Obligaciones y Derechos de los Clerigos

Según el derecho canónico contempla que la obligación principal del sacerdote consiste en su propia santificación, en la fraternidad sacerdotal encontrara caminos elegidos de expresión en el plano espiritual como es la dirección espiritual, la administración de los sacramentos, en especial el sacramento de la reconciliación, son medios sumamente poderosos para reforzar los vínculos fraternos. Por lo tanto los sacerdotes están llamados a formar y a guiar al pueblo de Dios.

Otro medio que el sacerdote  debe emplear ante todo en la tarea de la propia santificación del ministerio pastoral, alimenten su vida espiritual en la doble mesa de la sagrada Escritura y de la Eucaristía y a los diáconos que participen diariamente en el mismo ofrecimiento, así como la obligación de celebrar todos los días la liturgia de las horas según sus libros litúrgicos propios y aprobados, estar igualmente obligados a asistir a los retiros espirituales, hacer oración mental, por la que los presbíteros buscan y fervorosamente piden a Dios el espíritu de verdadera adoración se unan con Cristo, el acceder frecuentemente al sacramento de la penitencia y tengan la devoción  a la Santísima Virgen.

En el canon 277 contempla el celibato como un “don peculiar de Dios, mediante el cual los ministros sagrados pueden unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de Dios y de los hombres”. El magisterio de la Iglesia es constante en la afirmación de que el celibato, aunque no pertenezca a la esencia del sacerdocio como orden, forma parte de la razón de la consagración.

En relación con los diáconos permanentes no casados se encuentran sujetos a la norma de canon 277 exactamente de la misma manera que los presbíteros, también en aquello que establece el & 2. Los diáconos casados, en cambio, no se encuentran obligados a guardar la continencia y pueden proseguir con normalidad con su vida conyugal.

En el canon 278 se ocupa de las asociaciones de los clérigos destinados a favorecer la santidad de sus miembros, precisamente en el perfecto cumplimiento de los deberes ministeriales esenciales al sacerdocio. Y esas asociaciones son las que merecen, como advierte el Concilio

...