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Oracion De Alabanza


Enviado por   •  22 de Octubre de 2014  •  3.730 Palabras (15 Páginas)  •  427 Visitas

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2 Oración de alabanza

RENOVACIÓN DE LA ORACIÓN DE ALABANZA

La alabanza es la oración dominante en los grupos carismáticos. No tanto como un esfuerzo humano de renovación, sino, mucho más, como una manifestación espontánea del Espíritu, como un torrente que va brotando del corazón, como de una fuente. O como un clima, una atmósfera creada por el Espíritu. Realmente, el Espíritu Santo es un Espíritu de alabanza. Donde el Espíritu se manifiesta, la alabanza brota, embriaga, envuelve, crea clima y atmósfera. Basta recorrer la Biblia y constataremos que donde se han dado manifestaciones del Espíritu, la alabanza y la glorificación eran la explosión natural.

En Pentecostés, los ciento veinte apóstoles y discípulos "quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, según les concedía el Espíritu que hablasen", dejando a cinco mil judíos "atónitos, pues los oían proclamar en sus propias lenguas las maravillas de Dios" (Hch 2, 1-13).

En Pentecostés los paganos, en casa del centurión Cornelio, "estando Pedro para hablar, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que oían la santa palabra. Y los fieles que habían venido con Pedro se admiraban, viendo que el Espíritu se derramaba sobre los paganos, pues ellos los oían hablar en otras lenguas y glorificar a Dios" (Hch 10, 44-46).

María, madre del Señor, llena del Espíritu Santo, cantó la incomparable alabanza: "Mi alma glorifica al Señor" (el Magníficat), que todavía hoy rezamos o cantamos centenares de miles de veces, todos los días en todo el mundo.

Podríamos examinar, también, los personajes bíblicos: Simeón y Zacarías, descritos en Lc 1 y 2.

El mismo fenómeno de explosión de alabanza ocurre en nuestros días. Cuando el Espíritu se derrama, cuando el Espíritu se manifiesta, los corazones se inflaman y el mismo Espíritu los impele y mueve a la alabanza y glorificación de Dios.

Por tanto, la alabanza, en las reuniones de oración carismática, es más consecuencia de la acción del Espíritu Santo que empeño de la mente humana.

¿Qué es oración de alabanza? ¿Qué es alabar?

Alabar es elogiar. Es aplaudir. Es dar parabienes. Es hablar bien de alguien. Es engrandecer y exaltar.

Alabar es elogiar a Dios -Padre, Hijo, Espíritu Santo- por algún motivo verdadero, claro, evidente, consciente.

Alabar es aplaudir y dar parabienes a Dios por sus obras maravillosas, realizadas en el mundo, en los hombres, en nosotros, en ti. Al ver estas obras, quedamos admirados y nuestro corazón se manifiesta en el elogio.

Por ejemplo: veo a mis padres sentados, junticos, curtiendo su amor. Esta visión me lleva a alabar a Dios por los padres que tengo.

Dios, mi Padre querido, al mirar a papá y mamá que están sentados junticos, conversando, veo y admiro tu bondad. Tú los creaste maravillosos y llenos de tantas cualidades. Los enriqueciste con tantos dones y los conservaste en el bien. Y más, me los diste como mis padres. ¡Oh Dios, estoy tan contento con ellos! En esto veo, alabo y agradezco tu bondad. ¡No podrías haber sido mejor! ¡Eres realmente muy bueno! ¡Mereces mi alabanza y mi admiración! ¡Muchas gracias!

Un joven padre de familia, al mirar a su hijito, es llevado hacia Dios y lo alaba:

Padre, ¡qué bello es, perfecto, sabio e inteligente este hijito mío! ¡Qué hermoso! ¡Sé, Dios mío, que él es obra tuya! ¡Eres un artista creador! ¡Te alabo y te doy parabienes por esta obra maestra que hiciste: mi hijo! Te agradezco porque me has escogido como instrumento eficaz para que mi hijo pudiera existir. ¡Gracias porque él mi hijo! ¡Muchas gracias, Señor!

En estos dos ejemplos, puedes percibir que la alabanza es una manifestación del corazón admirado. La boca va transmitiendo esta admiración del corazón.

MOTIVOS PARA ALABAR A DIOS

Los mil motivos que tienes para alabar y glorificar a Dios pueden dividirse en tres grupos:

Primero, alabas a Dios por lo que Él es.

Segundo, alabas a Dios por lo que hizo y hace.

Tercero, alabas a Dios por lo que te hizo y hace.

Alabar a Dios por lo que es

Contemplando la persona de Dios, sus cualidades y sus atributos, admirado, haces su elogio. Al pensar en Dios, al contemplarlo, ¿qué percibes en Él? Percibes que es Dios. Alábalo, entonces, por ser Dios y no solamente una criatura. Es padre, salvador, santificador, único, poderoso, bueno, sabio, misericordioso, paciente, fiel, omnipresente, amante, amable, santo, bello, artista, providente, etc.

Puedes tomar cada uno de estos atributos y elogiarlo, engrandecerlo. Puedes tomar como tema de tu alabanza, por ejemplo, la bondad de Dios. Elogiarlo por ser bueno, porque concretamente tienes motivos para afirmar su bondad. Hablas, cantas, aplaudes su bondad. De esta manera, puedes tomar cada uno de sus atributos, cada una de sus cualidades que descubres, admiras y experimentas personalmente, y hacer de ellas tu motivo para elogiarlo, engrandecerlo, exaltarlo.

Alabar a Dios por lo que Él hizo y hace

Examina, mira, contempla las maravillosas obras de Dios y, encantado, haz el elogio bien merecido. Alábalo por toda la creación: el sol, la luna, el mar, los vientos, los árboles, los alimentos, la atmósfera, la gasolina, el asfalto, los metales, la luz eléctrica, la estufa de gas, los remedios, las piedras, todo... Todo cuanto ves, admiras y puedes conocer, vino y viene de la mano poderosa y bondadosa de Dios. Es bien fácil alabar a Dios por las maravillosas obras de sus manos sabias y todopoderosas. Ensaya hacerlo.

Alabar a Dios por lo que te ha hecho y hace

Mírate a ti mismo. Mira qué maravilla eres, y cuántas maravillas te ha hecho Dios. Alábalo. Puedes alabar a Dios por el don de la vida, por tu cuerpo, tu salud, tus ojos, tus oídos, tu sexo, tu corazón y tu corriente sanguínea, etc. Puedes alabarlo por tus padres, hermanos, hijos, marido o esposa, amigos. Puedes alabarlo por tus capacidades intelectuales, emocionales y físicas. En fin, por todo cuanto eres y posees.

Esta alabanza es la más fácil, pues te toca personalmente y está en tu experiencia de cada día.

De estos grupos de motivos, el más importante es el primero. Alabar a Dios por lo que Él es. Ciertamente, al principio, es la más difícil, si no has sido educado en tu vivencia religiosa para mirar hacia Dios, contemplarlo y admirarlo. Pero, a medida que crezcas en el conocimiento de Dios, en su amor y en su relación personal con él, más te impresionarán sus cualidades, y más sentirás el impulso a elogiarlo y admirarlo.

Sería bueno que te detuvieras aquí y entraras en oración de alabanza ejercitándote por más tiempo, varios días seguidos,

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