el momento cuando se otorga el don de la inmortalidad: “He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y que esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria” 1 Corintios 15:51-54
Esto deja claro que Dios no otorga la inmortalidad al creyente en el momento de su muerte, sino en su resurrección.
Aunque Juan señala que recibimos el don de la vida eterna cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro salvador personal, “y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.” 1 Juan 5:11,12, este don se implementará cuando Cristo regrese. Solo ahí seremos cambiados de mortales a inmortales.
La Condición de la Muerte
Si la muerte es la cesación de la vida, ¿Qué dice la Biblia acerca de la condición de la persona durante la muerte?
La muerte no es una aniquilación completa, es solo un estado de inconciencia temporal mientras la persona espera la resurrección. La Biblia llama repetidamente a este estado intermedio un sueño.
El Antiguo Testamento, refiriéndose a la muerte de David, Salomón, y los demás reyes de Israel y de Judá, dice que dormían con sus padres. Job, David, Jeremías y Daniel se refieren a la muerte como un estado e sueño.
• “Así el hombre yace y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo, no despertarán, ni se levantaran de su sueño” Job 14:12
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